Seguimos con nuestro estudio sobre la carta hacia los Colosenses y hoy veremos como el apóstol Pablo continúa explicando el concepto del versículo 10 sobre cómo es que estamos completos en Cristo.
"11 En Él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con Él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con Él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz." Colosenses 2:11-15
En el pasaje de hoy, si bien vemos la salvación del creyente y cómo este salda su cuenta con Dios, el centro no es el cristiano mismo, sino que continúa siendo Cristo. En este capítulo de la carta es donde quizás más notorio es el tema de la misma: Cristo. Y aquí vemos a qué punto está involucrado en nuestra salvación. Entre el versículo 10 y el 13 vemos en 6 ocasiones a cómo estamos en Él, o con Él, o haciendo referencia a que obtenemos beneficios gracias a Él. Por lo que si bien el centro del pasaje parece ser la salvación, la realidad es que Pablo continúa hablando de lo que dijo en los versículos 9 y 10 sobre la plenitud de nuestro Salvador.
Empecemos analizando el versículo 11. Se cree que el apóstol saca el tema de la circuncisión ya que, con toda la mezcla de pensamientos que había en Colosas (ver la introducción a la carta), había cierta corriente judaizante quizás no tan fuerte y marcada como la de los gálatas. Al leer este versículo no pude no pensar en lo que dice Romanos 2:25-26 "Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?" En este pasaje Pablo habla de que la circuncisión sólo sirve si deseas ser salvo por la Ley (cosa que no se puede), pero que si eres pecador ("transgresor de la ley"), como todos, la circuncisión física no sirve de nada y es lo mismo que estés circuncidado o no. Pero si un incircunciso (hablando ahora del corazón, ya que vimos que todos son incircuncisos al ser pecadores) guarda la ley, pasa a ser circunciso, es decir tiene un corazón nuevo, el corazón de Cristo. Sin embargo, vimos que todos somos transgresores, que no guardamos la ley, entonces ¿Cómo puede alguien ser circuncidado del corazón? La respuesta a esto la tenemos en nuestro pasaje de hoy y es "En Cristo".
El versículo de Romanos dice que uno es circuncidado cuando guarda la Ley, y si bien nosotros no podemos guardar la Ley, Cristo si lo hizo, y ahora nosotros, disfrutamos de la circuncisión que Él obtuvo para nosotros, de ese nuevo corazón, tal como vemos en Deuteronomio 30:6 "Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas." Cuando Cristo cumplió con la Ley y murió por nosotros, nuestro cuerpo pecaminoso carnal fue echado fuera y el corazón nuevo de Cristo vino a nosotros (aunque han quedado vestigios de ese cuerpo que nos hacen todavía no estar 100% santificados). Esto nos muestra cómo es Cristo mismo quien nos circuncida, mostrándonos un aspecto de lo que decía en versículo 10 sobre que en Él estamos completos, ya que en Él, y sólo por Él, tenemos la circuncisión del corazón, somos salvos.
Continuando con el versículo 12 vemos que no sólo fuimos circuncidados en Él, sino que también hemos sido bautizados y resucitados. Vayamos por partes. Primero, al hablar del bautismo está haciendo un paralelismo con el versículo 11. Para Israel, la circuncisión era señal de Dios para ellos de que eran parte de Su pueblo. Sin embargo, ahora, en Cristo, nuestra señal, nuestra publicación de que somos del pueblo de Dios, se da mediante el bautismo. Igualmente, el apóstol no se centra en el bautismo por agua aquí, sino que habla más bien de la sepultura y resurrección de Cristo (lo que simboliza el bautismo). Pablo habla de que estuvimos con Él en esos momentos, y ya vamos a explicar esto, porque creo que unos versículos más adelante lo va a explicar el pasaje mismo, pero acá lo importante es que en Él tenemos vida. Como marca bien el principio del versículo 13, nosotros estábamos muertos, literalmente sin vida espiritual (así está cada inconverso), pero al haber estado en Cristo en Su resurrección, el mismo poder de Dios que actuó en Él para levantarlo de entre los muertos, actúa en nosotros para darnos vida (versículo 13 al final), y esa vida va de la mano con el corazón circuncidado del que hablamos antes.
Ahora ¿cómo es que Dios nos puede dar vida a nosotros, pecadores? Bueno, no es que Dios simplemente dejó pasar los pecados, sino que la deuda por esos pecados, por esas transgresiones nuestras de la ley (y la palabra que utiliza el versículo 14 se puede traducir como un pagaré), la cual era imposible por nosotros de pagar, fue pagada en la cruz. Y acá es cuando el pasaje nos explica cómo es eso de estar sepultados y ser resucitados con Él. El versículo 14 habla de que nuestra deuda fue clavada en la cruz. Si recordamos un poco de historia, en la cruz se clavaba el delito por el cual se estaba sentenciando a muerte a esa persona. Si bien el cuadro que tenemos de la crucificción es sólo con la cruz del medio (la de Jesús) con un cartel clavado, porque los evangelios sólo nos hablan de lo que colgaron en aquella cruz, la realidad es que las tres tenían un cartel clavado. Cuando Pablo nos dice aquí que en la cruz clavaron el acta de nuestros pecados, está haciendo referencia a que Cristo murió no por ser Rey de los judíos (como dijeron los romanos), sino por los pecados de todos los elegidos, esa fue la causa. Y es allí, en esa lista infinita clavada sobre el madero que estábamos nosotros. Así como Cristo murió, esos pecados desaparecieron delante de Dios, y así como Él resucitó, nosotros resucitamos. Estábamos muertos, como Cristo, pero gracias a ese sacrificio y esa resurrección, ahora resucitamos, tenemos vida como Él.
A su vez, vemos que así como nuestros pecados fueron exhibidos en la cruz, ahí mismo se exhibió la debilidad de los enemigos de Dios. El diablo y todo lo que él tiene detrás utilizan el pecado para separar y corromper a la creación, pero Cristo venció al pecado en esa cruz. La idea que transmite el versículo 15 es la de un rey victorioso luego de la guerra que hace un desfile para entrar a la ciudad y en el desfile están los presos de guerra exhibidos delante de los ciudadanos. Cristo, al morir y resucitar, lo que hizo fue justamente eso, vencer y dejar expuestos a sus enemigos, mostrando de que ya no tienen ningún arma contra los herederos de Dios.
Recordando un poco el contexto, la presión que tenían los hermanos en colosas era hacia un sistema que no veía a Cristo como suficiente, sino que querían agregar todo tipo de obras paganas al cristianismo. Pablo les marcará entonces la suficiencia de Cristo, y es lo que en este pasaje vemos aplicado a la salvación. Él es completamente suficiente para la salvación porque en Él se encuentra la misma, no hay otro camino, solo Cristo. La semana que viene veremos un poco sobre las implicancias que tiene esto a la vida del creyente, pero si de algo nos sirve este pasaje es primero para maravillarnos más de la hermosa obra que hizo por nosotros y lo precioso de nuestro Salvador. Y segundo también nos sirve para estar tranquilos, ya que estamos en Él, y como vimos en el blog anterior, andamos en Él, no hay absolutamente nada más seguro, por lo que todo lo que nos queda a nosotros es aferrarnos a Él. Que todo nos sirva para dejar de depender de nosotros, de lo que hacemos, y nos lleve a depender más de nuestro precioso Señor en quien estamos.
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