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¿Qué es la gracia?

Algunos la usan de pase libre para pecar, otros dicen estar en la gracia pero en sus vidas parece como si no existiese. Quizás se tiene el concepto pero no se lo aplica, es por eso que hoy veremos qué es la verdadera gracia bíblica.

Blog 123: ¿Qué es la gracia?

Tanto que hablamos de la gracia en este blog, y tanto que la llevamos en el nombre de las doctrinas que seguimos, llegó el momento de explicar lo que verdaderamente es la gracia. Y no, este no va a ser un blog para inconversos explicando el hermoso y desinteresado sacrificio de Cristo, sino que nos pondremos un poco más teológicos en el asunto. La Real Academia Española la define como el "Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita". Esta definición es básicamente como todo el mundo define a la gracia, como "un regalo inmerecido". Ahora, veamos lo que dice la Biblia. La palabra que se utiliza en el griego original, la cual es muy conocida, es la palabra "charis", la cual proviene de la palabra "chairo" que significa alegría, por lo que charis es dar una alegría, recibir favor, de aquí es que viene el concepto de regalo. Muchas veces, esta palabra está acompañada de la palabra "dorean" la cual, si bien a veces es traducida como gracia (como en Mateo 10:8), la mayoría de veces se traduce como gratuitamente (Romanos 3:24 por ejemplo). Es de esta combinación de estas palabras que se utiliza muy a menudo en la Palabra que surge el concepto que tenemos de "un regalo inmerecido". Pero creo que "un regalo" se queda bastante corto para lo que es la palabra charis.

Cuando hablamos de que la gracia es un regalo, muchas veces pensamos en la salvación como ese objeto. Si nos ponemos un poco más bíblicos veremos que ese regalo no es la salvación, sino Cristo mismo, pero no estamos aquí para discutir eso. Recordemos lo que es la raíz de la palabra charis, es alegría, gozo. Lo que recibimos gratuitamente (dorean) es alegría ¿cómo es esto?¿Acaso nunca estaremos tristes? No, no tiene que ver con ese tipo de alegría. Cuando recibimos la gracia, recibimos una alegría, y esta alegría es el hecho de que ya no estamos enemistados con Dios a causa de nuestro pecado sino que ahora estamos en Cristo. Recibir un regalo no es lo mismo que recibir una alegría. Pongamos esta situación hipotética, supongamos que usted tiene una enfermedad terminal. Ahora, alguien le regaló un tratamiento con el que se va a salvar, se va a curar. Claramente es algo hermoso, pero ¿no sería más hermoso todavía recibir la noticia de que la enfermedad directamente desapareció? Usted entonces recibiría esa alegría de la buena noticia de que ya está sano. Es lo mismo con la gracia, recibimos la buena noticia del Evangelio de que estamos reconciliados con Dios. No me mal entienda, no digo que la gracia no sea un regalo, lo es, pero es algo muchísimo más grande que no podemos llegar a entender. Es algo tan hermoso porque cuando nosotros estábamos sumergidos en nuestros pecados recibimos la alegría de estar bien con nuestro Creador.

Ahora, una vez definida lo que es la gracia, lo hermoso y grande de la misma, veremos un concepto que quizás muchos me vayan a crucificar con esto. Vamos a ver cómo la gracia, tan hermosa y bella, no es un atributo de Dios. Recordemos lo que es la gracia, ese regalo, esa alegría, INMERECIDA. Quiero que se quede con esta palabra. Pero primero pensemos en lo que es un atributo: lo que Dios es en esencia. Y con esto ya hay un problema, porque la gracia no es un adjetivo para que alguien lo sea en esencia, sino que es un sustantivo, es algo que se da. Nadie puede ser en esencia gracia, sí puede poseerla, lo cual creo que todos coincidimos que Dios la tiene absolutamente toda. Es por esto que en la Palabra siempre se habla de "Su gracia", nunca se dice que Dios sea gracia, ya que es algo que Dios posee. Ahora, recordando unos principios de nuestra serie sobre los atributos de Dios, todos los atributos de Dios poseen al resto de atributos en sí, por lo que si decimos que la gracia es un atributo estaríamos diciendo que la gracia de Dios es Eterna, ya que este es uno de sus atributos. Ahora, antes de la fundación del mundo, cuando no existía nada, todos los atributos se manifestaban dentro de la Trinidad. La Santidad, la Justicia, el Amor, la Misericordia (la cual es ponerse en lugar del otro), y así con cada atributo, estaban en Dios. Pero si la gracia fuese un atributo ¿cómo es que estaba presente en ese momento? Para que exista la gracia debe haber alguien que no merece ese regalo, esa alegría, y dentro de la Trinidad esa persona no existe, ya que cada una de las Personas de la Trinidad merecen absolutamente todo lo bueno. Si la gracia estaba en la Trinidad antes de la fundación del mundo, entonces estamos diciendo que una de las tres Personas de la Trinidad no merecía algo, porque eso es lo que es la gracia. La gracia es como la ira. En el blog sobre la ira de Dios vimos como esta en realidad era la manifestación de la Santidad y Justicia de Dios (los cuales sí son atributos) hacia el pecador. Bueno, la gracia es algo muy similar, nada más que es la manifestación de la Misericordia, Paciencia, Bondad y Amor de Dios hacia el pecador. Sin el pecador no hay gracia porque simplemente no hay alguien que no merezca algo.

Si bien esto último que hablamos sobre cómo la gracia no es un atributo de Dios se despega un poco de lo que veníamos hablando, creo que era un punto importante para marcar. Ahora sí, volviendo al tema de lo que sí es la gracia, veremos como muchos han manchado esta palabra. Como Dios nos da todo por gracia, muchos se aferran a esto para decir que no hay problema con nada, total Dios nos ama tal cual como somos, no importa lo que hagamos. En esto último hay algo de verdad y hay algo de mentira. Efectivamente Dios nos ama sin importar lo que hagamos, pobres de nosotros si esto no fuese así ("Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero." 1° Juan 4:19). Sin embargo, esto no es un pase libre para vivir como queramos, justamente lo contrario. Si realmente entendemos la gracia, entendemos cómo no nos merecemos absolutamente nada de parte de Dios sino Su juicio, pero también entendemos cómo igual Él decidió darnos a Cristo, la alegría de una relación con Él, entonces no querremos vivir como veníamos viviendo, sino que la gracia provocará tal gratitud en nosotros que ahora vamos a querer agradarle, justamente porque cuando abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Romanos 5:20). Las personas que usan la gracia para vivir como quieren no han entendido realmente la gracia. Sin embargo, hay otro grupo de personas que tampoco entiende la gracia, y son aquellas que si bien dicen estar en la gracia, se guían más bien por el moralismo y el legalismo. Estas personas tienen miedo de hablar mucho de la gracia porque piensan que si le dan mucha importancia las personas pensarán que pueden vivir como quieran. Si bien dijimos que son otro grupo de personas, el concepto de gracia es el mismo que tienen aquellos más liberales, nada más que no lo aplican. Nunca podremos hablar lo suficiente de la gracia, y esto nunca debería llevar a vivir nuestras vidas como queremos sin ser obedientes a Dios ya que si lo hacemos, entonces no estamos hablando de la verdadera gracia.

Al apóstol Pablo le pasó lo mismo. Desde el final del capítulo 3 hasta el capítulo 5 vemos una hermosa exposición de la gracia de Dios. Y ante la posible respuesta negativa por parte de sus lectores es que surge la pregunta de Romanos 6:1 "¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?". A Pablo le preocupaba que los hermanos malinterpreten la gracia como un pase libre para pecar, ya que la Ley ahora se evidencia que no sirve para nada más que mostrar el pecado. Es por esto que Pablo justamente refutará este falso pensamiento de la gracia, aclarando el verdadero aspecto de la gracia. Martyn Lloyd-Jones decía que cuando hablamos de la verdadera gracia, hay un peligro de que algunos nos traten de antinomianistas (aquellos que no les importa cómo viven), porque la gracia puede sonar así. De eso mismo temía Pablo con los versículos anteriores a Romanos 6:1. Pero de nuevo, cuando entendemos la verdadera gracia, cómo no merecíamos absolutamente nada pero aún así recibimos esta alegría tan grande y tan hermosa, no querremos seguir viviendo de la misma forma. Si entendemos la gracia bíblica, entonces es imposible que eso no conmueva nuestro corazón, que no haga que nos enamoremos de nuestro Señor y queramos agradarle. Y es que sólo querremos agradar a Dios cuando entendemos y meditamos día tras día en la verdadera gracia, si no hacemos esto, pero igualmente tratamos de vivir una vida "piadosa", entonces no nos estamos apoyando en la gracia y es todo, como dijimos unos blogs atrás, un mero moralismo. La obra de Cristo por nosotros debe impactar de tal manera que ya no seamos los mismos, eso es vivir verdaderamente en la gracia. No es vivir de acuerdo a la Biblia por autoimposición, sino por estar maravillados de haber recibido tal alegría de nuestro Señor, sólo así no sólo nos apoyaremos en las doctrinas de la gracia, sino que también las estaremos viviendo.

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