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Cantar vs Adorar

Muchas veces se habla de que adorar no es sólo cantar, pero poco se habla de que no siempre que se canta hacia Dios se está realmente adorando. Hoy veremos un poco más la diferencia entre estos dos conceptos.

Blog 120: Cantar vs Adorar

Ya hemos hablado en uno de nuestros primeros blogs sobre la alabanza y las emociones, cómo a partir de cantar teología, cantar sobre nuestro Dios, las emociones deben surgir, no podemos estar cantando sobre la obra de Cristo (donde Dios más se nos reveló) y ni inmutarnos. Partiendo de esto es que veremos la diferencia entre simplemente cantar una canción y realmente adorar. Veamos primero qué es adorar. La RAE (Real Academia Española) lo pone de la siguiente forma: "Reverenciar o rendir culto a un ser que se considera de naturaleza divina". Para indagar un poco más en esta definición es que busqué también qué significa según el diccionario reverenciar: "Sentir y demostrar gran amor y respeto a una cosa o a una persona por su virtud, dignidad, méritos o santidad". Creo que ya sólo con estas definiciones podemos ver cómo en la adoración se involucran las emociones, hay un sentimiento en lo que cantamos. Pero veamos cuáles son las palabras en el original de la Biblia para adorar. En hebreo se utiliza la palabra "shakjá" que literalmente se traduce como "deprimir", sin embargo, connota la idea de humillarse, postrarse, poner la cara hacia el suelo, encorvarse. En griego la palabra que se utiliza es "proskunéo" la cual se traduce también como postrarse, reverenciar, suplicar, y literalmente se puede traducir como acercarse para besar. Estas palabras indican varias cosas. Primero indica respeto, algo que la iglesia moderna quizás está perdiendo en la alabanza siendo esta como un recital más del mundo. Pero si nos quedamos sólo con el respeto, eso es sólo una parte de lo que realmente es adorar. Déjeme ejemplificar esto. Estas palabras se utilizaban mucho para cuando se reverenciaba a un rey. Si el rey era malo, probablemente esa reverencia sea con temor y respeto. Sin embargo, pongamos esta situación. Supongamos que viene un ladrón a la presencia del rey, y el rey en lugar de castigarlo lo perdona, le da dinero, lo llena de riquezas, y hasta lo adopta en su corte ¿Cree entonces que el ladrón al reverenciarlo, lo va a hacer con temor?¿O al haber visto tanta bondad y gracia lo hará de forma agradecida amando a ese rey? Creo que está más que claro que sería cómo en la segunda opción. De hecho, un cuadro muy común es que en esos momentos la persona se acercaría al rey con la cabeza abajo a besarle el anillo, de aquí es justamente que viene la palabra "proskunéo", ese acercarse para besar. Ahora, volviendo al tema, nosotros somos como ese ladrón, en realidad somos aún peores, y Dios es como ese rey, en realidad aún mayor y más lleno de gracia. Entonces al adorarle ¿cómo podemos simplemente quedarnos en nuestro lugar y hacer una reverencia?

Con esto, vemos que si simplemente cantamos en la iglesia y no surge ninguna emoción, entonces no estamos adorando, no estamos queriendo acercarnos para besar, no hay una verdadera reverencia, es sólo temor. Ahora, para ver un poco más la diferencia entre simplemente cantar y verdaderamente adorar, debemos ver de dónde surge toda esta emoción. Hasta este punto, hablando de cómo la adoración tiene que tener emociones, muchos deben haber pensado que estoy defendiendo la forma de alabanza que tienen en las iglesias pentecostales, pero no. En una iglesia pentecostal lo que se busca con las canciones es ser bendecidos, recibir, y no hay nada más contrario a la adoración que esto. Cuando las canciones y toda la alabanza pasa por querer recibir algo, el centro de la misma no es Dios, sino que somos nosotros. Entonces, las emociones no surgen de la bondad y la gracia del Rey, con lo cual no lo vamos a estar adorando a Él. La verdadera adoración viene cuando nuestras emociones y nuestro sentir contemplan a nuestro Salvador, cualquier otro foco, es simplemente cantar una canción. Y puede ser que ese canto sea con emoción, pero eso no lo convierte en adoración. Por ejemplo, en Argentina hay un cantante llamado el Indio Solari famoso porque en sus recitales siempre se arman los "pogos" más grandes del mundo, donde miles y miles de personas saltan y cantan gritando las canciones. No podemos negar que allí hay un montón de emociones, pero no lo están adorando al Indio ni nada de eso, simplemente están disfrutando de la música. Así muchos disfrutan de la música en la iglesia con un montón de emociones y llorando pero no están adorando al Señor realmente.

Como reformados probablemente leímos el párrafo anterior y pensamos qué mal que está la iglesia pentecostal que ha dejado de adorar al Señor, pero nosotros hacemos exactamente lo mismo desde el otro opuesto. Un pensamiento que se ha dado mucho entre los reformados, impulsado mucho por Keith y Kristyn Getty, es que la adoración tiene un eje vertical y uno horizontal, poniendo con esto un nuevo concepto que lo llaman "adoración congregacional". Bueno, primero que nada no vemos nada como tal en la Biblia. De hecho los Salmos, algo que se ve tan personal y que los autores lo escribían desde su corazón, era el himnario de Israel. Con lo cual no se ve algo "congregacional". Tanto la adoración privada como pública eran las mismas canciones. Ese eje horizontal habla de cómo la alabanza en una iglesia es para bendecir a la congregación. El problema con esto es que establece dos focos de la alabanza, donde uno es Dios (el eje vertical) y el otro son las personas de la congregación (el eje horizontal). Esto no sólo le intenta sacar el protagonismo a Dios, sino que también rebaja el concepto de la alabanza. Al ser nosotros uno de los focos de las canciones se ha dejado la definición misma de alabanza, ya que no hay reverencia hacia nada. Todo muy lindo con querer animar a los hermanos con algunas canciones, pero eso no es adorar. En el momento que elegimos una canción para animar o bendecir la alabanza hemos dejado totalmente de lado la adoración, ya que el centro ya no es Dios. Además, hay un concepto muy errado de lo que es ser de bendición para el hermano. Si creemos que las palabras de ánimo van a ser de más bendición que mostrarles más de nuestro Salvador, estamos totalmente equivocados. Si, claramente la adoración en la iglesia es de bendición para nosotros, pero eso es una consecuencia de lo que realmente es la adoración, esa reverencia al conocer y ver más de nuestro Señor. Es cuando más le vemos a Él que seremos más bendecidos, no cuando nos digan que somos amados, que formamos parte de la iglesia, o que nos incentiven a ir a adorar y glorificar a Dios, que todo esto está bueno, pero no es adorar. De hecho, en el instituto bíblico donde estudié, la alabanza se centraba en Cristo, pero luego tenían también una música especial que esa sí era para animar a las personas, pero no formaba parte de la alabanza, no era adoración. Ya de por sí a los reformados nos cuesta mostrar emociones muchas veces por miedo de irnos para el lado pentecostal, pero si encima de eso cantamos canciones que no están centradas en el Señor sino en nuestra vida cristiana y en la congregación, entonces nunca florecerán las verdaderas emociones de la adoración porque no estaremos viendo al hermoso Rey que tenemos.

Concluyendo, no siempre que cantamos, mismo en la iglesia, estamos realmente adorando. La adoración genuina viene cuando contemplamos a nuestro Dios y no nos podemos contener ante semejante Majestad y Gloria. Y esto sólo es posible por medio de canciones que nos muestren a Dios y que también nos muestren a nosotros, pero no para bendecirnos a nosotros, sino para que en comparación podamos admirar más a nuestro Dios, como en esa frase tan famosa que dice que entre más pecadores nos vemos más podremos apreciar la gracia. Un ejemplo para la adoración genuina es en los momentos instrumentales de las canciones. Si estamos simplemente cantando, probablemente en esos momentos no sabemos qué hacer, estamos solamente esperando a que comience la letra de nuevo. Pero si realmente estamos adorando, entonces por más de que la letra pare seguiremos maravillados de nuestro Señor, seguiremos orando, reflexionando, o hasta cantando, después de todo la voz también es un instrumento para adorar, con lo cual ¿quién dice que deberíamos callarnos en los instrumentales? Y si, muchas veces nos cuesta esto porque nos hemos endurecidos a adorar en libertad por miedo a no quedar pentecostales, pero la diferencia está en que la verdadera adoración, como vimos, tiene emociones que surgen de una teología correcta que muestra al Dios de la Palabra. En los salmos no vemos muchas cosas hacia la congregación, sino que la gran mayoría son emociones expresadas hacia nuestro Salvador, y eso es algo que se ha perdido mucho hoy en día, haciendo que simplemente cantemos canciones cristianas, pero no estemos adorando con ellas, ya que nada sucede en nuestro corazón. Este blog en realidad lo quería hacer cuando termine un estudio de los salmos sacando principios para la alabanza de los mismos, pero como va a tardar unos meses eso, no quería dejar pasar la oportunidad para animarlos a realmente adorar, a realmente maravillarnos de nuestro Señor y centrarnos en Él, tanto en la congregación como en nuestro día a día, un momento de alabanza personal al día nos ayuda a vivir maravillándonos de nuestro Salvador, y es algo a lo que animo totalmente a hacer. No reprimas tus emociones, pero que estas surgan de ver a Cristo, no de buscar algo sobrenatural como muchas veces los pentecostales hacen. 

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