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Intencionalidad vs Diligencia

¿Cuál debe ser nuestra actitud en nuestra vida cristiana? La Biblia habla de diligencia, pero muchos hoy usan como sinónimo la palabra "intencional", cuando en realidad son muy distintas.

Blog 230: Intencionalidad vs Diligencia

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios" Efesios 5:15

Ya hemos hablado en un blog entero sobre la intencionalidad pero vamos a repasar algunos conceptos. La intencionalidad es un término que surge de la filosofía de la mente, por lo cuál el origen del mismo es ya bastante ateo. Pero, claramente, en el ámbito de la iglesia esto no se sabe. La intencionalidad, como la palabra misma lo refiere, marca que hay una intención en hacer algo. Entre los cristianos se escucha mucho "Tenés que ser intencional en obedecer a Dios", "Tenés que ser intencional en leer la Biblia" o, ya aplicándolo al versículo que leímos de Efesios "Tenés que ser intencional en andar de una manera sabia". Y en estas cosas, hay un gran problema, y es que si el imperativo fuese la intencionalidad y no la diligencia, significaría que cada una de esas cosas pueden surgir de nosotros, ya que deberíamos tener la intención de hacerlo.

Sería raro que la Biblia nos ordenase a que salga de nosotros todas estas cosas buenas cuando en realidad, una y otra vez, nos dice que de nosotros no sale nada bueno (Romanos capítulos 3 y 7). En lo único que el ser humano puede ser intencional es en pecar, ya que es lo único que radica en nosotros. Nuestra intención siempre tenderá hacia lo malo. Y ahora, en Cristo, seguimos teniendo eso en nosotros pero también tenemos al Espíritu Santo. Acá es cuando viene la lucha que hay dentro nuestro de la cual habla Gálatas 5:17 cuando dice: "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis." O también el pasaje que nombramos antes de Romanos 7.

Todo lo malo de nosotros, procede de nosotros, pero todo lo bueno, procede de Cristo en nosotros. Con esto en mente, nuestra intención siempre va desde nuestro ser humano, por lo cuál nunca la intencionalidad será buena. Si pudiese salir algo bueno por medio de la misma, entonces la obra de Cristo no haría tanta falta, y el Espíritu y la carne no se opondrían tanto como plantea Gálatas. La intencionalidad es contraria al Evangelio ya que dice que por tu propia intención, de vos mismo, por tus fuerzas puedes andar como Cristo anduvo. Cuando en realidad, el mensaje central siempre ha sido que no podemos, y necesitamos a Cristo todos los días y a esto es a lo que apunta la diligencia.

El término diligencia, desde su etimología en latín, habla de cuidado, ser cuidadoso. La definición del español habla de eso pero también de ser pronto, de agilidad. Y la palabra que se usa en el griego original de la Biblia ("akribéstatos") habla de ser rigurosos. Así que más o menos en todos los sentidos habla de lo mismo, se refiere a estar totalmente atento, prestar mucha atención. Muchas veces en la Biblia se la utiliza relacionada con el servicio como una forma de decir que el mismo debe ser detallista, cuidándonos para hacerlo de la mejor manera posible, dando todo de nosotros. Volviendo a nuestro versículo de Efesios que leímos antes, Pablo anima a los creyentes a ver cuidadosamente su manera de vivir, esa es la diligencia que debemos tener. Pero una vez vista nuestra manera de vivir ¿Qué es lo que debemos hacer?¿Para qué sirve esa diligencia?¡Para guiarnos a Cristo! No para guiarnos a nosotros mismos.

El apóstol viene hablando de la manera de vivir pero miren cómo cierra la sección donde vemos este versículo "14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. 15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. 18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo."

El versículo 14 nos dice que es Cristo el que nos alumbra, el que nos guía en el medio de todo. El 17 nos anima a verle a Él. Y los versículos 19 y 20 simplemente nos llevan en adoración a Él. Nuestra diligencia es para ver cuánto nos falta en nuestra manera de vivir (por eso las exhortaciones en el medio de todo el discurso de Pablo) y así, no concentrarnos en nosotros siendo intencionales, sino ir a Cristo en adoración y ruego para que Él nos transforme. La diligencia en nuestras vidas, el ser cuidadosos con nuestro andar, no es para otra cosa más que para ver aún más nuestra dependencia en nuestro Señor, no para creer que podemos en nuestras fuerzas.

Entonces, por un lado tenemos la intencionalidad que jamás es mencionada en la Biblia y que nos dice que pueden proceder cosas buenas de nosotros, que nos invita a hacer las cosas en nuestras fuerzas. Y por el otro lado tenemos a la diligencia de la cual habla la Biblia, que nos invita a ser cuidadosos en ver nuestro andar, pero para así poder ver nuestra incapacidad e ir una y otra vez a Cristo. Una desplaza todo lo que dice el Evangelio, y la otra nos lleva al Evangelio... Usted me dirá cuál piensa que es la bíblica. Es por todo lo que acabamos de describir, que estas dos palabras no pueden ser puestas como sinónimos. Si somos bíblicos vamos a ser diligentes, no intencionales, en nuestro andar cristiano, lo cuál no nos llevará a una vida de libertinaje, para nada, sino que nos llevará día tras día a poner nuestros ojos en Cristo.

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