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¿Por qué me cuesta leer la Biblia?

El que diga que nunca le pasa, estoy seguro que está mintiendo. Muchas veces nos cuesta leer la Biblia, y pueden haber un montón de razones, pero creo que hay una central y es lo que vamos a estar hablando hoy. Así que si te pones mal por no haber leído tu Biblia, este capítulo es para vos.

Blog 225: ¿Por qué me cuesta leer la Biblia?

"¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación." Salmo 119:97

Este versículo creo que quizás es uno de los más conocidos de la Biblia. Es hermosa la actitud que tenía el salmista con respecto a la Palabra de Dios. El capítulo más largo de la Biblia es un Salmo donde el autor adora a Dios por Su Palabra. Y acá ya empiezo con las distinciones, el Salmo 119 adora al Dios de la Palabra, no a la Palabra en sí, la Biblia no es Dios, sino que es lo que Él quiso revelarnos sobre sí. Ciertamente este versículo deja el estándar muy alto para nosotros. Es algo a lo que queremos llegar, sin duda, pero luego vemos en nuestra vida y no tenemos ese mismo corazón.

¿A cuántos les gustaría tener la fuerza suficiente para estar todo el día meditando en la Biblia? Creo que a todos. Pero ¿por qué no lo hacemos? Acá es cuando viene el conflicto. Muchos, para intentar llegar a este estándar, lo hacen por medio de disciplinarse. Apartan un tiempo todos los días y se obligan a leer. Y acá está el problema. El leer la Biblia ¿es una obligación? O para pensar en la antítesis, no leer la Biblia un día ¿está mal?¿o es que en realidad no nos conviene? Y es una línea muy delgada, lo sé, pero hay una diferencia. Hace unos días hice una encuesta en mi instagram personal para ver qué pensaba la gente. El 88% votó que no es que está mal, sino que no conviene y es que es así. Para empezar, si estuviese mal tenemos un problema con los primeros 1500 años de historia de la iglesia ya que antes de la invención de la imprenta los cristianos sólo podían escuchar la Biblia (ni siquiera leerla por ellos mismos) cuando iban a la iglesia. O mismo hoy en día hay cristianos que están siendo perseguidos que no pueden poseer una Biblia, o personas analfabetas que no pueden leer (sin contar que hoy en día por lo menos existe la Biblia en audio). Todas estas personas no pueden leer la Biblia todos los días, pero eso no significa que no puedan tener el mismo corazón que el salmista.

Leer la Biblia todos los días no es una obligación, sino un privilegio que tenemos, por eso es un medio de gracia. De aquí es que también surge que no es que está mal, sino que no nos conviene. Y en cualquier de los casos no es bueno no hacerlo. Pero ¿por qué no conviene? Fíjese el versículo que leímos al principio, dice que medita en ella. En el mundo actual estamos saturados de cosas, muchas de las cuales nos alejan la mirada de nuestro Dios y la pone o en nosotros o en las cosas del mundo mismo. Al meditar durante el día en la revelación de Dios, lo que nos ayuda eso es a justamente no desviar la mirada, sino tenerlo presente. En el momento en que dejamos de meditar en Dios es cuando nuestra mirada se comienza a desviar, porque somos así, tenemos a la carne viviendo en nosotros. Ahora, esto, traducido a la lectura de la Biblia se ve reflejado de la siguiente manera: Entre más seguido leamos la Palabra, más cosas para meditar vamos a tener en nuestra mente y más se irá renovando ese conocimiento en el cual reflexionamos. 

El problema principal entonces pasa por cómo vemos a la lectura de la Palabra y nuestra motivación al respecto. Si vemos como que está mal no leerla un día, entonces nuestra motivación será la culpa, o el hacer cosas buenas. Pero aún así, muchas veces, aunque veamos como que no es conveniente no leerla, para nada, terminamos cayendo en un error parecido. El sentido de obligación, de "si no la leo voy a tener un mal día", o aún de duda de la salvación si no la leo por un tiempo (cosa que es apoyarse en las obras, verse a uno mismo antes que a Cristo y Su salvación), todas estas cosas nos llevan también a una motivación errónea. Mismo en las iglesias está muy instaurado esto. Las personas se mueren de vergüenza por no haber leído la Biblia y prefieren ocultarlo. Y al que lo dice, automáticamente le caen todas las miradas dudando de su salvación. Esto es porque se ha estado motivando a la lectura desde la culpa y el miedo.

Si una persona lucha con su tiempo de lectura, debería sentirse cómodo entre los hermanos para contarlo y que ellos lo ayuden. En lugar de eso se siente un ambiente totalmente tenso, donde es mejor guardarlo para que no piensen mal de mí. Que sí, también está mal enfocarse en lo que otros piensan, pero esas miradas juzgadoras es lo peor que puede haber en una iglesia. Y no, con esto no estoy dando excusas para no leer la Biblia, para nada, no me mal entienda. Pero de vuelta, es un privilegio y es lo mejor que puedes hacer. Entre más conozcas a tu Salvador por medio de Su revelación, más impactará eso en tu vida, más te enamorarás de Él. Y aquí es cuando viene la correcta motivación.

Hemos hablado sobre la segunda frase del versículo que leímos antes, pero ¿qué hay de la primera? Si analizamos bien, veremos que el meditar todo el día en la Palabra es motivado por el amor que el salmista tenía por ella. Eso es lo que nos falta, amor ¿Y por qué nos falta amor? Primero porque muchas veces vemos a la Biblia como si fuese un manual de instrucciones, esto hace que yo vaya a la misma con la intención de buscar cosas para mejorar, para estar bien, o para ser "un mejor cristiano", todo centrado en mí. Segundo, que como dije antes, no vemos el privilegio que tenemos de tener una Biblia en nuestras manos y poder leerla cuando queramos. Pero tercero, que está ligado también con los puntos anteriores, no vemos a la Biblia como lo que realmente es: La revelación de Dios por medio del plan de salvación del hombre ¿Por qué amaba tanto el salmista la Palabra? Recuerda que él está adorando al Dios de la Palabra, y es por eso que la ama, porque en ella encuentra principalmente al Dios de su salvación. Y en ese momento sólo tenían el pentateuco. Imagínense ahora, cuánto más nos tendríamos que enamorar de Su Palabra teniendo la revelación completa, el canon terminado.

El obligarte a leer la Biblia quizás te cambia los hábitos, si, pero la obligación jamás cambiará tu corazón. A menudo llamamos a nuestro tiempo de lectura nuestro "devocional". Esta palabra viene de "devoción", lo cual el diccionario lo pone como "Práctica piadosa no obligatoria". Y es que no lo hacemos porque sea obligatorio, el salmista no lo hacía por eso, lo hacemos por el amor que le tenemos a nuestro Salvador y porque allí le conocemos más. El problema no está en que no lo haces, hay algo antes de eso. El problema está en que no tienes ganas de hacerlo. No es la acción externa lo que importa al final de cuentas, sino la motivación y lo que sale de uno (Isaías 1:11).

Para contestar a la pregunta del título entonces ¿Por qué cuesta leer la Biblia? Porque nos falta enamorarnos más de Dios. Que tu motivación jamás sea la obligación, ni la culpa, ni el miedo, ni la iglesia, ni nada así. Eso sólo hará o que estés firme por un tiempo en tu tiempo de lectura pero que poco a poco empieces a decaer, o que crees un hábito que para nada viene de un corazón transformado, es pura religiosidad al fin y al cabo. Sólo el impacto del Evangelio puede transformar nuestro corazón. Por eso medita en el mismo, reflexiona en lo que Él hizo por vos, en cuan pecador eres pero cuán grande amor nos mostró el Padre al enviar a Su Hijo a vivir, morir y resucitar por nosotros. Se los comparto porque esto es realmente lo que cambió mi vida devocional 180°. Mientras más reflexionemos en el Evangelio, más amor habrá en nosotros (ya que amamos como resultado de Su amor, 1°Juan 4:19). Y de este amor más ganas saldrán de conocerle por medio de la Palabra, y mientras más leamos, más cosas conoceremos de Él para estar meditando en nuestro día a día como el salmista. Que el centro de tu tiempo de la lectura no seas vos, no sea tu culpa, no seas vos intentando ser un "mejor cristiano", sino que el centro sea Cristo y conocerle más. Quizás hay momentos en los que no surge de uno o no hay ganas, en lugar de sentirte mal, de sentirte totalmente culpable, mira a Cristo, vuelve a reflexionar en el Evangelio, esa es nuestra mayor motivación.

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