Continuamos con nuestro estudio sobre la primer epístola del apóstol Juan. En el pasaje de hoy del capítulo 4 Juan comenzará una sección sobre el amor y el cristiano. Hoy empezaremos por ver cómo Dios nos da de Su amor para nosotros demostrarlo.
"7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros." 1° Juan 4:7-12
En el capítulo 3 pudimos ver cómo un cristiano se distingue de los inconversos en el amor hacia otras personas y sobre todo hacia Dios. En el pasaje de hoy Juan retomará este pensamiento pero ampliándolo en otro sentido: De dónde surge ese amor que nos distingue. Desde el versículo 7 el apóstol ya lo deja bien en claro cuando dice "porque el amor es de Dios". Esto significa que este amor proviene de Dios, y es por eso justamente que en el resto del versículo, y en el versículo 8, Juan marcará lo que ya habló en el capítulo 3: Los que no conocen a Dios no pueden amar ¿Suena raro esto no?¿Acaso esto significa que un inconverso que está casado en realidad no ama a su esposa? Bueno, la última parte del versículo 8 nos habla un poco de esto cuando dice el tan famoso "Dios es amor". Analicemos un poco más esto.
Primero algo fundamental, aquí Juan pone al amor como atributo. No vamos a extendernos mucho en el tema porque en la serie de los atributos de Dios ya hablamos sobre el amor en un blog, pero creo que hoy en día siempre hay que remarcar algo que explicamos aquella vez y a lo largo de toda la serie. Que Dios sea amor en esencia NO significa que no sea Santo y Justo, y tampoco estos atributos se contradicen entre sí, sino que se complementan en Dios ¿Qué significa esto? Que su Amor es Santo y Justo, que su Justicia es Amorosa y Santa, y que su Santidad es Justa y Amorosa. El tan famoso "Dios es un Dios de amor y no te juzga" es mentira, ya que cancela otro atributo como la Justicia y la Santidad. Y el no tan famoso, pero que algunos dicen, "La Santidad es el atributo más importante" también es mentira porque pone a un atributo por encima del resto, cuando en Dios todos sus atributos están al máximo nivel, por lo que es imposible exaltar a uno sin minimizar al resto. En esta frase lo hacen con la Santidad, pero en la anterior lo hacen con el Amor, y así lo pueden hacer con muchos atributos pero eso no es bíblico. Si le interesa más el tema le recomiendo que lea la serie sobre los atributos.
Volviendo ahora sí un poco a analizar esta frase en el pasaje, en el griego hay tres tipos de amor que se utilizan en la Palabra: Philia, Éros, y Ágape. El Philia habla del amor entre amigos o familia. El Éros habla del amor en cuanto al deseo, más pasional y sexual. Y el Ágape lo definiremos un poco más adelante. Estudiando sobre el tema, en el comentario de Matthew Henry hay una observación que me pareció muy importante. En la antigüedad, más específicamente en la mitología griega, había un dios del amor ¿Saben cómo se llamaba? Éros. Básicamente era un dios que se enfocaba en el deseo sexual. Sin embargo, lo que Juan está diciendo aquí es que Dios es ágape, un amor totalmente distinto. Para estudiar lo que es este amor, el más claro ejemplo está en 1° Corintios 13:4-7:
"4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."
Aquí Pablo nos da una definición muy hermosa, y hasta poética se podría decir, de lo que es ágape. Pero Juan, en los versículos 9 y 10 de nuestro pasaje también nos va a dar una definición con el ejemplo más claro y donde mejor se manifestó este amor: el Evangelio. El versículo 9 nos dice justamente que cuando Dios entregó a Su Hijo, allí fue cuando más se mostró ese amor. Y el final del versículo nos habla de que es al ver esa muestra de amor, de ágape, que viviremos de esa forma. Pero ya seguiremos con ese tema más adelante.
Continuando con el versículo 10, la definición que se da de ágape acá es hermosa. Habla de que Dios no nos amó porque nosotros le amamos primero, sino que todo lo contrario. Él nos amó cuando nosotros éramos enemigos suyos, y dio Su vida por nosotros, cuando todo lo que hacíamos con nuestro pecado era ir en Su contra. Y veamos que aquí Juan usa la palabra "propiciación" la cual, como vimos antes en la serie, significa apaciguar, calmar, la ira de Dios mediante un sacrificio de sangre. El amor de Dios es tan impresionante, que aún teniendo ira contra nosotros, pecadores, envió a Su Hijo para que podamos estar con Él. Y este es el amor que distingue al cristiano. Si, un inconverso puede tener philia o éros, pero un amor ágape, que se sacrifica por sus enemigos sin pensarlo, que básicamente se niega a sí mismo por la otra persona (lo cual hizo Cristo según Filipenses 2), jamás podrá tenerlo, al menos no de esta forma ¿Por qué? Porque no está en su naturaleza, este amor viene de Dios (versículo 7), y si no conocen a Dios, si no están conectados con la fuente, jamás podrán tenerlo de esta forma. Este amor es justamente a lo que nos llama Cristo: Negarnos a nosotros mismos, vivir en humildad, como vimos en ese estudio de Filipenses 2 que hicimos hace un tiempo.
Ahora en los versículos 11 y 12 viene la respuesta ante tener este amor que ya había anticipado en el versículo 9. Lejos de jactarnos de que nosotros sí podemos tener este amor, la respuesta es demostrarlo. El amor que Cristo tuvo por nosotros, esa gracia que nos demostró, debe impactar de tal forma en nuestras vidas que veamos al resto de personas a través de los ojos de Cristo, amándolos más allá de cualquier falta. Recordemos los dos mandamientos que nos dejó Jesús: Amar a Dios por sobre todo, y al prójimo como a uno mismo. Bueno este amor, si vemos nuestro pasaje, surge de maravillarnos, de contemplar el Evangelio, donde Dios más se nos reveló. Por eso al principio, en los versículos 7 y 8, habla de que según nuestro amor se sabe si le conocemos o no. Porque si le conocemos, si hemos visto el Evangelio, esa revelación de Dios, esto impacta de tal forma en nuestra vida que ese conocimiento del Señor, de su amor, de su atributo, se verá reflejado.
El versículo 12 puede ser confuso. Empieza hablando de que nadie ha visto a Dios, y parece como si estuviese fuera del contexto esta frase, pero no. Pero lo que Juan está hablando acá es que nadie ve a Dios, pero nosotros podemos ser un reflejo de ese amor. Spurgeon decía (parafraseando) que nuestra vida es todo lo que muchos inconversos leerán de la Biblia. Con nuestra vida, con aquello que amamos, podemos ser un reflejo del amor de Cristo. Obviamente nunca llegará a ser de la misma forma, pero es todo lo que verán del cielo muchas personas, ese ágape que podemos mostrar ahora por Su Evangelio y Su gracia. Si amamos de esta forma, significa que Dios lo está produciendo en nosotros, o sea que Él está dentro nuestro, permanece en nosotros, algo que era muy distinto a los falsos maestros que estaban atacando a los destinatarios de la carta, quienes no permanecían en amor y claramente no eran de Dios. Y como siempre aclaro, no significa que el amor de un cristiano sea perfecto, pero él al menos sí podrá mostrar en ocasiones el ágape, a diferencia de un inconverso que no está conectado a la fuente.
El final de nuestro pasaje dice "y Su amor se ha perfeccionado en nosotros", y aquí hay dos interpretaciones que dan los comentaristas. Unos hablan de que el Amor nace en Dios, se reveló en el Evangelio, y ahora se manifiesta, se da a conocer, a través de Sus hijos, de la iglesia, por eso es que se está "perfeccionando", porque es un proceso de Su revelación. Si esta fuese la interpretación, la cual no es descabellada ni nada, la veo bastante posible, aquí Juan nos está invitando a seguir mostrando a Cristo a través de nuestro amor (que surge de Él). Y hay otro pensamiento (que es el que más me gusta), que habla de que Dios nos está santificando, nos está haciendo crecer, y una prueba de eso es que crecemos en nuestro amor. Teniendo en cuenta lo que dijimos antes, que todo este amor surge de conocerle y maravillarnos más de Él, lo veo bastante posible que sea esto. Pero cualquiera que sea el caso, Juan nos está invitando a crecer en mostrar el amor, lo cual sólo se puede hacer estando conectado a la fuente mediante el Evangelio. Recuerda, no puedes mostrar a Cristo, ni crecer en tu vida espiritual sin maravillarte día tras día del Evangelio, del sacrificio que Él hizo en la cruz, de esa gracia demostrada, de ese ágape perfecto expuesto en el madero. ¿Quieres ser un cristiano como el que Juan describe aquí? Concentrate en Cristo, el Evangelio. Solo a través de esto es que podremos cumplir con los dos mandamientos, ya que el amor descripto en esos mandatos, surge en Dios mismo. Mientra más le conocemos, mientras más conectados estamos a la fuente, más tendremos de ese amor que Él nos da, de vuelta, de ese ágape perfecto y hermoso que da su vida por otros, que renuncia al yo, que toma su cruz y sigue a Cristo.
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