Continuamos con nuestro estudio sobre la salvación, este hermoso plan que Dios ideó para salvar al hombre y así revelarse para manifestar Su gloria. Hoy hablaremos de uno de los temas quizás más completos que puedan existir con respecto a la salvación, estamos hablando de la justificación.
"Ciertamente yo sé que es así; ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios? Si quisiere contender con Él, no le podrá responder a una cosa entre mil." Job 9:2-3
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él." 2° Corintios 5:21
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo." Romanos 5:1
La justificación fue el tema que impulsó la reforma protestante. Fue al estudiar la justificación por la fe por medio de Romanos que Lutero abrió los ojos y pudo ver que lo que estaba haciendo la iglesia católica no era bíblico. Para hablar en profundidad de este tema creo que primero deberíamos leer toda la carta de Romanos y toda la carta de Gálatas. Pero como no quiero que se haga tan extenso vamos a ir tocando puntos fundamentales.
Primero vamos a ver cómo fue el proceso de salvación hasta ahora. Dios predestinó todo el plan y a quienes iba a salvar, luego murió por ellos en la cruz siendo expiación y propiciación por nuestros pecados. Para expiar nuestros pecados vimos que los mismos le fueron imputados a Cristo en la cruz. Ese sacrificio también sirvió como pago para liberarnos de la esclavitud del pecado (redención) y junto con esa liberación Dios nos hizo nuevas criaturas (regeneración) que ahora pueden verle tal cual es. Todo esto ha sido 100% por gracia de Dios, no porque lo merezcamos. Es gracias a esa gracia que al verle tal cual es, al ser nuestros ojos abiertos en la regeneración que podemos creer, se nos da la fe por medio de la regeneración. Sin regeneración no puede haber fe porque estamos muertos en nuestros delitos y pecados, ya lo vimos en el blog sobre la misma. Y si hay regeneración si o si habrá fe después, porque es imposible contemplar a Cristo y su obra y no creer lo que ahora podemos ver.
Es gracias a esa fe que ahora se nos ha sido concedida por medio de la regeneración que se nos da otra cosa, la justificación ¿Y a qué nos referimos cuando hablamos de justificación? Bueno, este es un término legal, se refiere al acto en el que un juez, en su sentencia al acusado lo declara justo. Como venimos hablando en esta serie, toda la salvación, cada parte del plan, es 100% de Dios, por lo que nuestras obras no entran en ninguna parte del plan. El hecho que seamos declarados justos por Dios no es por cosas que hagamos, es simplemente por la fe (fe que Dios nos da por medio de la regeneración por pura gracia). Como dijimos antes, gran parte de Romanos y Gálatas hablan de esto, la justificación solamente por la fe. Pero creo que hay un versículo en Hechos, en el discurso de Pablo en Antioquía, que es bastante claro, Hechos 13:39 dice "y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en Él es justificado todo aquel que cree."
Tus obras no te pueden justificar (lo vimos en el versículo de Job que leímos antes), necesitas a Cristo, Dios es el que justifica (Romanos 8:33). Si vamos al ámbito legal, el acusado no tiene ningún poder de declararse a sí mismo justo, menos cuando, como nosotros, es culpable. Solamente el Juez tiene esa autoridad. Ahora, en la actualidad estamos muy acostumbrados a jueces corruptos, jueces que dan sentencias por motivaciones propias. Sin embargo Dios es el juez más justo que puede existir ¿Cómo es esto posible?¿Porque al fin y al cabo nos está declarando justos a nosotros que somos culpables, que efectivamente hemos pecado? Bueno, para ver que efectivamente Él sigue siendo justo a pesar de su sentencia sobre nosotros es que veremos la segunda parte de la imputación.
Hemos hablado en la expiación que nuestros pecados se le fueron imputados a Cristo, Él pagó por ellos en la cruz. Sin embargo eso sólo alcanzaría para ser declarados inocentes, no justos. La justificación es más que simplemente el perdón, eso sería ser declarados inocentes. Sino que es, como dijimos antes, ser declarados totalmente justos. Entonces ¿qué pasó?¿Dios lo hizo porque sí? Bueno aquí entra la otra parte de la doble imputación. Mientras nuestra vida de pecado se le fue imputada a Cristo, la vida perfecta y justa de Jesús se nos ha sido imputada a nosotros. Por lo que cuando Dios nos ve, no ve nuestra vida de pecado, tampoco ve a alguien inocente, sino que ve algo más, una vida perfecta, justa, la cual no es nuestra, sino que es la de Jesucristo que se nos ha sido dada por gracia (Romanos 3:24). Como hablamos en la pasada Navidad, el hecho que Dios naciera, y no se encarnase simplemente siendo un adulto, es de suma importancia ya que allí comenzó la vida perfecta que hoy se nos es dada, la única vida que verdaderamente cuenta para Dios en el juicio.
Con este concepto de la vida imputada de Cristo en nosotros que pone la base para poder ser declarados justos delante de Dios viene otro concepto el cual es aún más amplio que la justifiación misma, y es el de nuestra unión con Cristo. No vamos a rozar ni la superficie de lo profundo que es este tema, ya le dedicaremos un blog entero al mismo. Pero cuando se habla de la justificación, si no se habla también de nuestra unión con Cristo, la realidad es que no tenemos ningún fundamento para hablar sobre cómo fuimos declarados justos ¿Por qué? Porque la justicia que se tiene como base para la justificación no es la nuestra, es la de Cristo imputada en nosotros. Gracias a esa imputación estamos totalmente ligados a Él, y cuando el Padre nos ve, en realidad ve la vida perfecta de su Hijo, la cual ahora tenemos por estar unidos a Él.
No sé si alguna vez de este lado de la eternidad entenderemos lo grande que es esto ¡Estamos unidos a Cristo, a Dios mismo! Esto no es sólo importante para librarnos de nuestros pecados, salvarnos de la condenación, sino que la justificación y lo que ella conlleva (la segunda parte de la imputación y nuestra unión con Cristo) repercute de manera directa en nuestra vida cristiana. Cuando entendemos la justificación entendemos que nuestra justicia no es relevante para estar bien con Dios, para eso es que estamos unidos con Cristo. Nuestra propia justicia no importa porque jamás llegará ni al talón de lo que es la que se nos ha sido imputada. No vivimos una vida buscando nuestra propia justicia, sino que vivimos admirándonos de la que se nos ha sido dada, contemplando la justicia perfecta de Cristo que ahora tenemos, y en reacción a eso vivimos una vida de gratitud a Él. La vida del creyente no es una vida de justicia propia, sino que es una vida de agradecimiento por tan grande regalo que es la justicia de Cristo en nosotros.
Muchos cristianos viven con una carga constante buscando ahora su propia justicia. Pero eso es o porque se han olvidado que Dios nos unió con Cristo, nos imputó Su justicia y nos declaró justos, o porque menosprecian tremenda obra pensando que no alcanza para el día a día, como si Dios ahora viese nuestra justicia ¡No! Él ve a Cristo en nosotros, descansa en eso, vive agradecido por eso. Que tu vida sea un resultado de contemplar esta verdad, y no una carga a causa de ignorarla o menospreciarla. Este es el mayor motivador que tenemos para nuestro día a día, que estamos unidos a Cristo, que el Padre lo ve a Él en nosotros. Jamás nos olvidemos de la hermosa gracia que representa la verdad de la justificación sólo por la fe.
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