Continuamos con nuestro estudio sobre la carta hacia los Colosenses y hoy, adentrándonos en el final de la carta, el apóstol nos mostrará la vida de ejemplo para un cristiano.
"18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. 20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. 22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. 25 Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. 1 Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos. 2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; 3 orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4 para que lo manifieste como debo hablar. 5 Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. 6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno." Colosenses 3:18-4:6
En el blog pasado vimos qué Pablo animaba a los creyentes a apropiarse del nuevo hombre que Dios nos dio y vivir acorde a él. Siempre recordando que el apóstol no lo hace a modo de que es algo que tenemos que cumplir, sino que esa conducta no es por esfuerzo, sino que es como resultado de mirar a Cristo (eso lo vimos al principio del capítulo 3). El pasaje de hoy continúa mostrándonos de forma cada vez más práctica cómo es que el cristiano debe vivir. Ahora, hay algo que tenemos que dejar bien en claro antes de meternos en el pasaje de hoy. Aquí se ven muchos imperativos, y si bien dijimos que lo que vemos en estos versículos es cómo el cristiano debe vivir, esto no es un deber tal cual. Si así fuese el caso, Pablo estaría haciendo lo mismo que contradijo sobre lo que hacían los falsos maestros al final del capítulo 2: dando órdenes y preceptos. Lo que el apóstol busca con estos versículos, lejos de querer crear mandamientos y una nueva ley (como muchos lo toman), es mostrarnos un ejemplo de cómo actúa ese nuevo hombre. Entonces al examinarnos y ver que no estamos viviendo de esa forma, lejos de imponérnoslo (lo cual sería simplemente un cambio de conducta y no de corazón), lo que nos llama a hacer es a revestirnos, apropiarnos, de ese nuevo hombre por medio de ver a Cristo, el Evangelio, y que sea una respuesta de eso esta forma de vivir.
Una vez recordadas las bases de toda la parte práctica (bases que se dan simplemente por ver el contexto anterior de los versículos que están antes) analicemos rápidamente esta forma de vivir. Comienza el versículo 18 refiriéndose a las casadas hablando de sujetarse al esposo. La palabra que se usa en el original habla de ponerse bajo la orden del liderazgo (el cual es el esposo). Ya hemos hablado en todo un blog sobre el rol de la mujer así que no nos meteremos tanto en ese tema. En líneas generales, el modelo universal de Dios es el hombre siendo líder de la mujer en su hogar, y ella poniéndose bajo su autoridad. Y Pablo añade aquí "como conviene en el Señor", refiriéndose no sólo a que este es el modelo de Dios, sino que también habla de no someterse a cosas que no son del Señor en caso de que el esposo le pida algo contrario a Dios. Otra aclaración más es que habla siempre dentro del contexto del matrimonio, la mujer no tiene por qué someterse bajo cualquier hombre. Esto no implica que no deba ser humilde como todo ser humano. Continuando, habla de los maridos y la palabra que utiliza para ellos es que agapao ("amad"). Este amor es el mismo amor que Cristo tiene por nosotros y que sólo el creyente puede tener ya que surge del amor de Dios por nosotros (1° Juan 4:19). Si el marido refleja esta clase de amor para con la esposa entonces no será áspero (imagínense si Dios fuese áspero con nosotros). Aquí vemos, así como lo veremos en más versículos de este pasaje, que el origen de cada manera de vivir de un cristiano está en Cristo, en el Evangelio. Mismo el someterse de la mujer es una consecuencia de ver cómo Cristo se humilló por nosotros.
Siguiendo con la parte familiar, en los versículos 20 y 21 nos hablará de los hijos y los padres. Cuando habla de los hijos nos hace acordar al quinto mandamiento que, si bien no estamos bajo la Ley, esta refleja lo que Dios quiere para nosotros (aunque no la podamos cumplir). Y como dijimos al principio del blog, estos imperativos tienen la misma función que la Ley: conducirnos a Cristo; pero ahora desde el punto de ya estar en Él, lo que nos lleva a una dependencia. Al final del versículo, Pablo no nos habla de que si los niños obedecen van a ser más agradables a Dios, si creemos eso no hemos entendido la gracia. Sino que habla que justamente esto es lo que Dios quiere para nosotros, hablando así también (como lo hizo con la sujeción de la esposa) que los hijos obedecen en cosas que le agradan a Dios, nunca en cosas que van en contra suya. Cerrando la sección familiar tenemos a los padres, quienes deben ser de ejemplo con los hijos y no saturarlos para que no se desalienten, en el sentido de ser mal ejemplo de cristianos y que en consecuencia los hijos endurezcan su corazón contra Dios (siempre teniendo en cuenta la Soberanía del Señor obviamente). Para profundizar un poco más en todo esto también pueden leer Efesios 5:22 en adelante.
Ahora pasamos a la sección de los amos y siervos. Lejos de estar a favor de la esclavitud, Pablo les enseña a mostrar a Cristo en el lugar donde les toca estar. Estos versículos hablan de cómo un cristiano ya no hace las cosas para las personas, sino que las hace para el Señor, y esto es trasladable a cada cosa que hacemos. Desde nuestro trabajo y estudios, hasta nuestro servicio. Recuerdo en el seminario cuando nos tocaba limpiar los baños, un amigo mío siempre se ponía a ver que hasta el último rincón quede limpio, no porque le fuesen a decir algo, sino porque él quería dar lo mejor para el Señor. Ese es el ejemplo que debemos seguir, la excelencia que debemos tener en cada cosa. Pero igualmente, recuerda lo que dijimos antes, esta exigencia no es por autoimposición de un esfuerzo en el perfeccionismo, sino que es un resultado de ver a Cristo, del amor que tenemos por Él, por lo cual vamos a querer hacer lo mejor. Y en cuanto a los amos (o los jefes podríamos decir hoy en día), habla de ser justos con los siervos (o empleados), básicamente tratarlos como hermanos a pesar de la jerarquía laboral ¿Por qué? De vuelta, por el Evangelio, porque nosotros también somos esclavos de un Amo y Él nos trata con el más inmenso amor (Colosenses 4:1).
Finalmente Pablo hablará de dos aspectos más: la oración y el trato con los inconversos. Primero, hablando de la oración, vemos un paralelismo con 1° Tesalonicenses 5:17 pero el apóstol agrega que ese velar sea con acción de gracias. La oración no son sólo pedidos, sino que también es parte de la respuesta de un cristiano ante la obra de Cristo, queriendo hablar con nuestro Salvador. Igualmente esto no significa que esté mal pedir, de hecho Pablo a continuación en los versículos 3 y 4 les dejará un pedido de oración, y es uno muy interesante. El apóstol estaba arrestado por predicar a Cristo, pero en lugar de pedir por su liberación, pide para que tenga igualmente oportunidades para seguir predicando a Cristo. Y aunque él ya estaba preso por esa predicación, pide para que igualmente lo pueda hacer de la mejor forma. Esto no solo nos habla de la humildad de Pablo, sino también de su confianza en la Soberanía de Dios, sabiendo que si estaba ahí era por algo y que aún en esas circunstancias podía seguir glorificando al Señor, aprovechando ese tiempo. Esto es justamente lo que animará a los colosenses a hacer, a que ellos también donde están sean de ejemplo, que usen bien el tiempo. Hay algo que hay que dejar bien en claro con esto, aquí no habla de vivir de cierta forma por lo que puedan llegar a ver los inconversos (esto es temor al hombre), sino que Pablo continúa hablando sobre cuando compartimos de Cristo. Tanto el versículo 4 como el 6 hablan de eso, por lo que estaríamos en un error si pensamos que el 5 habla de algo distinto.
Al compartir con un inconverso debemos hacerlo de 3 formas: 1. Siendo sabios con nuestras palabras, y al aprovechar las oportunidades (versículo 5) 2. Con gracia (no poniéndonos como jueces o personas superiores, somos pecadores igual que ellos, nada más que Dios nos mostró gracia) 3. "Sazonada con sal": este punto es quizás más difícil de entender. Algunos hablan de que sea sin impureza, pero si estamos compartiendo del Evangelio dudo mucho que Pablo hable de eso. De hecho, lo que dice al final el versículo 6 creo que es una aclaración de esto "para que sepáis cómo debéis responder a cada uno". La otra postura de lo que significa "sazonada con sal" habla de añadirle sabor, y esto, lejos de cambiar el mensaje del Evangelio para hacerlo más "atractivo" como hacen hoy en día, habla de presentarlo a cada uno según su condición (no era lo mismo evangelizar a un judío que sabía la Ley que a un pagano que creía en Zeus, al igual que hoy en día no es lo mismo presentar el Evangelio a un católico que a un musulman). Muchos simplemente comparten un mensaje memorizado del Evangelio con todas las personas, pero eso no es sazonado con sal. Un mensaje sazonado con sal se preocupa por la otra persona y le presenta el Evangelio sin adulterar de una forma más cercana.
A modo de conclusión, les repito lo mismo que les dije al principio. Nosotros podemos examinar todo este ejemplo de la vida de un cristiano y ver en qué cosas estamos fallando (que claramente lo haremos porque no estamos glorificados). Pero eso, lejos de azotarnos en la espalda, de forzarnos de alguna forma "práctica" a cumplir con todo esto, nos debe llevar a Cristo. No debemos olvidar todo lo que Pablo viene hablando en la carta. El apóstol una y otra vez nos apunta a Cristo, y es que entre más nos enamoramos de Él, mientras más lo vemos, más parecidos a Él seremos, viviendo de esta forma. Es por esto que los dos primeros capítulos Pablo desarrollará lo que es la plenitud de Cristo, quién es Él. Estos imperativos no están puestos como una nueva ley para el creyente, sino como una forma de hacernos ver más a Cristo al no poder cumplirlos ¿Qué mujer se puede someter a su esposo así como Cristo se humilló?¿Qué hombre puede amar a su esposa así como Cristo nos amó a nosotros?¿Qué hijo puede obedecer a sus padres así como Cristo obedeció la Ley? Nadie puede hacer eso, pero justamente eso está puesto para que nosotros dependamos de Dios. El nuevo hombre debe actuar así, pero no por un deber, sino por una respuesta natural, e imperfecta, al ver el sacrificio de Cristo. Cuando veas que estás fallando con esa respuesta, no te sientas culpable y te fuerces a hacer cosas (eso es simplemente una conducta), antes medita en el sacrificio del Señor por ti, medita en tu incapacidad aún para arrepentirte, y clama a Él en oración agradecido por todo eso. Esto es lo que Dios utiliza para moldearnos a su imagen, para cambiar nuestro corazón, para apropiarnos del nuevo hombre y su forma de vivir: ese ejemplo de vida en Cristo.
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