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Los problemas de creer que colaboramos en nuestra santificación

Es un pensamiento muy común decir que nuestras obras colaboran con nuestra santificación y, si bien es algo de carácter secundario, decir esto implica algunos problemas que quiero detallar hoy.

Blog 203: Los problemas de creer que colaboramos en nuestra santificación

Ya hemos hablado con respecto al monergismo en un blog. En el mismo hablamos de cómo es Dios el que nos regenera, santifica y glorificará (Romanos 8:29-30). Hoy vamos a hablar de la contracara. Y no, no hablo del quietismo el cual lleva el monergismo a un extremo tal que llega a ser o místico o liberal. Sino que hablo del sinergismo. Este dice que el cristiano colabora con Dios en su proceso de santificación. Utilizan la obediencia, el cumplir con los imperativos, y la intencionalidad de uno para que estos sean los que determinan el crecimiento del cristiano. Si bien podría refutar directamente esta doctrina (la cual está totalmente apegada al pietismo que vimos la semana pasada), creo que la mejor forma sería ver lo que conlleva afirmar que colaboramos en nuestra santificación. Por eso, veamos 7 problemas que este pensamiento trae y que no se alinean con la Palabra de Dios.

1. NO TE HACE VER TAN PECADOR: Decir que nuestras obras colaboran con nuestra santificación es dejar de ver nuestra incapacidad. Quizás sólo somos el apóstol Pablo (Romanos 7) y yo que vemos que no podemos en este cuerpo de muerte y los que afirman esta doctrina están en otro nivel de santidad en el que sí pueden producir esa clase de obras. Pero lo que vemos es que todas nuestras obras están teñidas de pecado y necesitamos de la justicia de Cristo. Nosotros no tenemos justicia, la carne sigue en nosotros, nuestra justicia no es nuestra, sino que es la de Cristo que nos cubre ante el Padre. Afirmar que colaboramos en nuestra santificación es decir que efectivamente tenemos algo de justicia por nuestra cuenta. En cambio vemos que no es así, necesitamos que absolutamente todas nuestras obras estén cubiertas por la sangre y justicia de Cristo. Aún nuestra obediencia es imperfecta, y obediencia imperfecta es lo mismo que no obedecer según el estándar de Dios, por eso nadie se puede salvar a sí mismo. Por ende, aún nuestra obediencia misma necesita estar cubierta por la justicia de nuestro Salvador.

2. MENOSPRECIA LA CRUZ PARA EL YA CONVERTIDO: Al dejar de ver nuestra incapacidad entonces ¿Para qué necesitamos la cruz todos los días? Si total ahora yo puedo producir obras dignas para santificarme. Si ahora tengo la más mínima capacidad para santificarme, entonces ya no necesito gracia, sino que me concentro en mis obras y listo. Pero no es así, sino que justamente mientras más veo mi incapacidad, que mencionamos en el punto anterior, es que más voy a ir corriendo a Cristo todos los días en dependencia a Él. Ver mi incapacidad no es sólo en el momento de la salvación, es algo que debo recordar todo el tiempo, porque entre más pecador me veo más me puedo admirar de la gracia.

3. INVIERTE LOS ROLES: Decir que colaboramos invierte los roles de la obediencia y la santificación. Filipenses 2:12-13 deja bien en claro que Dios es el que obra y luego, como una consecuencia de lo que Él produce, es que vamos a trabajar con temor y temblor. Nuestra obediencia es la prueba externa de que Dios está trabajando en nosotros, es la consecuencia de la santificación, no la causa. Al igual que el arrepentimiento y la fe (que Dios produce) son la consecuencia de que Dios nos hizo nacer de nuevo, no la causa, lo mismo pasa con la obediencia y la santificación. Esto también implica otra cosa, y es que Dios al que justifica, santifica, y al estar siendo santificados el creyente va a obedecer (en esa forma imperfecta que vimos antes). No es que el cristiano DEBE obedecer para santificarse, sino que el cristiano VA a obedecer porque Dios lo está santificando. De vuelta, de forma imperfecta y a veces fluctuando, con altos y bajos como el apóstol Pedro que un día estaba recibiendo por parte de Dios que Jesús era el Cristo (Mateo 16:15-17) y al día siguiente estaba siendo reprendido por Jesús por ser usado por el diablo (Mateo 16:23). Por eso bajo ningún aspecto nos debemos apoyar en nuestra obediencia imperfecta para asegurarnos de nuestra salvación, sino sólo en Cristo, lo cual nos lleva al siguiente punto.

4. PONE CARGAS AL CREYENTE: Al final los que dicen que colaboramos en nuestra santificación hacen lo mismo que hacen otras doctrinas con el bautismo del Espíritu Santo, que es desesperar a las personas porque no ven cambios. Se centran en las personas, en el cambio externo y si la persona se ve como lo pecadora que es, si se ve como se veía Pablo en Romanos 7, entonces terminará en desesperación. Pablo en Romanos 7:24 clamó para ser librado de este cuerpo de muerte, esa es la desesperación, pero luego vio a Cristo y agradeció al Padre por Él (versículo 25). En lugar de desesperarnos podemos confiar en que Dios está en control y que el que comenzó la buena obra en nosotros la terminará (Filipenses 1:6). En lugar de traer gracia y descanso, el sinergismo trae ley y obras, lo cual es irónico porque Jesús mismo llamó a descansar en Él a los que estaban cansados por tanta ley (Mateo 11:28). También es por esto que en las iglesias que sostienen esta postura suele haber tanta gente con dudas de su salvación, porque se centran en las obras, y como dijo Lutero "Me miré a mí mismo y vi imposible salvarme. Miré a Jesús y vi imposible perderme."

5. NO CREEN EN LA SOBERANÍA DE DIOS DE FORMA COMPLETA: Si yo colaboro entonces eso significa que también depende de mí, por lo cual algo se le está escapando de las manos a Dios. Él es Soberano sobre TODO (es un atributo, con lo cual está en su máxima expresión, teología básica), esto incluye mi santificación y aún mi pecado (sin ser el autor del mismo claramente). Nada se escapa de Su mano, en última instancia absolutamente TODO depende de Él. Esta doctrina lo pone a Dios de tal forma que si yo no obedezco, entonces Él tiene las manos atadas para santificarme. Esto también es el resultado de lo que hablamos en el punto 3 sobre poner a la obediencia como la causa y no la consecuencia.

6. LE QUITA GLORIA A DIOS: No es lo mismo si toda la santificación y todas nuestras obras son fruto del obrar de Dios en nosotros, que si nosotros colaboramos. Si nuestro obrar, si nuestra intencionalidad, aporta algo para luego nosotros santificarnos, entonces no sería 100% de Dios (de vuelta, al igual que con la salvación). En este caso algo de la gloria también podría ser nuestra, ya que colaboramos. Pero el Señor mismo dice que Él no la comparte (Isaías 42:8). Si con una postura Dios se lleva más la gloria que con la otra, usted dígame cuál piensa que es la Bíblica.

7. ES EL PUNTO DE VISTA ARMINIANO: Los arminianos creen que nosotros colaboramos en nuestra salvación al creer y arrepentirnos, no ven el obrar de Dios detrás de eso. Y lo mismo creen en la santificación. Fíjense el paralelismo. Estos hermanos "reformados" (y lo pongo entre comillas porque en la santificación se ponen en papel de arminianos) que andan diciendo que colaboramos en nuestra santificación con nuestro obrar no están viendo tampoco el obrar de Dios detrás del mismo. Y si lo ven, entonces no colaboramos porque ¿Cómo va a ser colaborar si es algo que lo inició Él en nosotros? Calvino mismo dice: "La doctrina perpetua de las Escrituras se opone a esta noción delirante: porque testifica claramente que Dios forma en nosotros los sentimientos correctos y que Él los hace efectivos. Testifica también que todo nuestro progreso y perseverancia provienen de Dios."

Y antes de terminar quiero aclarar algo. Sé que a veces da miedo decir que nuestra santificación no depende de nosotros por temor a que eso nos lleve a un quietismo o libertinaje, pero no es así. Como dije las obras en el creyente están, tenemos una responsabilidad así como en la salvación, y debemos buscarlas. Pero si lo hacemos es porque Él lo produjo en nosotros, porque Él está continuando la obra y no PARA que Él la continúe, sino que Él ya lo está haciendo. Todo en esta vida es para darle gloria a Él, y eso incluye cada una de nuestras obras y de nuestro crecimiento. De vuelta, esto no quita la responsabilidad del hombre de obedecer, porque eso le da la gloria a Él cuando la cumplimos, ya que el hacerlo es el resultado externo de que efectivamente Él está obrando en nosotros. Nuestras obras son para darle a Él más gloria por trabajar en nosotros, por hacernos crecer.

Mismo en las prédicas en cuanto a la santificación se nota esto. Las prédicas que hablan de colaborar se centran en nuestro obrar, ya que podemos hacer algo para santificarnos. El centro entonces es el cristiano incentivando a que obedezca para hacerse crecer (ni siquiera es obedecer para dar gloria a Dios o por amor a Él, Cristo quedó en segundo plano). Pero las prédicas que ven que la santificación es 100% de Dios se centran en lo incapaces que somos pero lo grande y lleno de gracia que es nuestro Dios dándole la gloria a Él por todo y llevando a maravillarnos aún más de nuestro Señor. Y si les suena esto es porque es parte del Evangelio, es el Evangelio (el hecho de que somos pecadores y necesitamos de nuestro Salvador) aplicado en la santificación y en el día a día del creyente, algo lo cual el sinergismo no hace ni aplica.

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