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Cristo: Nuestro ejemplo

La Palabra nos habla de que debemos andar como Cristo anduvo, sin embargo esto tiene muchísima más profundidad de lo que parece. Es por esto que hoy analizaremos cómo Él es un ejemplo para nosotros.

Cristo: Nuestro ejemplo - Blog 144

"21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;" 1° Pedro 2:21-23

Cristo como nuestro ejemplo es un tema que suele ser llevado de un extremo a otro. La iglesia moderna lo ha reducido a simplemente imitar el amor hacia los demás, usando ejemplos como el de María Magdalena para decir que no hay que juzgar al resto. Pero en el otro extremo tenemos, por ejemplo, a los testigos de Jehová, quienes aseguran que uno puede vivir la vida que Él vivió y que inclusive la cruz fue una prueba más para ver si no pecaba. Comencemos entonces a analizar qué aspectos de la vida de Cristo debemos imitar según la Palabra de Dios.

Aquí es donde podría desarrollar cada aspecto, pero al final llegaría a la conclusión de que debemos imitar TODOS. Por poner distintos ejemplos: Filipenses 2 nos habla de imitar su humildad, 1° Juan 2:6 nos habla de andar como Él anduvo (haciendo referencia a la obediencia al Padre), Juan 13 nos habla de imitar su ejemplo de servicio (aquí se describe la escena del lavamiento de pies), Mateo 20 nos vuelve a hablar tanto del servicio como de la humildad, Efesios 5:1-2 nos habla de imitar su amor para con los demás al punto de sacrificarse por nosotros, Colosenses 3:13 nos habla del perdón, el pasaje que leímos antes de 1° de Pedro nos habla de seguir Su ejemplo aún en el sufrimiento (y estamos hablando de alguien que recibió la máxima tortura y la peor muerte). Podríamos seguir con un montón de ejemplos, pero creo que el concepto se entiende.

Ahora, dijimos que Cristo como nuestro ejemplo es algo bastante profundo, y la verdad es que decir que es nuestro ejemplo en absolutamente todo no es profundizar mucho. Y es que el problema en realidad no está tanto en el qué es nuestro ejemplo. El verdadero problema es la vara que ponemos tomando el ejemplo de Cristo. Como vimos en el blog anterior, no somos capaces de vivir la vida santa que Dios nos pide, Jesús mismo nos dijo en Juan 15:5 que separados de Él nada podemos hacer (les recomiendo igualmente leer el blog anterior para tener más contexto sobre el tema). Tomando esto en cuenta, ¿no es un poco absurdo que la Biblia nos mande a imitar a Cristo pero que al mismo tiempo nos diga que no podemos? Pensemos un poco más en la santidad. La Biblia nos llama a ser santos. 1° Pedro 1:15 dice: "sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;" Básicamente a lo que la Biblia nos está llamando acá es a ser santos como el Ser más santo del universo, Aquel en quien está la plenitud de la santidad. Y con esto quiero que entiendan la magnitud de esa santidad a la cual nos es imposible llegar. Entonces ¿cómo es que la Biblia nos pone un imperativo para hacerlo si claramente no podemos ser igual de santos que el 3 veces Santo?

Apliquemos esto al ejemplo de Cristo. Vimos que 1° Juan 2:6 nos habla de andar como Él anduvo. Sin embargo, Jesús cumplió toda la Ley a la perfección, y la razón de Su obra redentora es que justamente nosotros no podemos cumplirla, por eso tuvo que encarnarse y morir en nuestro lugar. Entonces vemos que no podemos andar como Él anduvo porque no podemos cumplir la Ley. Esto también se ve muy marcado en el versículo de 1° Pedro que leímos al principio, analicémoslo un poco más. El versículo 21 termina diciéndonos que debemos seguir el ejemplo que nos dejó ("dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas"). Pero veamos cómo empieza el versículo 22, este dice "el cual no hizo pecado". No sé ustedes, pero un ejemplo de no pecar yo no lo puedo seguir. No porque no odie el pecado, sino porque simplemente sigo atado a este cuerpo de muerte que me lleva a pecar, tal como lo expresa Pablo en Romanos 7.

Otro caso que mencionamos es el de Efesios 5:1-2, donde se nos llama a amar a los demás como Cristo nos amó "y se entregó a sí mismo por nosotros" ¿Acaso usted se ve capaz de imitar tal cual este ejemplo? Estamos hablando del amor exhibido en la cruz. Jamás habrá un despliegue de amor más grande. También mencionamos la humillación de Cristo de Filipenses 2. Pero por más bajo que nos humillemos, jamás nos podremos humillar al mismo nivel que el Dios Todopoderoso yendo a morir como el peor de los ladrones, por sus propias criaturas, en la cruz.

Quizás estos dos últimos los vemos mucho más obvios, pero con la santidad muchas veces no lo vemos de esta forma. Buscamos la santidad a toda costa queriendo llegar a algo totalmente inalcanzable. Pero acá nos encontramos en una entrecruzada que mencionamos antes: Si no puedo, ¿para qué me manda la Biblia a hacerlo? Si Dios nos lo pide por medio de su Palabra, entonces claramente no nos vamos a quedar de brazos cruzados. No es que puedo decir "Bueno, como no puedo, entonces ni me esfuerzo en buscar una vida de santidad".

Pensemos un poco. La Biblia nos pone un objetivo: Ser como Cristo. Pero ese objetivo es inalcanzable para nosotros en esta tierra. Sin embargo, si Dios nos lo pide debemos buscarlo a pesar de nunca poder alcanzarlo. Yo jamás voy a poder ser como Cristo, pero Él debe ser a quién yo deba aspirar por más de que me sea imposible. Y esto nos dice un montón de cosas. Primero: Que el objetivo sea inalcanzable nos habla de que nunca podremos parar de crecer, siempre va a haber algo más. Esto no sólo nos habla de una santificación progresiva, sino que también nos humilla y nos hace querer buscar más a Cristo. Segundo: Entre más veo su perfección, más imperfecto me voy a ver, lo cual me motivará aún más a buscarle. Y nótese que no digo que me motivará a seguir creciendo, y esto por el simple hecho de que yo no me puedo hacer crecer, ya que el crecimiento depende de Dios (1° Corintios 3:7), lo único que puedo hacer es buscarle aún más. Tercero: Esto nos da gran descanso, porque si bien queremos ser como Cristo, reconocemos que no podemos, y al hacer esto, cuando tropezamos, no nos vamos a sentir mal, sino que vamos a salir con un hambre aún más grande por Él.

Concluyendo, Cristo es nuestro ejemplo inalcanzable, es nuestro objetivo a ser al cual nunca llegaremos en esta vida, pero eso, lejos de llevarme a la resignación, me llevará a buscarle aún más. No nos pongamos una carga que no podamos llevar, creyendo que sí podemos llegar a ese ejemplo, pero si debemos aspirar a eso. La vida cristiana, el seguir el ejemplo de Cristo, es un equilibrio entre el "no puedo" y el "quiero". También, lejos de frustrarnos ir detrás de algo inalcanzable, esto nos debe motivar al ver la perfección de nuestro Dios y cómo Él igualmente nos hace crecer. Desde el Evangelio vemos que Dios nos demanda una obediencia que no podemos cumplir, por eso Cristo tuvo que morir por nuestros pecados, y esto se extiende al resto de nuestra vida, donde Dios nos dice de vivir de una forma que no podemos, pero allí también es donde entra Cristo. Dependemos 100% de Él, a eso nos llama la Biblia, a una vida de dependencia, porque sino sería imposible. En nuestra imposibilidad Él es glorificado, por lo que no hay nada más lindo que ser incapaces, porque en eso Dios desplegará Su poder.

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