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La intencionalidad NO es bíblica

Últimamente vengo escuchando mucho la frase "tenés que ser intencional en esto o lo otro" dentro del mundo cristiano. Y esto es un problema ya que no es para nada bíblico. Hoy veremos justamente el por qué.

Blog 193: La intencionalidad NO es bíblica

"Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." Filipenses 2:12-13

Antes de comenzar a adentrarnos en la Palabra para ver qué es lo que nos dice al respecto tenemos que saber bien a qué se refiere el término intencionalidad o intencional. El concepto de intencionalidad surge en realidad de la filosofía de la mente, hablando de que es justamente un estado de la mente hacia ciertas situaciones. En sí, esta palabra connota un montón de cosas filosóficas totalmente ateas que van en contra de la Biblia. Pero entiendo que en el mundo cristiano no se lo utiliza en ese sentido. Si bien podría directamente atacar el concepto por ese lado, porque sí, esta palabra viene de un contexto totalmente antibíblico, no me parece que sería justo ya que los cristianos que utilizan esta palabra no tienen ni idea del trasfondo que tiene. Pero igualmente me parecía bueno aclarar el origen para que se vea de entrada que no viene de un ambiente bíblico, sino todo lo contrario.

Como sí se utiliza esta palabra es más dirigido hacia la intención de uno, cómo una persona tiende y se dispone a hacer ciertas cosas, tiende a un objetivo (lo cual es la definición, y si busca sin trasfondo también es cómo los filósofos de la mente definen a la intencionalidad, sin hablar de todo lo que engloban con eso). Ahora, que no se utilice el concepto original de intencionalidad, sino que se le dé una definición más tranquila y acorde a la intención no significa que sea bíblico. De hecho, eso que hablamos sobre cómo lo utilizan los cristianos como la tendencia y disposición hacia un objetivo tampoco es bíblico. Decir "tenés que ser intencional en obedecer", "tenés que ser intencional en leer la Biblia" son ideas que dejan de lado totalmente a la Palabra ¿Por qué? Empecemos.

En el versículo de Filipenses 2 que leímos antes, si leemos el versículo 12 solamente entonces sí podríamos estar de acuerdo con la intencionalidad, pero si leemos el versículo 13 ya cambia. Al principio podemos ver que Dios efectivamente nos llama a ocuparnos, a esforzarnos en nuestra vida cristiana, eso es imposible de negar. Pero luego vemos que eso es producido por Dios, no sale de nosotros, y ese es el principal problema que tiene la intencionalidad. Este falso concepto desplaza a Dios. Y sí, sé que suena fuerte, pero es la realidad y déjenme explicarlo. Si nosotros decimos que leemos nuestra Biblia porque fuimos intencionales en hacerlo, entonces fuimos nosotros mismos los que nos dispusimos a hacerlo. Si yo obedezco a Dios porque fui intencional en hacerlo, entonces esa obediencia fue, como dice la definición, porque yo pude disponerme a hacerlo ¿Ves? En la intencionalidad el ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor sale de nosotros mismos, nosotros fuimos los que fueron intencionales en hacerlo ¿Dónde está Dios produciendo el querer como el hacer?¿Donde está el versículo 13 en la intencionalidad? Si tu intención podía ser obedecer ¿Entonces para qué tiene Dios obrar en ti produciendo un nuevo querer y hacer? Vos no sos obediente porque fuiste intencional, sos obediente porque Dios lo produce en vos.

La intencionalidad es el decisionismo aplicado a la vida cristiana en lugar de a la conversión ¿Cómo es esto? El decisionismo dice que vos elegiste a Dios, basa la conversión de la gente en una decisión que la persona tomó por seguir a Cristo. Con esto desplazan el hecho de que Dios es el que produce el arrepentimiento en nosotros, no viene de nosotros mismos (2° Corintios 7:10 y 2° Timoteo 2:25), desplazan que la fe es una gracia (Efesios 2:8-9) y que Cristo es el autor de la misma (Hebreos 12:2). Ponen lo que se ve en alto (la decisión) sin darle importancia a lo que no se ve que está pasando por detrás (Dios regenerando a la persona dándole un arrepentimiento y mostrándole la belleza de Cristo). La intencionalidad es lo mismo, ve sólo la parte del esfuerzo humano sin contemplar todo el trabajo que Dios hace en el corazón de una persona antes de eso. Si te convertiste no fue por una decisión tuya, porque fuiste intencional en creer, sino que fue porque Dios obró en vos. De la misma forma, si obedeces, si te esfuerzas, si eres diligente con las cosas del Señor, no es porque fuiste intencional en hacerlo, sino que es porque Dios obró en vos ¿Ahora sí me crees cuando te digo que la intencionalidad desplaza a Dios?

Sigamos igualmente viendo más cosas en la Palabra que refutan este pensamiento tan mundano, antibíblico, peligroso y que desplaza a Dios. Leamos Romanos 7:18-24 "18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado." Como hijos de Dios, al haber visto la obra que Cristo hizo por nosotros queremos agradarle (Le amamos porque Él nos amó primero, 1° Juan 4:19). Sin embargo, como dijo Pablo en estos versículos, no podemos poner por obra aquello que queremos, seguimos pecando. Tenemos una lucha, al igual que el apóstol, donde queremos agradar a Dios, pero nuestra naturaleza pecaminosa tiende al pecado. Es irónico porque este cuerpo de muerte que describe el apóstol, que todos tenemos y del cual seremos librados finalmente en la glorificación, sí es intencional, tiende a un objetivo, pero el objetivo de este cuerpo caído es el pecado.

Si hay algo de intencionalidad dentro nuestro es intencionalidad por el pecado. Si fuese tan fácil no pecar como decir que hay que ser intencionales en no hacerlo ¿Por qué entonces Pedro, habiendo sido advertido, sabiendo lo que iba a hacer, no fue intencional en no negar a Cristo? Y si, Jesús le dijo a varias personas "Vete y no peques más", pero esto bajo ningún aspecto significaba que ahora iban a poder ser intencionales y no pecar nunca más. Esas personas, si bien no tenemos registro, les puedo garantizar al 100% que volvieron a pecar en algo. Pero hay una diferencia, ahora saben que ese pecado ofende a la persona que los salvó, ese era el objetivo del mandamiento del Señor, hacer ver que el pecado le ofende y que entonces por amor (causado por el amor que Él primero nos mostró) no querer ir en contra de Él. Esto es lo mismo que le pasaba a Pablo en Romanos 7. El apóstol, al ver la obra que Cristo hizo por él quiere agradarle, al igual que nosotros, pero no nos es posible en este cuerpo de muerte.

Es una lucha constante y agresiva, pero no es una lucha que se gana esforzándose siendo intencional en ganarla porque eso es imposible. Si fuese posible entonces ¿para qué necesitamos la cruz? Y no hablo de necesitarla en un primer momento para la redención, sino para nuestro día a día. La intencionalidad trata de dejar inútil a la cruz para el creyente haciéndole creer que puede en sus fuerzas. Sin embargo, esta guerra es muy diferente a las otras, porque no se gana creyéndonos fuertes, sino todo lo contrario, viendo nuestra debilidad, lo poderoso que es Dios y yendo a Él día tras día, así como lo hizo el apóstol Pablo en el versículo 25 al terminar de ver su lucha (y si vamos al caso todo el plan de redención que cuenta admirado en el capítulo 8 también viene de esto).

En conclusión, la intencionalidad atenta contra el Evangelio mismo intentándole dar un poder al creyente cuando la Biblia nos llama a ver nuestra debilidad y bastarnos en la gracia de Dios (2° Corintios 12:9). No solo el pensamiento de ser intencionales viene de un pensamiento filosófico totalmente ateo, sino que abiertamente se opone a la enseñanza de la Palabra. Sé que es lindo creer que podemos simplemente esforzarnos y no pecar, pero Dios nos llama a algo aún más lindo (y a la vez más difícil): ver nuestra debilidad y vivir en dependencia a Él. La vida cristiana no es una vida de forzarnos a cumplir con las cosas, no es una vida de ser intencional, sino que es una vida donde cada vez conocemos más de nuestro Salvador y nos enamoramos más, lo cual impacta en nuestra vida. Si no tenés ganas de leer la Biblia tu problema no está en si lo hacés o no, sino en que no querés, no hallas el deleite suficiente en Dios para hacerlo, para conocerle más. Por más intencional que seas en forzarte a leerla, eso no va a cambiar el verdadero problema. Necesitas enamorarte más de Dios. Esto aplica a absolutamente toda nuestra vida, no sólo a leer la Biblia. Necesitas ese querer y hacer que viene de Dios, no forzarte a hacerlo. Porque en realidad eso es simplemente cambio de conducta, no de corazón, el cual sólo Dios lo puede cambiar por medio de Su Evangelio que necesitamos recordar día tras día. Si crees que tu intencionalidad puede cambiar tu corazón, directamente te olvidaste del Evangelio. Así de peligroso es este pensamiento. Vuelve al Evangelio, vuelve a ver tu debilidad, vuélvete a gozar en lo poderoso que es Dios, en depender de Él, ESA es la vida cristiana. Eso es a lo que nos llama la Biblia. No a forzarnos a actuar, a ser intencionales, sino a enamorarnos cada vez más de Dios.

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