El deseo por la piedad es algo muy bueno para el cristiano y algo que todo hijo de Dios debería tener. Pero ¿qué pasa cuando ese deseo y esfuerzo se pone en primer lugar, aún antes que Cristo? El resultado: Un legalismo desmedido. Si sos un hijo de Dios, al ver el Evangelio, lo que Él hizo por vos en Su vida, muerte y resurrección, y no sólo lo que hizo sino el gran amor que te demostró, vas a querer vivir una vida que le agrade. Querer vivir una vida piadosa debería ser un resultado natural del Evangelio, para nada forzado. Ante esto muchas personas ponen a la vida piadosa como un deber más que una respuesta. Es por esto que viene un afán y un esfuerzo desmedido por intentar vivir de forma piadosa, poniendo así la santidad del creyente en un nivel de importancia aún mayor que a Cristo. Esto es el pietismo. Muchas veces cuando hablamos de legalismo lo relacionamos con las personas que creen que la batería es del diablo, con un tipo de vestimenta en específico, iglesias muertas en su al...
Porque lo más importante que podemos hacer es recordar el Evangelio y a Cristo todos los días. Colosenses 3:2