El empoderamiento es algo que se ha puesto muy de moda en el mundo actual, y tristemente también ha llegado al mundo cristiano. Hoy hablaremos un poco sobre esto.
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8
En la iglesia moderna se habla mucho de un empoderamiento del cristiano en el sentido de que ahora lo podemos todo. Declarando cosas podemos transformar nuestra realidad, podemos tener éxito en la vida (hablando de carrera profesional), podemos cumplir nuestros sueños, o también podemos ser "agentes de cambio" transformando naciones. Este es el caso de "cristianos empoderados" más claro, y el cual más podemos ver, según la Biblia, que está errado. Pero igualmente, todo este empoderamiento, no sólo ha llegado a la iglesia carismática. Obviamente no hablo del extremo al cual se van este tipo de iglesias, pero sí se ve un cierto "empoderamiento" en pequeñas cosas que hacen que el centro ya no sea sólo Dios, sino nosotros. Es a esto a lo que quiero apuntar hoy, ya que si vemos lo equivocado que podemos estar al pensar que estamos empoderados en las pequeñas cosas, mucho más fácil nos será verlo en las cosas más grandes (como los casos de la iglesia carismática).
¿A qué me refiero con pequeñas cosas? El ejemplo más claro es cuando hablamos de la obediencia a nuestro Señor. En este tema muchos hablan de que cuando nos convertimos Dios ya nos dio todo para que le podamos obedecer, ya tenemos ese poder, ahora es cuestión nuestra. El cristiano está empoderado para poder obedecer, nosotros podemos, sólo hay que ser intencionales. Bueno, no es así. Y ante esto muchos dirán "¿Pero qué hay del versículo que leímos antes donde nos dice que recibiremos poder?". Primero que el poder ese es el Espíritu Santo, no es que nosotros tenemos un poder, sino que tenemos morando dentro nuestro al Espíritu de Dios el cual es poderoso, a tal punto que es Omnipotente. Pero que esté morando dentro nuestro no significa que automáticamente Su poder es nuestro, sino seríamos Omnipotentes, y claramente no lo somos.
Todo este empoderamiento que se le da al creyente para poder obedecer se centra en ciertos versículos de la Biblia que dicen que Dios nos capacitó y nos dio ya el poder. Pero dejan de lado otros versículos como Romanos 7 donde vemos que Pablo luchaba, no hacía lo que quería (que era obedecer a Dios) sino que caía una y otra vez. La lucha del apóstol llegó a tal punto que clamó "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" en Romanos 7:24. Entonces ¿Cómo es la cosa?¿Acaso Pablo no tenía el mismo poder que se nos dio a nosotros?¿Acaso no tenía al Espíritu Santo de la misma forma de hoy en día? Las personas que creen que ellas pueden obedecer al ser intencionales en hacerlo, no sólo malinterpretan la Palabra, sino que se están creyendo superiores a Pablo, porque si él no pudo ¿qué te hace pensar que tú sí?
La realidad es que la vida del cristiano no es una vida de empoderamiento, no es una vida en que ahora que estamos regenerados sí podemos. No, porque si fuese así entonces ¿para qué necesitamos el Evangelio todos los días? La vida cristiana, lejos de ser una vida empoderada, es una vida de dependencia. Son polos totalmente opuestos. Uno dice "Yo puedo" y el otro dice "Yo no puedo". Tenemos el poder del Espíritu Santo dentro nuestro, y dependemos de Él en absolutamente todo. Cuando creímos por primera vez en el Evangelio ¿qué fue lo que dijimos? "Yo no me puedo salvar, lo necesito a Dios". Y justamente la vida cristiana es repetir el Evangelio día tras día diciendo "Yo no puedo, lo necesito a Dios" haciendo entonces que le busquemos más, que nos maravillemos de Él.
El tema del empoderamiento nos pone a nosotros en una mejor posición, por eso gusta tanto. Al ser humano por naturaleza (caída), no le gusta depender de alguien, es orgulloso, y quiere poder todo por sí mismo. Y eso es algo que no tiene lugar en la vida cristiana, no por nada Jesús dijo en Mateo 16:24 "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame." Tristemente hemos dejado que ese orgullo del cual tanto hablamos mal del progresismo queriendo empoderar a la mujer, o de las iglesias carismáticas, llegue a las pequeñas cosas y mismo a iglesias sanas. Si usted busca empoderamiento, si usted busca poder hacer algo, el cristianismo no es para usted. El cristiano vive, no por sus fuerzas, sino dependiendo día tras día, reconociendo que no puede, pero que ahora tiene al Dios Creador de todo el universo que sí puede. El no regenerado no puede y listo. El regenerado no puede pero ahora está reconciliado con Dios quien sí tiene el poder. Dios nos capacita, pero no se queda sólo ahí, sino que Él produce las cosas en nosotros (Efesios 2:10, Filipenses 2:13). Es en consecuencia de esto que se verá una vida de obediencia en nosotros. Pero no porque nosotros hayamos podido hacer algo, sino porque no podemos y dependemos de Dios, mostrando entonces aún más Su poder actuando en nosotros.
Es justamente como le dijo el Señor a Pablo en 2° Corintios 12:9: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad". Somos débiles, no estamos empoderados, no somos quienes, es el poder de Dios el que actúa en nosotros. Mientras más veamos nuestra debilidad, más contemplaremos el poder de Dios actuando en nuestras vidas. Si pensamos de que nosotros podemos, entonces no estamos viendo a Dios obrando, sino que simplemente vemos la obra regenerativa en un primer momento y luego ya es cosa nuestra ¿Dónde se lleva Dios la gloria si fuese así?¿Sólo en un primer momento se la lleva o a lo largo de todo el proceso? Al querer poder actuar por iniciativa propia, lo que estás haciendo es querer poder, todo lo contrario a bastarse en Su gracia. La vida del cristiano es una vida que repite aquello que vivió en el Evangelio. Es una vida que vive viendo su incapacidad y depende de Dios para todo. No hay tal cosa como un cristiano empoderado. Recuerda: En el momento que crees que puedes algo te estás olvidando de tu debilidad, y tampoco le estás dando gloria al poder de Dios, el cual es el único que obra en nosotros.
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