Es impresionante la cantidad de falsos maestros que se están levantando hoy en día. Como cristianos, debemos alertar contra los mismos a los hermanos que quizás no tienen el discernimiento. Sin embargo, hay distintas formas que al llevarlas a cabo, muchas veces no suman, sino que todo lo contrario.
No me malentienda por el título, a los falsos maestros sí hay que denunciarlos, pero si no se hace de la forma correcta, entonces las personas pueden no tomarnos en serio y aferrarse más a esa falsa doctrina que enseñan estas personas. En esta oportunidad veremos distintas formas en las que se denuncia a falsos maestros en la actualidad que pueden llegar a ser contraproducentes en la vida de las personas.
Comencemos por quizás la forma más común. Estoy hablando de las predicaciones que directamente están enfocadas a eso. En estas predicaciones se nota un tono violento desde un principio, y a los cristianos de cierta forma nos gusta esto. Pero he aquí el problema. En Argentina diríamos que estas predicas son "palazos", son un golpe directo, les gusta ir al choque. El problema está en que a los reformados muchas veces nos gustan este tipo de predicación ¿Cuántos hemos llegado a la sana doctrina porque comenzamos escuchar este tipo de prédicas? Y el tema no está en que nos guste, sino en que nos acostumbremos a este tipo de prédicas, o que sean nuestro tipo de prédicas favoritas. Hace algunos años todo el mundo estaba fascinado con Paul Washer, justamente porque predicaba de esta forma, y ahora que ha visto un poco más la gracia y ha dejado de predicar de esta forma, ya no se lo escucha mencionar mucho. El pastor John MacArthur se hizo en gran parte conocido por sus denuncias. Si bien no hay nada de malo en lo que ellos hacen, de hecho son grandes pastores, el problema está cuando ese tipo de predicación desplaza a la predicación del Evangelio. Si el factor común de las prédicas de un pastor es la denuncia en lugar del Evangelio, es ahí donde tenemos el problema. Un ejemplo de esto es Juan Manuel Vaz. Si bien Dios lo ha utilizado para que personas salgan de iglesias dirigidas por falsos maestros, el factor común de las prédicas de Vaz es el ir al choque. Títulos con clickbait, denuncias de cualquier tipo, pedir que lo sigan, todas estas son cosas que no se enfocan en el Evangelio, sino en ir en contra de estos falsos maestros. Y esta es la diferencia de lo que se hace hoy en día, con lo que se hacía en la iglesia primitiva. En las epístolas del nuevo testamento vemos muchas denuncias, sin embargo, estas no se centraban en los falsos maestros, sino en los hermanos. Estas denuncias estaban hechas con amor, queriendo abrirles genuinamente los ojos a los cristianos engañados. En Judas, el autor iba a hablar de otra cosa, lo vemos al principio de la carta, pero guiado por el Espíritu Santo escribió quizás la carta más enfocada a los falsos maestros del Nuevo Testamento junto con 2° Pedro. E igualmente, en los versículos finales, vemos como el fin de todo eso era el bien de los hermanos, el ánimo también a contender ardientemente por la fe. Y muchos dirán "Bueno, pero Jesús fue bastante duro contra los fariseos". El tema es que en ese caso, los fariseos venían a Jesús y Él los repelía, además todas las personas en ese tiempo obedecían a lo que decía este grupo, con lo cual era distinto. Los fariseos buscaban la forma de hacer caer a Jesús, pero los falsos maestros hoy en día prácticamente ni mencionan a los pastores de sana doctrina porque no les conviene. Igualmente, Cristo les extendió gracia a los fariseos, si no me cree vea la predicación de John Piper: "Una palabra tierna para los fariseos".
Predicaciones de este tipo muchas veces nos hacen desviar del objetivo por el cual escuchamos predicaciones: conocer más del Evangelio, de Cristo. Ahora, esto no significa que de vez en cuando no esté bueno este tipo de prédicas, de hecho son necesarias, pero también hay que ver la forma de hacerlo. Y no, con esto no me refiero a la forma violenta que vimos antes, sino la forma en la que se estudia para denunciar estas falsas doctrinas y estos falsos maestros. La gran mayoría de los pastores que predican sobre estas cosas nunca han estado en una iglesia de estos falsos maestros. Con lo cual, hablan de las cosas que supuestamente dicen sin haberlas escuchado directamente. Quizás vieron un extracto en YouTube, pero eso también se puede sacar de contexto (y he visto que así pase). Como muchos saben, yo me crié en una iglesia que predicaba el evangelio de la prosperidad, que declaraban y profetizaban cosas, etc. La mitad de los años que estuve allí, yo ya sabía que lo que se decía no era bíblico (seguía porque no encontraba iglesias sanas), y es impresionante, desde ese entonces hasta la actualidad, las cosas que he escuchado, y sigo escuchando, que supuestamente dicen estos falsos maestros pero que no son así. Al nunca haber estado en estos lugares, muchos predicadores exageran las cosas que se dicen desde esos púlpitos. Ponen a los falsos maestros como si dijesen cosas en contra de la Biblia y de Dios directamente, cuando la realidad es que son muy sutiles. Imagínense lo sutiles que son que en la carta de Gálatas lo vemos al mismísimo Pedro engañado por ellos, y esto es algo que han ido desarrollando con el correr del tiempo, al punto de que hoy en día engañan a miles y miles. Y el hecho de que lo que se afirma contra los falsos maestros y lo que dicen no sea tan así, hace que muchas personas luego escuchen estas predicaciones y no sientan identificados a sus pastores (los cuales son falsos maestros), o mismo que una persona que nunca estuvo en una iglesia donde prediquen estos falsos maestros luego vaya y se quede porque no ve la relación.
Por último hay otro problema el cual de cierta forma ya mencionamos. Denunciar tanto a los falsos maestros quizás le abre los ojos a las personas a que lo que escuchan no es bíblico, pero no les abre los ojos a la verdad. Permítame explicarme. Quizás la persona que escucha la prédica se da cuenta que lo que está escuchando no es bíblico, pero esto no le revela el verdadero Evangelio. Si denunciamos a un falso maestro, si o si debemos decir cómo es la verdad bíblica. Una refutación no se hace tratando de revelar la mentira, sino mostrando la verdad. El Evangelio debe ser el eje de todo, aún de la denuncia a los falsos maestros. Además, al haber tanta denuncia, no se muestra la gracia, con lo cual muchos ya directamente nos tratan de legalistas y vuelven a escuchar a los falsos maestros que les endulzan los oídos.
En conclusión, debemos tener cuidado con estos temas y no irnos a los extremos. Denunciar en exceso puede llegar a desplazar al Evangelio del eje, y no denunciar a los falsos maestros y sus falsas doctrinas es no preocuparnos por nuestros hermanos que pueden estar cegados, o aún por las almas que creen que son salvas y no lo son (algo que sólo Dios sabe). Y si vamos a hablar en contra de todo lo falso que se dice, debemos informarnos bien. Los apóstoles cuando denunciaban sabían exactamente la situación. Pablo, por ejemplo, se había cruzado muchas veces con los judaizantes, sabía lo que ellos decían y predicaban con exactitud. Por último, el eje de todo, aún de la denuncia, debe ser el Evangelio. Si mostramos la mentira pero no la verdad de Cristo, estamos dejando el mensaje inconcluso. Cuando vayas a publicar o hablar algo en contra de lo que dicen estos falsos maestros, no lo hagas con odio (aunque sí causa rechazo lo que dicen), sino hazlo con amor, concentrándote, no en el falso maestro, sino en la oveja perdida. Dios puede hacer salir a una persona por medio de nosotros o a pesar de nosotros, todo radica en la forma en la que lo hacemos y en qué nos estamos enfocando, lo cual, como vimos en la serie de Filipenses, debe ser siempre Cristo.
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