Continuamos con nuestro estudio sobre la salvación, este hermoso plan que Dios ideó para salvar al hombre y así revelarse para manifestar Su gloria. La semana pasada vimos lo que hizo Cristo en la cruz, la expiación. Hoy veremos una consecuencia inmediata de ese sacrificio: la propiciación.
"A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasados." Romanos 3:25
Recapitulando un poco lo que venimos hablando en esta serie sobre la salvación, vimos en un primer momento que es un plan que Dios ideó antes de crear absolutamente todo para revelar y manifestar Su gloria. Ya desde ese momento Él predestinó (escogió antes de la fundación del mundo Efesios 1:4) aquellas personas que salvaría de la condenación por el pecado sin siquiera haberlas creado y sin siquiera haber transcurrido la caída. Avanzando en el tiempo vimos que el pecado del hombre en el Antiguo Testamento era cubierto por medio de sacrificios, a esto se lo llamaba expiación. Sin embargo, en la cruz Dios ofreció el más perfecto de los sacrificios (su Hijo) y no sólo cubrió, sino que también limpió, eliminó de la cuenta. De esta forma todos nuestros pecados se transfirieron a la cuenta de Cristo y Él pagó por ellos con Su sangre (lo cual era lo que la Ley demandaba a cambio), a esto le conocemos como la imputación.
Y con esto, una pregunta que puede surgir es la siguiente: ¿No era más fácil directamente eliminar los pecados, no tenerlos en cuenta y listo? En otras palabras hacer lo que hizo la expiación de Cristo pero sin el sacrificio. Déjenme preguntarle otra cosa ¿para qué es la salvación?¿para que el hombre no se vaya al infierno? Bueno, esa es una pequeña parte, si nos quedamos con eso nos estamos perdiendo de mucho. Como venimos diciendo el plan de salvación Dios lo ideó para manifestarse, para dar a conocer cada uno de sus atributos. Si Él simplemente eliminaba el pecado de los que predestinó, entonces hubiese sido injusto, porque nadie pagó por esos pecados, mientras que los inconversos sí pagarían por sus pecados por toda la eternidad en el infierno. Justamente cómo dice el versículo que leímos antes, Su Justicia se manifiesta en haber pagado con Su sangre el perdón de los pecados.
Ante esto surge otra pregunta y es que si Él era injusto si a algunos les eliminaba el pecado sin Cristo pagar por ellos y a otros no, ¿por qué no eliminaba el de todos y listo? Así no sería injusto, ¿no? Bueno en realidad sí sería injusto, y muchísimo peor, porque sería injusto no contra algunos seres humanos, sino contra sí mismo. Romanos 1:18 nos habla sobre cómo el pecado provoca la ira de Dios. Y sí, sé que hoy en día la ira de Dios es un concepto que se ha dejado de lado en muchos círculos cristianos, pero no la podemos ignorar. La ira de Dios no es algo simplemente del Antiguo Testamento, Él no cambia (con esto vemos otro atributo manifestado en la salvación: la inmutabilidad). En Juan 3:36 nos habla que la ira de Dios está sobre los que no creen en Él, y eso es algo que se sostiene hasta hoy en día. El pecado causa la ira de Dios, y si tu pecado no ha sido eliminado por medio de la expiación de Cristo, entonces esa ira está sobre ti.
Ese versículo de Juan nos habla de una diferencia entre los que creen y los que no, pero ¿por qué se da esa diferencia con respecto a la ira de Dios? Justamente eso es la propiciación. La propiciación se define como aplacar la ira de Dios ¿Qué significa aplacar? Apaciguar, calmar. Dios ha sido grande en misericordia y lento para la ira con nosotros (Salmos 103:8), pero ese cambio no fue gratuito. Cristo, por medio de Su sacrificio calmó la ira de Dios que recaía sobre nosotros. La Justicia de Dios se ve manifestada en la salvación en que esa ira no se calmó sobre el creyente porque sí, sino que fue porque justamente Cristo fue propicio por nosotros. Él tomó toda la ira de Dios que debería haber caído sobre nosotros y con eso logró que ya no estemos bajo esa ira.
Cristo siendo propicio por los escogidos de Dios es la máxima manifestación de la Justicia de Dios que jamás se haya visto. Y quizás para nosotros es algo abstracto, pero déjenme ponerlo de esta forma. Una persona que no ha creído en el sacrificio de Cristo deberá pagar en el máximo lugar de tormento (el infierno) sus pecados, y como jamás lo terminará de pagar, entonces estará allí para toda la eternidad. Bueno, eso es sólo una persona, Cristo tomó la paga de todos los cristianos a lo largo de la historia y los pagó en un solo momento. La ira de Dios que debería haber caído por toda la eternidad sobre nosotros, cayó toda sobre Cristo en la cruz. Así de grande es la propiciación, todo eso tuvo que tomar para poder apaciguar la ira de Dios sobre nosotros. Esta, creo yo, es una de las más grandes razones para estar agradecidos al Señor. La obra de la salvación para manifestar sus atributos es algo simplemente abismal, y Él quiso que seamos beneficiarios de la misma ¿Cómo no vivir agradecidos? Entre más nos adentremos en este plan, más podremos apreciar la salvación tan grande que Él obtuvo para nosotros y más viviremos impactados por la misma. Estudiar y reflexionar en la salvación, ver lo grande que fue la propiciación, es algo que nunca debemos olvidar, es lo que realmente transforma nuestras vidas. Vivimos impactados por la obra más grande que ha existido y que va a existir hecha por Cristo mismo.
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