Estamos en Septiembre, considerado el mes de la Biblia, y es por esto que hoy nos vamos a sumergir un poco en lo que es la misma.
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." 2° Timoteo 3:16-17
"Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo." 2° Pedro 1:20-21
Para empezar veamos lo básico, y es lo que estos dos versículos hablan: los dos hacen referencia acerca de la inspiración de las Escrituras. Es a partir de aquí que podemos decir que la Biblia es la Palabra de Dios (Algo que también podemos apreciar muy bien a lo largo del Salmo 119). Si bien la Biblia tuvo cerca de 40 autores humanos a lo largo de 1600 años de historia, estos versículos nos hablan de que tiene además un único autor que es el Espíritu de Dios. Es impresionante porque la Biblia misma se podría decir que es un tipo de Cristo. Al igual que Él es 100% humano y 100% Dios, la Biblia, o los autores de la misma más bien, es 100% humana (escrita por estas 40 personas) y 100% divina (escrita por el Espíritu Santo).
La palabra inspiración habla de un soplo, fue el Espíritu quien guiaba como un viento a un barco de vela a los autores humanos. Dios fue 100% Soberano también en la escritura de su Palabra, ya que no sólo guió a los autores (sin ser estos como robots o estar escribiendo algo que se les dicta, sino más bien guiados, por eso se nota la esencia de cada uno), sino que también guió las circunstancias en las que cada uno escribió su porción. Creo que el ejemplo más claro es con David y sus Salmos, cómo Dios orquestó toda su vida para que David pasase por diferentes situaciones y escribiese acorde a eso la Palabra de Dios guiado, tanto en circunstancias como en las palabras, por el Espíritu. Imagínense si David no hubiese sido perseguido por Saúl, muchos Salmos no los tendríamos.
El tema de que la Biblia sea la Palabra de Dios por definición quizás puede parecer un concepto abstracto o difícil de entender. Es por eso que para comprenderlo mejor es que debemos ver de qué se trata. Un pensamiento muy popular hoy en día es decir que la Biblia es un manual de instrucciones. Es aquello que Dios nos dejó para saber cómo debemos vivir, y el versículo de 2° Timoteo 3:16-17 parece dar a entender eso. Pero no, nada más alejado de la realidad. Primero que si ese es el fin, entonces nos estaríamos haciendo a nosotros el fin de la Biblia. Segundo es que se están olvidando de una palabra clave en aquel versículo de 2° Timoteo y es la palabra "útil". Ese versículo no dice que la Biblia es para enseñarnos, corregirnos y todo eso, de vuelta, eso nos haría el centro. Sino que dice que sirve para eso, es una utilidad que se le puede dar, y una super importante ya que eso sirve (como dice el versículo 17) para hacernos crecer en santidad. Pero bajo ningún aspecto no está diciendo el fin de toda la Escritura es ese, que esa corrección para el hombre es de lo que trata la Biblia ¿Puede ser usada como un manual para nuestra vida? Si, pero ese no es el objetivo, no se trata de eso, la Palabra de Dios no se trata de vos. Si la Biblia fuese un manual para la vida, entonces se estaría tratando de nosotros ¡Qué centrados en nosotros estaríamos si afirmásemos eso! Es algo totalmente egocéntrico.
Entonces, si la Biblia no se trata de nosotros y el versículo de 2° Timoteo 3:16 no nos da una respuesta ¿De qué trata? Bueno veamoslo dicho por Cristo mismo en Juan 5:39: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí." Aquí vemos una situación muy parecida a la actual, los fariseos también veían a las Escrituras como un manual de instrucciones donde iban a hallar la forma de conducirse (en este caso para la salvación, hoy en día se lo cree para santificación). Ante esto es que Cristo les dice que no, que estudien más porque se están perdiendo el foco de las mismas. Las Escrituras no hablan de nosotros, hablan de Cristo, de Él se trata la Biblia (Hebreos 10:7 también menciona esto).
Decir que la Biblia es la Palabra de Dios es decir que es la Revelación de Dios. El objetivo del Antiguo Testamento era preparar el camino para Cristo, los Evangelios nos muestran la vida de Cristo, Hechos nos muestra la instauración por parte de Dios de la iglesia de Cristo, las epístolas nos muestran a Cristo obrando en Su iglesia, y Apocalipsis nos muestra la consumación de la revelación de Cristo. Mismo Apocalipsis comienza diciendo en el primer versículo que es "La revelación de Jesucristo". El fin último de la Biblia es revelarnos a Cristo, Él es el centro.
Veamos un poco de los principios de la teología propia en esto ¿En dónde se revelan los atributos de Dios en su máxima expresión? Si han leído nuestra serie sobre los atributos de Dios sabrán que esto es en el Evangelio. El fin del Evangelio también es revelarse a sí mismo y si vemos la Biblia como la historia que nos cuenta toda la redención del hombre desde su creación hasta el final de los tiempos, entonces vemos que toda esa historia que es el Evangelio tiene el mismo fin: revelar a Dios. La Biblia nos muestra a Dios en su máxima expresión revelado por medio de la historia de redención del hombre, pero el objetivo principal no es la salvación del hombre (eso nos haría a nosotros el centro), sino que es la revelación del Salvador.
Ahora, que Cristo sea el fin mismo de la Biblia no quita lo que dice 2° Timoteo 3:16, que la Biblia pueda ser usada "para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia". Pero recordemos también lo que vimos en el blog pasado acerca de la suficiencia del Evangelio. El evangelio es suficiente para todo esto que menciona el versículo de Timoteo, y es justamente por medio del Evangelio que creceremos, que seremos corregidos. No por nada las epístolas siempre tienen la parte teológica al principio mostrándonos a Cristo, el Evangelio, y luego viene la parte práctica, pero fundamentada en el mismo Evangelio, con el mismo como motor para lo práctico. Es como venimos hablando hace varios blogs, es por medio de ver a Cristo, de ver el Evangelio, que seremos transformados. Pablo le está insistiendo a Timoteo que siga predicando las Escrituras (de las cuales el centro es Cristo), porque es sólo a través de maravillarnos del Evangelio, de Su impacto en nuestros corazones, que nuestras vidas serán transformadas. Y si bien la Biblia habla de aspectos prácticos para nosotros, el fin de los mismos es revelar la voluntad de Dios, no simplemente ser una guía para nosotros. Por lo tanto el centro sigue siendo la revelación de Dios. Nosotros somos simples beneficiarios del plan (la redención del hombre) que utiliza Dios para revelarse, y eso es lo que vemos en la Palabra misma.
Es a partir de saber qué es la Biblia (la revelación de Dios) y de qué trata (Cristo) que nuestra aproximación a la misma será diferente. Ya no vamos a la Biblia centrados en nosotros, no vamos para saber cómo ser una mejor versión de mí (y esto lo digo también haciendo referencia de una versión más santa de nosotros, no necesariamente una mejor versión como lo ponen falsos maestros como Joel Osteen), sino que vamos para conocer más de nuestro Salvador, y es a partir de conocerle que somos enseñados, redargüidos, corregidos e instruidos en justicia. Pero igualmente esa enseñanza para nuestra vida tampoco es nuestro objetivo principal, sino que nuestro objetivo principal será conocerle (Juan 17:3), enamorarnos, maravillarnos de Él. No vamos a la Biblia en búsqueda de nuestra santidad, vamos en búsqueda de Él. Y es enamorarnos más de Él lo que Dios usará para hacernos Él más santos. Toda nuestra vida será guiada no por un manual, sino por resultado de verlo a Él cada vez más por medio de Su revelación: La Biblia. Es por esto que entender qué es la Palabra y de qué habla es tan crucial. No sólo porque nos marcará en qué nos debemos concentrar al leerla y nos da una gran pauta de cómo y a la luz de qué interpretarla, sino porque también nos saca del centro y lo pone a Él llevándose toda la gloria por medio de Su revelación: la Biblia.
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