Después de un largo intervalo, continuamos con nuestra serie sobre la epístola dirigida a los gálatas. Hoy, en un pasaje bastante extenso, veremos cómo los falsos maestros atacaron no sólo al Evangelio, sino que de forma personal al apóstol Pablo en sí.
"10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. 11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; 14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 20 En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento. 21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, 22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; 23 solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. 24 Y glorificaban a Dios en mí.
1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer." Gálatas 1:10-2:10
Este pasaje lo iba a dividir en dos partes, pero al ser tan histórico y hablar tanto de lo mismo, me pareció bueno hacerlo todo junto. Como hemos visto en la introducción en la serie (que si no se la acuerdan le recomiendo que la repasen), las iglesias en el sur de Galacia, probablemente las que Pablo fundó en el primer viaje misionero, estaban siendo atacadas, al poco tiempo que el apóstol se fue, por personas que querían sumar la ley judía al cristianismo. Y con esto, no sólo estaban atacando al mensaje, sino al mensajero. En el capítulo anterior de la serie vimos cómo Pablo defiende el mensaje del Evangelio (aunque luego en la carta continuará defendiéndolo), y hoy veremos cómo se defiende a sí mismo. Ahora, hay que tener algo bien claro, no lo está haciendo por su reputación ni por su orgullo, sino por defender el mensaje que él predicaba: el Evangelio.
Desde el versículo 10 del primer capítulo vemos un resumen de lo que desarrollará después. Pablo dejará bien en claro que esto no lo está haciendo por fama ni para caer bien. En su pasado como Saulo (versículos 13-14) ya estaba bien posicionado, no le hacía falta nada, o bueno, casi nada, ya lo veremos. Pero en lugar de quedarse allí dejó todo ¿Por qué? Lo vemos en los versículos 15 y 16. Porque por gracia del Señor, se le reveló la verdad, Cristo se le apareció transformándolo, y ahora es un enviado suyo, su siervo (versículo 10). Esto es lo que le hacía falta. Acuérdense cómo se presenta Pablo en la carta también: como apóstol de Jesucristo, no de hombres. Como vimos en la introducción, apóstol significa enviado. Pero no había sido enviado por los hombres como un misionero, sino por Cristo mismo. Y con esto en mente desarrolla también el resto del capítulo, ya que no sólo no era enviado por hombres, sino que su mensaje tampoco era de hombres, sino de Cristo mismo.
Es hermoso cómo presenta su conversión, ya que habla de que Dios lo había separado para Él desde el vientre de su madre (versículo 16), mostrando también que no era por algo que el apóstol fuese o haya hecho, sino por gracia. Toda la vida de Pablo fue planeada por Dios para que llegue a este momento donde le estaba sirviendo. Así que sí, que Saulo haya consentido en la muerte de Esteban fue algo que Dios decretó que así pase. Cristo, cuando murió en la cruz, murió por el pecado de Saulo de consentir en la muerte de otro de sus escogidos. Es algo tremendo de pensar, pero es parte del gran plan de Dios por medio del cuál Él se glorifica.
Finalizando el capítulo 1, Pablo mostrará cómo lo que predicaba no fue algo que repetía de otras personas, sino que fue lo que Dios mismo le reveló. Para probar esto es que comenzará a hablar de todos sus viajes desde su conversión. Podríamos entrar en detalles, pero un poco ya lo hemos hablado cuando vimos la fecha de la carta en la introducción, así que no vamos a desarrollar eso por cuestiones de tiempo aunque sí tocaremos algunos puntos. Por ejemplo, es hermoso cómo Pablo comenzó a compartir del Evangelio por Damasco y toda la zona de alrededor (Arabia) momentos después de haberse convertido. Tengamos en cuenta que Pablo era erudito en la ley, había tenido la revelación de Cristo, había escuchado a Esteban, y probablemente, como un fariseo, lo haya visto en algún momento a Jesús en su ministerio ¿Por qué digo esto? Porque Pablo tenía preparación, y es buenísimo tener el corazón de convertirnos y querer compartirlo a todo el mundo, pero también debemos ser prudentes y prepararnos para presentar a Cristo cada vez más perfecto y hermoso por medio de Su Palabra.
Otro punto que destaco de estos versículos finales del capítulo 1 es cómo la imagen de Pablo no era conocida, pero su testimonio de cómo Cristo lo cambió sí. Allí vemos también que al apóstol no le interesaba la fama como atacaban los falsos maestros, sino mostrar a Cristo ¿El resultado? La gente glorificaba a Dios por semejante obra hecha de hacer a uno de los máximos perseguidores de la iglesia en ese momento, un siervo de Cristo.
En los primero versículos del capítulo 2 Pablo continuará demostrando por medio de la historia cómo su mensaje no es simplemente algo de los hombres. Tampoco lo veremos en punto por punto del trayecto pero sí creo que acá hay tres cosas a considerar:
- Pablo no repetía un mensaje de otros hombres sino lo que Cristo le reveló, lo que nos confronta hoy en día a tampoco simplemente repetir lo que escuchamos en prédicas, sino a estudiar la revelación de Dios.
- En ese momento no estaba el canon bíblico terminado, por lo que no podemos usar este pasaje para justificar una supuesta revelación dada hoy en día. Tenemos la más perfecta revelación de Dios en las Escrituras, cuyo autor es el Espíritu Santo. Viene de Dios, al igual que el mensaje de Pablo.
- A pesar de no ser un mensaje dado por los hombres, las otras autoridades de la iglesia concordaron que era bíblico lo que Pablo decía. Siempre que nos mantengamos centrados en la perfecta revelación de Dios, va a haber concordancia, al menos en lo principal como el Evangelio, entre sus siervos.
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