Hoy terminamos con nuestro estudio sobre la primer epístola del apóstol Juan. Llegando al final de la carta el apóstol dará las últimas palabras para afirmar a sus hermanos que estaban pasando por momentos de dudas.
"16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. 17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. 18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. 20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén." 1° Juan 5:16-21
No sé para ustedes, pero para mí ha sido de gran bendición estudiar esta carta de una forma más profunda. En la misma pudimos ver nuestra imperfección, cómo el Señor nos ayuda en nuestra debilidad, y cómo es en Él que tenemos confianza y seguridad. En los versículos que veremos hoy, el apóstol volverá a tocar algunos temas de los que habló a lo largo de toda la carta. Pero antes veamos el último gran reto de interpretación de la epístola.
El pasaje del blog anterior terminaba hablando de la oración y de cómo, si pedimos conforme a Su voluntad, Él nos lo dará (aunque no sabemos el cuándo ni el cómo). El versículo 16, si bien parece que se despega de este tema, la realidad es que es un ejemplo de lo mismo. Aquí vemos cómo Juan estimula a los destinatarios a orar por sus hermanos que han pecado. El problema quizás con este pasaje es interpretar el pecado de muerte y el que no es de muerte. Hay varias posturas al respecto, pero aquí les voy a explicar las dos más fuertes y les comentaré cuál tomo yo.
La primera que veremos es aquella que dice que el pecado de muerte hace referencia a la repetición de un pecado en particular (puede ser cualquiera), hasta el punto en que Dios decide mandar la muerte física a esa persona (siendo esta persona un cristiano verdadero) como parte de una disciplina y para cuidar al resto de Su iglesia. Sin embargo, vemos en el versículo que no dice que un hermano pueda cometer dicho pecado de muerte, sino que habla de que el hermano cometió el que no es de muerte. Además hay otras cosas a considerar. La primera es que no hay contexto para defender esta postura, en ningún lado de la carta Juan habla de esta "disciplina" de Dios hacia sus hijos. Además, esto lo pone a Dios como un falto de paciencia, como que se puede llegar a hartar de nosotros, cuando Dios es lento para la ira y grande en misericordia. Y por último es que luego, en el versículo 18, habla de que el cristiano no practica el pecado, por lo que esta repetición tan constante del pecado que llevaría a Dios a castigar a su hijo parece contradecir esto.
La segunda postura que veremos es que el pecado de muerte se refiere al que tuvieron los falsos maestros de los que habla la carta, esa apostasía. Esa muerte de la que habla Juan sería la muerte espiritual, ya que con este pecado quedaría expuesto que nunca fueron hijos de Dios. Veamos distintas cosas sobre esta postura. Primero que esta postura tiene sentido por el contexto de la carta y no presenta ninguna contradicción aparente. Segundo que tiene sentido que se pida por el hermano que cometió pecado que no es de muerte, ya que necesita restauración, y Dios se la dará porque es Su voluntad, recordemos el pasaje de la semana pasada. El versículo 17 nos dice que todos los pecados son graves, pero que hay unos que no son de muerte. Si nos ponemos como la primer postura estaríamos categorizando, ya que habrían algunos pecados (no sabemos cuales) que nos guiarían a morir físicamente. Pero me parece que el espíritu del autor es todo lo contrario. Aquí Juan está diciendo, pecar es pecar, pero tranquilos, hay esperanza, no todos los pecados son de muerte ¿Por qué? No por el pecado en sí (ya que todos son injusticia, como dice antes), sino por Cristo. Si un hermano peca, ora por él, ya que en Cristo hay esperanza. No es así con la persona que apostata (como lo hicieron los falsos maestros de la carta) que demuestra que no es creyente y está muerta espiritualmente no tiene ningún tipo de esperanza. Esto no significa que no oremos por ellos, pero nuestra oración será para que se conviertan, y si bien lo hacemos, oramos, no estamos seguros si Dios lo salvará. En cambio, una persona creyente que peca, al ser un hijo de Dios, Él lo va a cuidar, y para ello debemos orar, alineando nuestra voluntad con la de Dios, de allí sólo surgirá confianza en Él.
Continuando con el pasaje, el versículo 18 habla de la práctica del pecado, pero no vamos a desarrollar todo el tema de nuevo por cuestiones de tiempo. Si quieren leer al respecto les sugiero que una vez terminado este blog lean el de "Somos hijos de Dios". Pero aquí Juan agrega a uno de nuestros enemigos: el diablo, el maligno. El pasaje nos habla de que Dios nos resguarda de que no practiquemos el pecado, y es que sin Él sería imposible no hacerlo. También vuelve a diferenciarnos del mundo diciendo que somos engendrados de Dios (esto también lo vimos en el blog que les dije antes), y es por esto que el maligno no nos toca porque Cristo nos guarda. Ahora, la traducción hace que esto se pierda. El original no habla tanto de que no nos toca, sino de que no nos retiene (justamente por eso no practicamos el pecado). Como vemos en Job, Dios permite al diablo tocar a Sus hijos pero no de forma definitiva, o también lo vemos en Pedro cuando Jesús le dijo que el diablo quería zarandearlo como a trigo, y Él no le dijo que no lo dejó, sino que pidió por fortaleza Pedro (Lucas 22:31-32).
En un mundo bajo el dominio de Satanás es bueno recordar esto. El problema es que con la salida de los falsos maestros, los creyentes de la iglesia estaban titubeando en su fe, por lo que el versículo 20 es el último esfuerzo del apóstol por afirmar y tranquilizar a sus hijitos. Aquí vemos una afirmación hermosa, declarando que efectivamente Cristo es el verdadero Dios, diciéndole Juan a sus destinatarios "tranquilos, lo que creen es la verdad porque Jesucristo es verdadero, no duden". Todo este pasaje tiene la intención de resumir lo que Juan dijo en la carta: Mostrar que los falsos maestros, que viven en pecado, no son hijos de Dios, y que la doctrina que en apóstol les enseñó es la verdadera, que deben confiar en Cristo (100% hombre y 100% Dios al mismo tiempo) porque Él es la verdad. Y la carta cierra con una advertencia media rara pero que tiene sentido. El pensamiento común, cuando habla de ídolos lo relaciona con imágenes (al estilo de la iglesia católica). Pero en el contexto no tiene mucho sentido, sino que lo que sí tiene sentido es que estos falsos maestros tenían un ídolo que se llamaba "conocimiento" (como vimos en la introducción de la carta que creían los gnósticos) y habían reemplazado a Cristo por un supuesto conocimiento superior. Juan aquí no sólo está advirtiendo contra los ídolos del corazón, sino contra los falsos evangelios, los cuales, al no predicar del verdadero Cristo, predican sobre un ídolo. El Evangelio de la prosperidad tiene su ídolo, el evangelio social tiene su ídolo, y así con cada cosa que desplaza a Cristo del centro del mensaje. De esas cosas Juan nos dice que nos cuidemos, de las falsas doctrinas, porque no son el verdadero Evangelio, predican a alguien que no es el verdadero Cristo, es simplemente un ídolo.
Para cerrar con la carta y la serie me gustaría recordar algunas cosas que vimos en ella, ya que, como hemos repetido varias veces, a esta carta se la saca mucho de su contexto usándola como una vara muy alta para la salvación, y de allí es que surgen justamente dudas de la salvación como las tenían los destinatarios de la carta. Primero, hay varias cosas que Juan no dice, ni hace, acá. Juan no habla de una vida cristiana perfecta, no habla de que el cristiano no peca, no duda de la salvación de las personas, no da seguridad de salvación, porque si así fuese, de vuelta, la vara estaría demasiado alta. 1° Juan lo debemos interpretar a la luz de su contexto. Y no sólo de su contexto histórico, sino de toda la Biblia. Ahora, lo que sí hace Juan es disipar dudas, intenta reorientar la mirada de sus lectores, la cual se había desviado por los falsos maestros, y busca fijarla en Cristo. Esta carta nos llama a amar más a Dios y que de allí surja nuestro vivir como Cristo, aunque jamás lo alcanzaremos de este lado de la eternidad. Juan no intenta hacer que las personas se autoexaminen por sus obras a ver si son salvos o no, sino que trata de demostrar que los falsos maestros, y sólo los falsos maestros, no los hermanos de la iglesia, no son verdaderos cristianos. El objetivo no es poner dudas en el creyente, sino todo lo contrario, afirmarlo, que pueda ver la cruz a pesar de su pecado y el amor de Dios manifestado allí para con nosotros.
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