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Qué NO es el arrepentimiento

Sin dudas el arrepentimiento es algo vital en la vida de todo creyente. Pero hay muchos pensamientos sobre el mismo. Algunos minimizándolo y otros pervirtiendo su significado con una visión legalista. Por eso hoy hablaremos sobre lo que es, y lo que no es el arrepentimiento.

Blog 208: Qué NO es el arrepentimiento

"¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" Romanos 2:4

"Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte." 2° Corintios 7:9-10

"Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" 2° Timoteo 2:25

Primero, para desmentir todos estos falsos pensamientos que andan circulando sobre el arrepentimiento hay que definir al mismo. La palabra en el original en hebreo habla de una conversión, una vuelta, y en griego habla de un cambio de mentalidad ¿Cómo se traslada esto al cristianismo? Pensemos en la primera vez que nos arrepentimos como cristianos, esto es en la conversión. Es curioso que lo llamemos conversión, porque es exactamente lo mismo de lo cual habla la palabra original en el hebreo. Decir que nos convertimos es sinónimo de decir que nos arrepentimos, pero ¿de qué nos arrepentimos? Si tenemos en mente que el arrepentimiento es un cambio de mentalidad entonces es más fácil ver en qué nos arrepentimos. Lo hicimos en cuanto a nosotros mismos (ahora nos vemos pecadores), en cuanto al pecado (vemos lo horrible del mismo), y fundamentalmente en cuanto a Dios mismo (ahora nos podemos admirar de Él y conocerle).

Si pensamos en el significado original del arrepentimiento ya hay varios falsos pensamientos que podemos descartar. El primero de ellos es el que lo minimiza al punto de no darle lugar en la predicación del Evangelio, esto es cuando no se llama al arrepentimiento ¿Cómo se puede predicar el Evangelio sin incentivar a que haya un cambio de pensar? ¡Eso es justamente la conversión! Cuando yo pongo mi fe en Cristo ¿por qué fue? Porque mi forma de pensar en cuanto a Él y en cuanto al pecado cambió, en otras palabras me arrepentí, yo tenía un pensamiento en cuanto a Dios y el pecado, pero ahora tengo otro, uno acorde a Él.

Sin embargo, cuando se lo minimiza al arrepentimiento, en realidad es porque suelen tener otro concepto, uno mucho más legalista y que varios tienen hoy en día. Dígame si alguna vez escuchó algo como esto: "Si de verdad te arrepentiste, entonces no vas a volver a caer en ese pecado". Este es un pensamiento muy común y si es este el concepto que se tiene de arrepentimiento, entonces es normal que no se lo incluya en la predicación del Evangelio, ya que un creyente vuelve a pecar una y otra vez. El arrepentimiento es un cambio de pensamiento que obviamente impacta en la vida del creyente, pero eso no quiere decir que sea perfecto. Volveremos a caer, y ahí es cuando nos volveremos a arrepentir. Cuando un creyente peca y se da cuenta (que hay muchas veces que no nos damos cuenta, los pecados nos pueden ser ocultos como le pasaba a David, Salmo 19:12), ese darse cuenta lleva a sentirse mal, ESO es el arrepentimiento. Cambiamos nuestra mirada porque antes nos deleitábamos en el pecado cuando lo hicimos, pero ahora nos sentimos mal. El problema, es que somos muy olvidadizos, y volvemos a pecar, no nos acordamos de ese arrepentimiento.

Si el arrepentimiento fuese en lugar de cambiar mi mente, abandonar el pecado, entonces un creyente tendría un número limitado de veces en las que se podría arrepentir antes de ser totalmente santo, ya que llegaría un punto donde se habría "arrepentido" de todos los pecados. El cambio de mente está, hay arrepentimiento, pero somos pecadores olvidadizos, por lo tanto nuestro cambio no es al 100%, es imperfecto, sino estaríamos glorificados. No sé si fue Martín Lutero o Jonathan Edwards (hay discusiones sobre quien) que dijo que necesitamos arrepentirnos de la forma en la que nos arrepentimos. Esto se debe a que nuestro cambio es totalmente imperfecto. Y no me malinterprete pensando que lo que digo es que no va a haber cambio externo, lo va a haber pero eso no es el arrepentimiento, sino que es parte del crecimiento que Dios da, para lo cual una de las cosas que utiliza es ese cambio de pensar.

Ahora, volvamos a ver al arrepentimiento en la salvación ¿es necesario este para la misma? Para eso es que leímos los tres pasajes al principio, pero vamos a sumar uno más. Efesios 2:1 dice "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados." ¿Qué tiene que ver este pasaje con el arrepentimiento? Mucho ¿Acaso un muerto puede cambiar su pensamiento? ¡No, está muerto! Toda persona, para arrepentirse necesita antes de una gracia, un regalo inmerecido, y este regalo es la regeneración, el nuevo nacimiento. Cuando Dios nos hace nacer de nuevo ¿qué es lo que pasa? Se nos son abiertos los ojos, vemos lo horrible del pecado, y lo hermoso de Cristo, hay un cambio en nuestro pensar justamente. Esto no es más que la doctrina de la gracia irresistible: Dios nos regenera por gracia, y ante esa gracia aplicada y totalmente eficaz es que nuestros ojos son abiertos y no podemos ignorar lo que vemos ahora, nuestra mente ha cambiado. De esta forma Cristo nos concede el arrepentimiento, trayéndonos a la vida y mostrándonos la verdad. Él genera el cambio de pensamiento en nosotros.

Los tres pasajes que leímos al principio tienen algo en común, y es que muestran cómo el arrepentimiento proviene de Dios. Él es quien cambia nuestra mente en un primer momento y quien día tras día va cambiando nuestros afectos transformándonos cada vez más a imagen de Cristo. Es Su benignidad la que nos guía al arrepentimiento (Romanos 2:4), esto es la gracia. Según 2° Corintios 7 somos contristados según Dios y esa tristeza (al ver lo mal que estábamos) es la provoca el cambio de pensamiento que es el arrepentimiento. De vuelta, se origina en Dios, es Él quien nos concede el arrepentimiento 2° Timoteo 2:25.

Así que la pregunta no es si es necesario o no. Si tenemos un concepto bíblico del arrepentimiento, entonces llegaremos a la conclusión de que en la salvación, no es que el arrepentimiento sea un requisito o no porque Dios nos lo da por gracia, sino que en la misma VA A HABER arrepentimiento. No existe conversión sin arrepentimiento. La conversión es el arrepentimiento y esto es siempre por gracia consecuencia de la obra regenerativa de Dios en nosotros ya que por nuestra cuenta jamás podríamos, estábamos muertos. No podemos disociar una cosa de la otra, pero debemos tener un concepto bíblico del mismo. Si esto no es así, si pensamos que el arrepentimiento es más que el cambio de mente provocado por la convicción de pecado que el Espíritu pone en nosotros, si pensamos que es literalmente abandonar el pecado, eso llevará a muchos a dudar de su salvación, a dudar de si realmente se convirtieron. Al ver que uno sigue pecando se termina preguntando si efectivamente se convirtió de verdad, pero esto no debería ser así. El creyente tiene una lucha constante (Romanos 7 y Gálatas 5) contra su carne y el pecado. Y es esa misma lucha la que hace que todo el tiempo nos estemos arrepintiendo. Si pecamos es porque en ese momento amamos más el pecado que a Dios. Cuando nos arrepentimos es justamente cambiar esa mirada y volver a ver a Cristo, volver a vr lo hermoso de Él, amarle a Él. Es por eso que la vida cristiana es una vida de arrepentimiento. Porque somos olvidadizos y necesitamos todo el tiempo que el Evangelio vaya transformando nuestra mente, cambiando nuestro pensamiento, redirigiéndonos a Cristo. El arrepentimiento es poner nuestros ojos en Cristo, y es a eso a lo que nos debemos incentivar recordando igualmente que es Dios quien nos lo concede. Recordando que aún mi arrepentimiento en el día a día es una gracia que Él me da

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