Ponemos una pausa a nuestra serie sobre Gálatas para hablar sobre aquello que celebramos en estas fechas, la Navidad, y cómo vemos al Evangelio en la misma.
Antes de comenzar, si usted nos sigue habrá notado que he estado muchos meses ausentes. Esto no es porque el blog vaya a terminar, solamente que soy profesor en dos universidades y estoy con mucho trabajo, llegando a trabajar a veces 16 horas por día. Sumando el ministerio en mi iglesia local, más muchas mudanzas que tuve este año, realmente no tenía tiempo como para estudiar, escribir, grabar y editar el podcast. Por lo que tuve que poner una pausa. Ahora ya estoy de vacaciones de dos de mis trabajos, por lo que mínimamente hasta fines de febrero mi idea es volver y después ver cómo sigue todo. Pero si este blog lo está leyendo en otro momento que no sea el 2024, entonces no habrá notado que estuve meses sin subir contenido. Ahora sí, comencemos.
Ya hemos hablado el año pasado sobre la importancia de la Navidad ya que fue en ese punto de la historia donde comenzaría la vida perfecta, que cumplió toda la Ley, y que hoy en día se nos es imputada al creer en el Evangelio. Si no han leído ese blog se los recomiendo (click aquí). Y si bien esto es pieza fundamental de cómo vemos al Evangelio en la Navidad, no siendo estas buenas noticias simplemente la muerte y resurrección de Cristo, sino Su encarnación y vida en la tierra, creo que a veces no medimos la grandeza de lo que ha sido esto. Acompáñenme a leer Filipenses 2:6-8
"El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz."
Sí, lo sé, no es un pasaje el cuál se lo suele relacionar con la Navidad. En estas fechas solemos hablar de las profecías de Isaías, o cómo se ve el nacimiento de Cristo en los evangelios según Mateo o Lucas. Pero la realidad es que creo que este pasaje es uno donde más se nos muestra lo enorme que fue la Navidad. Aquí vemos cómo Dios se encarnó, se hizo hombre, pero muchas veces no dimensionamos lo que esto significa. Traten de imaginarse, aunque es imposible para nuestras mentes finitas, haber estado toda la eternidad siendo totalmente Omnipotente, Eterno, Infinito, Omnipresente, etcétera y, si bien Cristo seguía siendo todo esto porque seguía siendo Dios, limitarse a un cuerpo humano.
Pero acá no termina la cosa, no sólo se hizo humano, sino que se hizo siervo, se humilló hasta niveles que no nos podemos imaginar. El Creador de todo el universo no solamente se encarnó, sino que literalmente se humilló, no sólo nació pobre, no sólo nació en un pesebre. Imagínense al Dios Todopoderoso en la forma de un bebé que tiene que depender totalmente de sus padres humanos, que tiene que usar pañales. Imagínense el rey y general más grandioso que haya vivido, y que de repente, siendo plenamente consciente, sea un bebé que se hace encima. Es totalmente humillante.
La Navidad para nosotros es algo hermoso, allí vemos a nuestro Salvador ejecutando Su plan para salvarnos. Pero para Cristo, les aseguro que no fue nada lindo, fue algo humillante. Aún así Pablo dice que lo hizo igual, no tuvo ningún problema ¿Por qué? Primero por amor al Padre. La redención del hombre fue el plan de Dios para revelarse, manifestar Su gloria. Es por eso que en el versículo 8 dice que se hizo obediente. El Hijo amó más al Padre que a sí mismo, por eso se humilló. Este amor nos debe impactar a diario. Sin embargo, hay otro amor que podemos ver allí que también proviene de Dios, pero ahora está dirigido hacia nosotros. Toda esa humillación, Dios siendo un bebé en pañales yendo al baño encima, mismo la humillación recibida en la cruz fue, en segundo lugar, por amor hacia esas personas que escogió desde antes de la fundación del mundo, hacia vos y hacia mí.
La gran mayoría de veces no dimensionamos lo que es la Navidad, lo que significó para Dios mismo. Es algo mucho más grande de lo que podemos imaginar, ya que no podemos ni llegar a dimensionar lo humillante que fue para Cristo. Pero aún así, es algo totalmente hermoso. En ella vemos cuán grande es el amor del Hijo hacia con el Padre, y cuán grande amor tienen ellos para con nosotros. Ese día comenzó la vida perfecta que hoy tenemos en nuestra cuenta por la fe dada por gracia. El Padre nos mira y ve la vida sin pecado del Hijo que comenzó allí en el pesebre. Pero esa encarnación, esa vida, costó y mucho. No sólo la cruz fue costosa, sino que para el ser Creador, el pesebre también lo fue. Y aún así Él lo hizo todo por amor. Este es el Evangelio en la Navidad.
Sé que en estas fechas quizás es más fácil recordarlo, pero esto es algo que debe impactar nuestras vidas a diario. Porque ¿cómo no estar maravillado ante tal sacrificio por amor? Que estas Navidades podamos tomar fuerzas para comenzar a recordar de este glorioso Evangelio cada día. Celebra la Navidad pensando en cuán glorioso es este hecho en la historia, cuán grande es el amor de Dios, cuán enorme ha sido el sacrificio de Cristo por nosotros. Es algo hermoso y espero sinceramente que junto conmigo, hayan podido maravillarse aún más de nuestro Salvador al reflexionar en estas grandiosas verdades sobre la Navidad.
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