La importancia de la Resurrección

Hoy es Domingo de Pascuas, lo que significa que hace un poco menos de 2.000 años Cristo resucitaba de los muertos saliendo de la tumba con su cuerpo glorificado. Reflexionemos un poco en lo que realmente significó esto.

Cuando predicamos el Evangelio solemos hablar sobre nuestra condenación por el pecado, sobre el tremendo sacrificio de Cristo en la cruz en nuestro lugar. Pero entre esto y el llamado a arrepentirse y creer solemos simplemente mencionar la resurrección, o hay veces que hasta nos olvidamos de mencionarla. Y si, la resurrección muestra que el pago por nuestros pecados fue aceptado por el Padre, pero es muchísimo más que eso. Algo que tristemente hoy se ha visto acotado a una mención, es en realidad muchísimo más profundo de lo que pensamos. Y aprovechando que estamos en Domingo de Pascuas, hoy vamos a analizar un poco este glorioso acto de Dios.

La resurrección no era algo nuevo, aunque había un grupo de judíos en la época de Jesús que la negaban. Pero vemos que ya desde antes había gente que había resucitado, y no sólo con Lázaro, sino que ya desde el Antiguo Testamento se ve. Elías, por ejemplo, resucitando al hijo de la sunamita. El hecho en sí de la resurrección no era un milagro nuevo. Pero la de Jesús fue distinta ¿Por qué? Por lo que conllevaba con ella. Este glorioso milagro y cómo nos afecta a nosotros está muy relacionado con nuestra unión con Cristo. Para ver eso leamos Romanos 6:5-11:

"5 Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la de Su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de Él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro."

Este pasaje habla mucho de nuestra unión con Cristo en Su muerte. Al morir Él en la cruz, nuestro viejo hombre murió allí. Sin embargo, como decía Lutero "Pensé que el viejo hombre había muerto en las aguas del bautismo. Pero descubrí que el infeliz sabía nadar y ahora tengo que matarlo todos los días." ¿Hay alguna contradicción aquí? No, de hecho el versículo 11 en la primera parte invita a hacer exactamente lo mismo que decía Lutero, cada vez que nos olvidamos recordar que en la cruz se murió, ya no nos domina (versículo 9) por el hecho de que estamos en Cristo. Fíjense que el poder para seguir matando al viejo hombre no está en nosotros, sino que está en Cristo, en la cruz, y se extiende a nosotros por medio de nuestra unión, lo único que podemos hacer nosotros es recordar eso. Y es muy necesario esto porque nos solemos olvidar todo el tiempo, por eso seguimos pecando y por eso el apóstol se los recuerda a sus lectores.

Ahora, si nos quedáramos sólo con la muerte en la cruz nos quedaríamos cortos, estaríamos muertos al pecado pero nada más. Allí es donde entra la resurrección. Así como estuvimos en Él en Su muerte, también lo estuvimos en Su resurrección ¿Qué significa esto? Que tenemos esperanza. La cruz significa muerte al viejo hombre, pero la resurrección simboliza la vida. Si bien hoy en día estamos en un proceso, un día el mismo terminará (Filipenses 1:6) y al terminar tendremos el cuerpo glorificado como el que Cristo tiene luego de haber resucitado ¿Por qué? Porque resucitamos en Él, estamos unidos a Él. Es por esto que el versículo 8 nos habla del futuro: "viviremos"

Sin embargo, si vemos los versículos 10 y 11, el verbo vivir está en presente. Eso es porque hoy en día, en este proceso en el que estamos entre la muerte de nuestro pecado y la manifestación de nuestro cuerpo glorificado, ya tenemos esa unión, y con nuestra unión la vida que Él obtuvo. Si bien, de vuelta, no está 100% manifestada en nosotros, eso será en la glorificación, ya podemos ir viéndola, podemos ver aquella nueva criatura en nuestro ser. Podemos ver cómo ahora no estamos separados de Dios, sino que estamos en Él, tenemos libre acceso a verle tal cual es, a presentarnos delante de Él pura y exclusivamente por gracia, porque Él nos permitió esto sin nosotros merecerlo.

¡JESÚS VIVE! Y con Su resurrección glorificó al Padre mostrando Su poder pero a su vez continúa obrando para gloria de la Trinidad. Como dice el versículo 11, ahora estamos vivos para Dios, para glorificarle. Pero no estamos vivos por nuestra cuenta, estamos vivos en Cristo, es sólo por Él que podemos vivir para Su gloria. Solemos pensar que nuestra vida cristiana corre por nuestra cuenta, pero no, eso sería cancelar el poder de la resurrección ya que el mismo nos muestra nuestra unión con Cristo. Absolutamente todo, la muerte y la vida que tuvimos y tenemos, es todo por nuestra unión con Él. Por lo cual, cuando en estos días celebramos la Pascua, recordemos que estuvimos en Él en el medio de todo y ahora podemos gozar de esa unión. La resurrección nos dio vida, pero no cualquier vida, sino una unidos a nuestro Salvador, no hay nada más hermoso que eso. Esta es la importancia de la resurrección.