Examinarse a uno mismo a ver si es salvo o no se ha vuelto una práctica bastante común en las iglesias. Hoy veremos qué es lo que dice la Biblia al respecto.
"Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?" 2° Corintios 13:5
Al mucha gente haber salido de iglesias donde en realidad no se predicaba el Evangelio, se ha hecho habitual el invitar a examinarse a ver si realmente hemos sido salvos. Y uno de los pasajes que más se utilizan para esto es el que leímos antes. Parece ser bastante claro, pero ¿Cuál es el contexto? En la carta de 2° Corintios, el apostolado de Pablo estaba siendo cuestionado, por lo que él presentará defensa del mismo. Llegando al final de la carta, el apóstol les dirá a los corintios que ellos mismos son prueba de que él realmente está predicando la verdad, ya que ellos eran resultado de su ministerio. Es aquí cuando Pablo les dirá que se vean a ellos mismos, porque ellos eran la prueba. Sé que decir que este versículo no habla en realidad de examinar la salvación de uno mismo es controversial, ya que se lo utiliza mucho para eso pero el contexto y, en consecuencia, la interpretación dicen otra cosa (lo que dijimos antes). Si bien no me gusta citar a tantos comentaristas (aunque los leo) porque creo que la interpretación en contexto de la Biblia es suficiente (y a lo único a lo que nos debemos apegar para fundamentar nuestras convicciones), en este blog sí estaré citando al ser un tema tan controversial y para que podamos ver a la luz de pastores reconocidos que efectivamente esta es la interpretación del pasaje.
John MacArthur dice en su comentario sobre este pasaje lo siguiente: "La gramática griega da mucha notoriedad a los pronombres “vosotros mismos” y “vosotros”. Pablo le devolvió la pelota a sus acusadores, porque ellos en lugar de someter a su evaluación arbitraria el apostolado de Pablo, necesitaban poner a prueba la autenticidad de su fe. El apóstol llamó la atención sobre la incongruencia de que los corintios creyeran que la fe de ellos era genuina y que su apostolado era falso. Pablo era su padre espiritual (1° Corintios 4:15), si su apostolado era fraudulento también lo era la fe de ellos. La autenticidad de su salvación era prueba de la autenticidad de su apostolado." William MacDonald también dice "Pero Pablo no les está pidiendo a los corintios que se dediquen a la introspección para encontrar prueba de su salvación. Lo que les pide es que vean en su salvación una prueba de su apostolado."
Después del contexto, la interpretación y los comentarios, vemos entonces que este pasaje no está hablando de cuestionar nuestra salvación, sino que Pablo les está diciendo "Ustedes son salvos, por lo tanto mi apostolado es verdadero". En consecuencia a todo esto vemos que este pasaje no nos sirve como para decir que debemos poner en duda nuestra fe y examinarnos. Pero hay otros pasajes, como por ejemplo Gálatas 6:4 que dice: "Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse solo respecto de sí mismo, y no en otro;" Y una vez más veamos el contexto. El mismo habla del famoso "unos a otros". Pablo está instando a los gálatas a que se ayuden, a que si ven a un hermano mal lo restauren, y no que lo juzguen. Aquí es cuando entra nuestro versículo. El apóstol va en contra de las comparaciones, de ver al hermano como inconverso por haber caído. El énfasis del versículo no está en someterse a prueba, sino que está en uno mismo, por eso lo repite tantas veces: "cada uno", "su propia obra", "de sí mismo". De hecho, el versículo siguiente también nos habla de que el día de mañana "cada uno llevará su propia carga". Por lo que en lugar de juzgar al hermano el cual será él quien lleve la carga, no nosotros, debemos ayudarle.
Veamos lo que dice William MacDonald una vez más ahora sobre este versículo "Esto parece ser una advertencia en contra del hábito de compararnos con otros, y de encontrar causa para satisfacción. El apóstol observa que ante el Tribunal de Cristo seremos examinados individualmente, y no en comparación con otros. Por ello, deberíamos tener cuidado de nosotros mismos, de modo que podamos regocijarnos en nuestra obra más que en los fracasos de los otros." Básicamente este versículo tampoco habla de cuestionar nuestra salvación ni tampoco la de nuestros hermanos, lo cual es algo bastante común también. Dudar y juzgar sobre la salvación de otros, no solo es algo que no nos corresponde, sino que también puede ser de tropiezo para el hermano, creando dudas de salvación en un creyente genuino que quizás está pasando por un mal momento espiritual. Por lo que no solo nos ponemos en el lugar de Dios al juzgar, sino que también nos ponemos en el lugar del diablo al crear dudas en los creyentes.
Por último veamos un pasaje más. 1° Corintios 11:28-31 que dice: "28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;" Al igual que en los otros dos pasajes veamos el contexto. Los corintios en la primera carta aprovechaban la cena del Señor y el ágape (una cena que hacían en conjunto) para emborracharse, comer hasta no poder más, etc. Era algo muy de la cultura pagana de ese entonces, donde en las fiestas a sus divinidades hacían todo tipo de cosas. Esta forma que tenían los corintios era totalmente escandalosa, estaban pecando en la cena misma del Señor, donde se supone que recordamos el Evangelio, pero se ve que no les importaba, no se acordaban de Cristo en ese momento.
Hoy en día se utiliza mucho este pasaje para que las personas vean sus vidas, y si están en pecado, les sugieren no tomarla porque podrían tomar juicio contra sí mismas. Podría desarrollar muchísimo al respecto, pero para no hacerlo largo, prefiero dejarles lo que dice Calvino mismo en su comentario: "... Ahora se pregunta qué tipo de examen debe ser ese al que Pablo nos exhorta. Los papistas hacen que consista en la confesión auricular. Ordenan a todos los que van a recibir la Cena, que examinen su vida con cuidado y anhelo, para que puedan descargar todos sus pecados al oído del sacerdote. ¡Tal es su preparación! Mantengo, sin embargo, que este santo examen del que habla Pablo, es muy diferente de esta tortura. Esas personas, después de haberse torturado con la reflexión durante algunas horas, y de haber hecho saber al sacerdote -tal como es- su vileza, se imaginan que han cumplido con su deber. Es un examen de otro tipo lo que Pablo requiere aquí, uno de tal tipo que pueda estar de acuerdo con el uso legítimo de la sagrada Cena. Usted ve aquí un método que se aprehende más fácilmente. Si deseas usar correctamente el beneficio otorgado por Cristo, trae fe y arrepentimiento. En cuanto a estas dos cosas, por tanto, debe hacerse el juicio, si queréis venir debidamente preparados. Bajo el arrepentimiento incluyo el amor; porque el hombre que ha aprendido a renunciar a sí mismo, para entregarse enteramente a Cristo y a su servicio, también, sin duda, mantendrá cuidadosamente esa unidad que Cristo ha prescrito. Al mismo tiempo, no es una fe o un arrepentimiento perfectos lo que se requiere, ya que algunos, exigiendo más allá de los límites debidos, una perfección que no se puede encontrar en ninguna parte, excluirían para siempre de la Cena a cada individuo de la humanidad. Sin embargo, si aspiras a la justicia de Dios con el ferviente deseo de tu mente y, temblando ante la vista de tu miseria, te apoyas por completo en la gracia de Cristo y descansas en ella, debes saber que eres un huésped digno de acercarte a la mesa."
Calvino aquí nos está mostrando lo que no hacían los Corintios: recordar el Evangelio. Y nos está diciendo también que esa examinación que nombramos antes de ver el pecado de uno es lo mismo que hacen los católicos, nada más que nosotros nos confesamos con Dios en lugar de hacerlo con un sacerdote. El pasaje, y lo que nos habla Calvino al respecto, nos invita a descansar en Cristo para recordar Su sacrificio. Y es aquí donde quería llegar. Este examen, este cuestionar nuestra propia fe, no es más que vernos a nosotros mismos, cuando la Biblia en realidad siempre nos llama a ver a Cristo (Proverbios 3:5, Colosenses 3:2-3, Hebreos 12:2, etc.). Que la Biblia diga de examinarse (como lo hace en los versículos que vimos) no significa que sólo por esa mención haya que hacerlo, sino que hay que ver el contexto para interpretarlo correctamente. No nos podemos quedar sólo con una palabra. Si dejamos de ver a Cristo, y nos empezamos a ver a nosotros mismos terminaremos desesperados. Además, entre más Dios nos hace crecer en santidad, más notorio veremos nuestro pecado, por lo que si nos concentramos en el mismo terminaremos muy mal.
Ahora, una aclaración muy importante, el cristiano da evidencias de su salvación (Santiago 2, 1° Juan, etc.). No estoy diciendo bajo ningún aspecto que no sea así. Nuestra vida es transformada y cambiada. Sin embargo, para estar seguros de que somos salvos no nos debemos apoyar en ese cambio, sino en la obra de Cristo, ya que fue por la fe en ella que hemos sido justificados, no por nuestras obras. Las evidencias en la vida del cristiano sirven para dar testimonio y gloria del poder de Dios en nosotros, para que Él sea glorificado, pero bajo ningún aspecto nos debemos apoyar en ellas, no son nuestro ancla, Cristo lo es. Sólo nos debemos apoyar en el verdadero Evangelio. Instar a alguien a examinar su vida es instarlos a dejar de ver a Cristo y ver sus propias obras. Cuando en realidad siempre debemos conducir a las personas al Evangelio, a Cristo. Y si ves a una persona que no está dando evidencias, o si tú mismo no las ves en tu vida, en lugar de hacer un autoexamen en las obras, haz un examen pero del Evangelio, medita en el mismo. Reflexiona en que eres pecador pero Cristo, sin tu merecerlo, te reconcilió con Él. La salvación del cristiano está segura en Cristo, pero a veces nuestra certidumbre sobre si somos salvos o no entra en duda. Esto pasa porque justamente hacemos lo mismo que provocan estos exámenes, vernos a nosotros en lugar de ver a nuestro Salvador. Si vas a hacer un examen, examina el Evangelio.
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