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El Monergismo

¿Qué tanto es Dios obrando y qué tanto vale nuestro obrar? Eso es lo que estaremos hablando hoy.

Blog 196: El monergismo

"Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?" Romanos 9:19-21

Hoy tenía otro tema para hablar, pero un amigo me hizo una pregunta el otro día sobre el monergismo que me dejó pensando. Por eso me pareció bueno hablar de este tema y explayarlo lo máximo posible. Entonces comencemos por ver la definición de monergismo. La palabra proviene del griego monos, uno y ergon, obra, acción, logro. Esto es una referencia a una acción entre dos partes. En el caso del monergismo, es sólo una de esas partes la que actúa para lograr el objetivo. El sinergismo por otra parte es cuando ambas partes actúan en conjunto para lograr ese objetivo. Volviendo al monergismo, la parte que actúa es Dios. Pero ¿Hasta qué punto llega esto?¿Qué pasa con el hombre, la otra parte? Y sobre todo ¿qué nos dice la Biblia al respecto?

Por lo general, este concepto, se lo asocia solamente a la salvación, aunque no todos lo hacen. Hay personas que creen que también la salvación es sinergista. Afirman que fue una decisión nuestra el elegir a Dios, que nosotros creemos y nos arrepentimos lo cual hace que la salvación que Cristo obtuvo en la cruz se aplique a nosotros. De esta forma, el hombre actúa en la salvación, según los sinergistas, junto con Dios. Pero hay unos cuantos factores que no están teniendo en cuenta. Primero es el hecho de que es Dios el que nos predestina para salvación. Y esto no habla de que antes de la fundación del mundo Él ya sabía que nosotros lo íbamos a elegir, sino habla deliberadamente de una elección de Su parte. El versículo que vimos antes de Romanos es el más claro, nosotros no somos quién, es Él quien hace la obra, quien nos elige a algunos sí y a otros no por gracia (no porque alguien lo merezca), y no tenemos derecho en lo absoluto de quejarnos (para una comprensión mayor les recomiendo leer todo el capítulo 9 de Romanos). El segundo factor es que tanto mi fe como mi arrepentimiento me son dados por Dios (Efesios 2:8-9 y 2° Corintios 7:10 respectivamente). Por lo que si ellos no son obra nuestra, sino de Dios que nos lo concede por gracia, al fin y al cabo no hay actuar nuestro. Si bien parece como que nosotros fuimos los que decidimos en un primer momento, fue Dios quien lo produjo, por lo tanto es monergista, es una sola parte la que actúa y hace que la otra actúe.

Ahora, que sea una sola parte actuando (Dios) no quita la responsabilidad humana. Dios nos manda a arrepentirnos y creer, es nuestra responsabilidad, pero detrás de ello, cuando lo hacemos, es Él quien actúa ¿Cómo entra esto en comunión? No lo sabemos, pero vemos las dos cosas en la Biblia. Vemos, como vimos antes, que Dios es el que produce todo, pero que el ser humano también tiene una responsabilidad ¿Dónde vemos esta responsabilidad? En Juan 3:18 dice "El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios." Si no cumplimos con nuestra responsabilidad de arrepentirnos y creer somos condenados, pero si cumplimos es porque Dios lo produjo en nosotros, de esta forma la gloria se la lleva sólo Él (les recomiendo leer la serie sobre los 5 puntos del calvinismo para profundizar en esto). Vemos entonces que el sinergismo no ve el obrar de Dios por detrás de nuestras decisiones y accionar, pero también vemos que el monergismo bíblico tampoco niega la responsabilidad humana, por más de que esta no sea el factor que actúa para la salvación. Este último concepto es crucial. Veremos en el resto del blog que el monergismo bíblico no se aplica sólo a la salvación, sino a absolutamente todo. No son dos en conjunto, una acción es consecuencia de la primera, la de Dios.

Ya hemos visto en el blog sobre la santificación, que recomiendo que lean para profundizar, cómo el monergismo se aplica a la misma, pero hagamos un repaso. El pasaje más claro para hablar de esto es Filipenses 2:12-13 "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." En el versículo 12 se nos manda a ocuparnos, a trabajar, esta es la responsabilidad humana. Pero el versículo 13 nos muestra que detrás de eso está Dios obrando produciendo en nosotros el querer como el hacer. No es que mi obediencia causa mi santificación, sino que es al revés, mi santificación que Dios va produciendo es la que causa mi obediencia. El obedecer es un fruto del trabajo, no solo de salvación sino de santificación progresiva, del Señor en el creyente. Al igual que con la salvación, si bien la responsabilidad humana está, en última instancia es Dios el que obra por detrás de todo. A simple vista puede parecer sinergista, porque parece como si fuese yo el que obedezco, al igual que en la salvación parece que soy yo el que me arrepiento. En realidad es Dios el que obra en nosotros produciendo eso, entonces en última instancia la santificación también es monergista.

Pero hay un concepto más del cual no hablamos donde también entra el monergismo, y este concepto es absolutamente todo. Si, todo, absolutamente todo es monergista ¿Cómo es esto? Comenzamos con el pasaje de Romanos 9 sobre quiénes somos nosotros para decir algo sobre la elección de Dios en la salvación. Pero Él no sólo es Soberano en la salvación, sino que lo es en absolutamente todo. No sólo predestinó nuestra salvación sino que hizo así con todo, como por ejemplo con nuestras obras mismas (Efesios 2:10). La Soberanía de Dios es total. Isaías 46:9-11 dice "Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré." Dios hace todo lo que Él quiere (Salmos 135:6) con quien Él quiere ("Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace según Su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga Su mano, y le diga: ¿Qué haces?" Daniel 4:35)

Dios no sólo es Soberano y puede hacer lo que Él quiere, sino que Él usa Su soberanía y determina, ordena absolutamente todo. Veamos la base bíblica:
  • Isaías 14:24 "Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado"
  • Lamentaciones 3:37-38 "¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?"
  • Hechos 2:23 hablando de cómo Dios designó que Jesús muera por nosotros "a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole"
Quizás con este ejemplo de cómo Dios ordenó la crucifixión es donde más claro se ve. Él no sólo ordenó la muerte, sino todo cuanto iba a pasar allí. "Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera." Hechos 4:27-28. Lo que este versículo nos dice es que Herodes y Pilato habían sido ordenados por Dios para que hagan todo lo que hicieron. Y esto obviamente sin ser Dios el autor del pecado (Santiago 1:13-14). Con Judas también lo vemos. Él había sido predestinado para traicionar a Jesús y de esa exacta forma, por eso estaba profetizado (Zacarías 11:12-13 y Salmos 41:9). Es como vimos hasta ahora con la salvación y la santificación, Dios designa las cosas, las decreta mismo desde antes de la fundación del mundo, es Soberano por sobre absolutamente todo, pero eso no quita la responsabilidad humana, el ser humano sigue siendo responsable de su pecado, por más de que Dios sea Soberano por sobre el mismo.

Hemos hablado hace muchos años ya, sobre cómo no existe el libre albedrío (blog que también les recomiendo que lean). Si creemos en eso, y si creemos en la completa Soberanía de Dios, en que Él decreta absolutamente todo lo que ocurre y nada escapa de Su mano, entonces llegaremos si o si a que todo en esta vida, en este universo, es monergista. Es Dios quien actúa sobre absolutamente todo, quien está detrás de cada acción, quien ordena el bien y el mal sin ser el autor del mismo, quien preparó de antemano todas nuestras obras. Pero que todo sea monergista JAMÁS implica que la responsabilidad humana queda descartada. Si en la salvación la responsabilidad humana no es descartada ¿por qué pensaríamos que en el resto de situaciones sí? Somos responsables por nuestro pecado, somos responsables de nuestras acciones (buenas o malas) así como somos responsables de arrepentirnos y creer para salvación. Pero detrás de absolutamente TODO está Dios, eso es el monergismo.

De vuelta, con nuestra mente finita no podemos entender cómo funciona, pero negarlo, no sólo es estar en desacuerdo con todo lo que vimos que dice Su Palabra, sino que es minimizar Su Soberanía, minimizar Su obrar, minimizar Sus decretos. En última instancia, todo es monergista, Dios está detrás de todo, lo cual hace que le podamos dar gloria a Él por absolutamente todo lo que pasa y no compartir la gloria como lo busca hacer el sinergismo, quizás no de una forma intencional, pero que Dios mismo dice que Él no lo hace, no la comparte (Isaías 42:8). Mientras más veamos que Dios es el que actúa, de vuelta, sin eliminar la responsabilidad humana, más podremos maravillarnos de Él y que nuestra vida sea impactada día tras día por Su grandeza. Esa es la hermosura del monergismo.

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