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¿Exalto demasiado la gracia?

Si hablamos de la gracia en cuanto a la justificación, creo que todos vamos a coincidir en que jamás habrá demasiada gracia, ya que Dios salva al más vil de los pecadores. Ahora, cuando hablamos de santificación esta perspectiva a veces cambia y se le puede llegar a tener miedo a la gracia. Veamos esto en más profundidad.

Blog 206: ¿Exalto demasiado la gracia?

"Porque de Su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo." Juan 1:16-17

Cuando hablamos de la gracia en cuanto a la justificación solemos afirmar que no hay pecado que el Señor no perdone. Ahí sí que levantamos la bandera de gracia sobre gracia. Lo afirmamos, lo proclamamos, amén a la hermosa, enorme y soberana gracia de Dios sobre nuestras vidas. Sin embargo, cuando hablamos de la gracia enfocada a lo que es la santificación surgen los miedos. El principal de estos miedos es que al resaltar tanto la gracia se pueda tender al liberalismo o antinomianismo. Voy a ser bastante firme con lo que voy a decir a continuación: Si le tenés miedo a que la gracia te lleve a una vida como la del mundo, entonces no entendiste la gracia bíblica en lo absoluto.

La definición más conocida de gracia y la que todos tenemos en nuestra mente (aunque sea mucho más que simplemente esto) es que la gracia es un regalo inmerecido. Ahora, las personas que tienen este miedo se están concentrando en la parte del regalo pero se están olvidando de algo muy importante que conlleva ese "inmerecido", esto es nuestro pecado. El concepto bíblico de la gracia en sí contiene dentro que éramos enemigos de Dios, pecadores que le daban la espalda, y que a pesar de eso Dios nos justifica. Cuando esto lo aplicamos a la santificación el resultado es que yo no hago nada MERECEDOR para ser más santo. Mis obras siguen siendo imperfectas ante los ojos de Dios, mi obediencia no es perfecta, por lo tanto no es obediencia. Es el mismo estándar en cuanto a la obediencia a la Ley para la justificación, el estándar no cambia, es el de Cristo. Pero hay una diferencia, ahora estamos revestidos de Cristo, lo cual hace que esas obras y esa obediencia sea aceptada, no por nosotros y lo que hicimos, sino por Él que nos vistió con Su Justicia. Es así que la misma gracia que se aplica en nuestra justificación, se aplica día tras día en nuestra santificación. Yo no hago nada para ser más santo, pero igualmente Él me va santificando, no por mí, sino por Cristo.

Fíjense el pasaje de Juan 1 que leímos antes. Primero que cuando dice "tomamos", ese verbo está en voz pasiva, así que, según A. T. Robertson, la traducción sería "recibimos". Pero también habla de que esta palabra está en un concepto más amplio, significando que no es solamente en un primer momento sino que es todo el tiempo que recibimos gracia sobre gracia. Fíjense que cuando habla de la Ley habla en tiempo pasado, pero sobre la gracia es un presente continuo (esto es que empieza en un momento y continúa). Seguimos necesitando y recibiendo gracia todos los días porque seguimos sin hacer cosas que merezcan el favor o crecimiento que da Dios.

Si tenemos presente esto, que somos inmerecedores ¿cuál será nuestra respuesta?¿Vivir como el mundo total Él me sigue mostrando gracia?¿O una vida de gratitud hacia esa gracia demostrada? Si pensas que la respuesta puede ser la primera, entonces seguís sin ver bien lo que es la gracia, porque la única respuesta que puede haber ante tal regalo inmerecido es gratitud y que eso impacte en tu vida. Eso es exactamente lo que dice la gracia irresistible (el cuarto punto del calvinismo). Por lo que si un llamado "calvinista" cree que una respuesta de la gracia puede ser vivir como el mundo, no está creyendo realmente el cuarto punto, tal como hablamos en un blog anterior sobre calvinistas actuales de 4 puntos. Si vamos a la Biblia esto es exactamente lo mismo que nos dijo Jesús con la parábola de los dos deudores en Lucas 7:41-43 "Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y Él le dijo: Rectamente has juzgado." O también esto es algo que defiende Pablo en Romanos 6.

Jamás se puede exaltar demasiado la gracia sino que la gracia es lo que va a ir cambiando mi corazón, lo que impactará en mi vida de tal forma que viva agradecido, consecuente a esos quinientos denarios que se me perdonaron. La realidad es que todo este miedo que se tiene por la gracia viene por contraposición a las iglesias de la prosperidad, o modernas donde se dice que hablan de la gracia como excusa para pecar. Pero en muchos casos esto en realidad es un mito, no utilizan la gracia. Antes de conocer la sana doctrina iba a una iglesia de este estilo, donde habían juegos de luces, música secular en las reuniones de jóvenes que eran el plan de la noche para no ir a bailar, había rap en la alabanza de la reunión principal, y lo peor de todo: el evangelio era simplemente "Dios te ama". Pero tanto en esa iglesia como en todo ese círculo que conocía bien, jamás se escuchaba de la gracia ¿Por qué? Porque la gracia te está diciendo "Vos no merecés algo", lo cual es todo lo contrario a este evangelio de "Dios te ama" que te trata de buenito, de merecedor del regalo de Dios ya que ni mencionan el pecado. No les conviene hablar de la gracia. Si hablan del amor de Dios de una forma que este es sin santidad ni justicia ¿Pero de la gracia? No, porque el concepto en sí es contrario a lo que enseñan. Por lo cual no debería haber una contraposición, deberíamos estar simplemente enseñando la gracia bíblica. Y si se tiene un concepto bíblico de la gracia, antes que miedo, esta debería llevarnos a clamar por más gracia sobre gracia.

Si le tenemos miedo a que la gracia nos lleve al libertinaje o al antinomianismo, entonces nuestra vida no es una vida en agradecimiento ante ese regalo inmerecido. Por lo cual aquello que nos mueve a vivir distinto del mundo no es la obra de Cristo día tras día en un pecador como nosotros. Y si eso no es lo que nos impulsa, entonces sólo queda otra cosa: la Ley. El problema de eso es que no fuimos hechos para cumplirla, hay Uno solo que es el cumplimiento de la Ley y ese es Cristo (Romanos 10:4). Al ser imposible de que la cumplamos, o caeremos en la desesperación, o nos engañaremos a nosotros mismos creyendo que la estamos cumpliendo, creyendo que nuestra obediencia es total para vivir en santidad, haciendo que no nos veamos tan pecadores, tan inmerecedores y en consecuencia no apreciando el regalo, la gracia. Si en este blog se habla mucho de la gracia y la santificación es justamente porque debemos dejar de tenerle miedo y pedir gracia sobre gracia. Esta es la única manera en que nuestra vida será realmente impactada en gratitud por Su obra día tras día. La gracia en la santificación es Dios mostrándonos día tras día aquello que nos mostró en el Evangelio. Y si nos maravilló en aquel primer momento cuando nos convertimos ¿Cómo no maravillarnos día tras día de la gracia preciosa que nos sigue demostrando a inmerecedores como nosotros?¿Cómo no hablar todo el tiempo de la misma? Si entendemos realmente nuestra posición delante de Dios, que nuestra obediencia no es total, no alcanza y necesitamos la Justicia imputada de Cristo, entonces entenderemos que nuestra vida es únicamente gracia sobre gracia.

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