En Septiembre del 2019 saqué un blog que se llama "Hacedores y no solamente oidores". Hace un tiempo lo volví a ver y me di cuenta de varios errores que tuve y, si bien fue uno de los primeros blogs que saqué, me parecía importante aclarar las cosas.
En ese momento los blogs eran mucho más cortos, y allí intenté analizar un pasaje tan profundo como lo es Santiago 1:22-25. La epístola de Santiago es quizás una de las más complejas de entender. Es una carta que se debe interpretar bien a la luz del resto de la Escritura. Hasta a Lutero mismo le costaba entenderla a tal punto de querer sacarla del canon bíblico por "legalista". Sin embargo sabemos que esto no es así. En el 2019 hace poco que había salido de una iglesia de la prosperidad, y la realidad es que cuando el Señor nos abre los ojos ante esas cosas, nos tendemos a ir al otro extremo. Es por eso que ante la teología liberal que tiene esa iglesia de la que salí, uno suele irse al otro extremo de querer contrarrestarla con ley, y no con el Evangelio que es lo que realmente transforma el corazón. Y no, no es una excusa esto, porque si ya de por sí soy crítico con este tema, habiendo yo mismo hablado de eso, acá vengo a, como diríamos en Argentina, darme con un palo a mí mismo, o a mi yo de ese tiempo por lo menos.
El blog comenzaba hablando sobre cómo muchas veces leemos la Biblia, o hasta la estudiamos, pero luego que la cerramos es como si nada y no aplicamos nada de aquello que vimos. Con esto, con este énfasis en la aplicación (que ya veremos más adelante en realidad de qué habla el pasaje) lo que estaba haciendo era literalmente desplazar al Evangelio, se pone un énfasis mayor en los imperativos que en los indicativos del Evangelio, por lo cual pido disculpas. Hasta en un punto llegué a decir "Un verdadero cristiano va a la Biblia porque busca cambiar, parecerse cada vez más a Cristo." Es literalmente nefasta esta frase. Hermanos, en serio que cuando leí eso que puse no pude creer lo que había dicho. Estaba poniéndonos a nosotros como el centro de la Biblia en lugar de ponerlo a Cristo. Si eso fuese así entonces iríamos a la Biblia centrados en nosotros en lugar de ir para conocer más a nuestro Salvador y que el centro aún de nuestra lectura sea Él. Es una diferencia abismal. Esas son las consecuencias de enfatizar los imperativos por sobre los indicativos, predicar ley (imperativos) para contrarrestar el liberalismo en lugar de predicar el Evangelio (indicativos), lo que Cristo hizo, hace y continuará haciendo.
La consecuencia de todo esto es "exhortar" a las personas a producir un cambio por ellas mismas. Se le llega a poner una carga enorme porque "tenés que cambiar". Se les pone una mochila imposible de llevar, porque lo que transforma nuestro corazón no es nuestra intencionalidad en leer y aplicar la Biblia, sino que es el Evangelio. Pero para ver más en profundidad mi error y resaltar la verdad completa, leamos el pasaje de Santiago 1:22-25 "22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace."
Como dije antes, este es un pasaje complicado, y para eso es que debemos también analizar el contexto. Santiago viene hablando de las pruebas que estaban pasando sus lectores, animándolos en medio de la persecución. Luego habla de las tentaciones por las cuales pasan y el pecado, y en contraposición a esto en los versículos 16-18 les dice que no se equivoquen, que mientras lo malo se produce en nosotros, lo bueno viene exclusivamente de Dios y nos hizo nacer de nuevo para disfrutar de aquello. Es clave esta porción porque allí vemos como hay pinceladas del Evangelio aún en el medio de la exhortación. El versículo 19, que es donde realmente empieza esta exhortación, comienza con un "Por esto" ¿A qué se refiere? Al nuevo nacimiento que menciona justo antes en el versículo 18. Como dije antes, nuestro motivador para ir a la Biblia no debe ser nuestro propio crecimiento, sino Cristo, y eso es lo que vemos aquí. Es el Evangelio y recordar el mismo lo que nos debe mover, lo que nos debe llevar a oír la palabra y lo que nos lleva también a tener el dominio propio del que hablan los versículos 20 y 21, no es por nosotros, sino que es al recordar el Evangelio que sí actúa en nosotros. Una aclaración que hice en ese blog y que sí está bien es que en ese tiempo se oía la Biblia más que leerla ya que no habían copias que podían tener en sus casas, la Palabra se leía en las reuniones que tenían, en la congragación.
Ahora que tenemos un claro entendimiento del contexto, analicemos el pasaje. El versículo 22 no lo podemos interpretar solo, por algo Santiago pone una ilustración para explicarlo mejor. Esta ilustración del espejo se puede interpretar de una forma u otra según el concepto que tenemos de la Biblia misma. Si pensamos, como tristemente dije en ese blog, que la Biblia es para nosotros, para nuestro crecimiento, entonces lo que vamos a ver reflejado es lo que "deberíamos ser", y entonces nos daremos latigazos en la espalda para poder aplicarlo a nuestras vidas y ser de esa forma. Sin embargo, el que ve a la Biblia como lo que es realmente (la revelación de Dios por medio del plan de redención del hombre) ve lo que ella realmente muestra de nosotros: que somos pecadores. En el espejo de la Palabra, en el Evangelio mismo, lo que vemos es nuestra condición y nuestra incapacidad. La Ley y los imperativos nos muestran eso, por eso nos conducen a Cristo.
Entonces, el que simplemente es oidor ve su condición al leer la Palabra, pero luego se olvida y se apoya en su justicia propia. Pero el que es hacedor, recuerda constantemente, persevera en el pensamiento de lo que nos muestra la Ley, que no podemos, que somos incapaces, y en consecuencia natural actúa ¿Cómo actúa? Buscando más de Dios, yendo a lo que Él hizo por nosotros, viendo el Evangelio completo. Entre más vemos nuestra condición día tras día, más desesperados y en dependencia iremos ante Dios. Y es por eso que somos bienaventurados, porque nos apoyamos en Él.
1° Juan 5:3 dice "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos." Lo que hacemos al predicar una obligación por aplicar todo lo que leemos es hacer que los mandamientos sean una carga, poner en las espaldas de las personas la Ley, cuando Cristo fue el que la cumplió por nosotros y ella está puesta para guiarme a Él. Los mandamientos no son gravosos porque justamente vienen de considerar nuestra condición y el Evangelio, de no olvidarnos del mismo. En el momento en que somos oidores olvidadizos de esto, es cuando se vuelven gravosos, porque nos apoyamos en nuestra propia justicia, no en la de Cristo imputada en nosotros. Dejamos de ver cómo todas las dádivas vienen de Dios (recuerden el contexto de los versículos anteriores) y pensamos que las podemos forzar nosotros siendo intencionales en aplicar la Biblia, descartando así el motivador principal y aquello que es lo que realmente nos transforma: El Evangelio.
Si usted me ha leído en el último tiempo, sabe que estoy totalmente en contra de poner una carga en las personas que la Biblia no pone. De predicar los imperativos (mandamientos) sin que sean los indicativos el motor para los mismos, y que a su vez estos imperativos están para vivir en dependencia a Dios al ser incapaces de llegar al estándar de Cristo. Pero tristemente me di cuenta que con ese blog puse una carga por aplicar cosas con una vara muy alta. Y si no se tiene el contexto indicado, y no se ve todo a la luz de la gracia del Evangelio, vamos a estar predicando Ley camuflada de aplicación. Por esto es que sinceramente les pido perdón y que ojalá si alguno se sintió con cargas allá por el 2019 con ese blog, hoy pueda recordar el Evangelio y ser impulsado en su vida por el mismo y no por su vana intencionalidad, no por un intento propio de aplicar, sino por la obra del Señor en nosotros. Espero que con esta corrección de aquel blog, hoy podamos sacar nuestra mirada de nosotros mismos, de nuestra justicia, y poner nuestros ojos en Cristo.
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