Continuamos con el estudio de la carta hacia los Filipenses. Hoy veremos en los versículos 19 al 30 del capítulo 1 cómo Pablo deseaba partir a la presencia del Señor pero su amor en Cristo por los filipenses le hizo cambiar su pensamiento.
"19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, 20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. 21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. 25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, 26 para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros. 27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, 28 y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. 29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, 30 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí." Filipenses 1:19-30
Siguiendo en el contexto del blog anterior, Pablo nos habla de cómo confiaba en que Dios lo libraría de los padecimientos a los que se estaba enfrentando. Ya sea que saliese libre o que muera, Dios terminaría con su sufrimiento. Eso es lo que vimos en el final del blog anterior con respecto de los versículos 19 y 20. Ahora veremos como Pablo continuará con esta idea. El versículo 21 es quizás uno de los más conocidos de la Biblia, sin embargo se lo saca mucho de su contexto. Y no, no necesariamente al sacar de contexto un versículo debe salir una herejía. Pero sí veremos que el sentir en que lo utiliza todo el mundo, no era el sentir del apóstol. La mayoría de las personas lo utilizan para decir "dedicaré mi vida a Cristo", pero Pablo no estaba diciendo sólo eso. Tanto Matthew Henry como Barclay hablan de que aquí Pablo no está hablando de dedicarle su vida a Cristo, sino que su vida gira en torno a Cristo, que cada aspecto de su vida se ve afectado por su Salvador, una cosa es vivir para Cristo, y otra cosa es que nuestra vida sea Cristo. Recuerdo que en una conferencia escuché decir a un pastor que Dios no debe ser lo primero en nuestra vida (esto sería dedicarle nuestra vida), ya que si lo ponemos así nuestra vida es simplemente una lista, y lo que estaría por debajo de Cristo no lo tendría a Él incluido. El pastor hablaba de como nuestra vida debe ser como un átomo, donde Cristo sea el núcleo, y todo el resto gire en torno a ese núcleo, eso es "vivir es Cristo". Y si bien esto es algo hermoso, no era el deseo de Pablo el seguir viviendo así, no porque se fuese a apartar ni nada parecido, sino que, como vemos en la segunda parte del versículo y en el versículo 23, para el apóstol era mejor morir, que se acabe todo su sufrimiento, y estar ya al fin con Cristo cara a cara. Filipenses 1:21 no es tanto una declaración de Pablo sobre vivir para Cristo, sino más bien él les está abriendo su corazón a los filipenses contándoles que prefería ya directamente morir, ya que la muerte física es algo bueno para un cristiano porque luego de esta podemos ver cara a cara a Cristo y nuestro sufrimiento se terminará. Lo principal para Pablo en este versículo era la muerte, no la vida, pero como veremos a continuación, el vivir a Cristo hizo que deje ese deseo atrás.
Recordemos igualmente lo que significa "vivir es Cristo", ese estado en que todo en la vida se centra en Dios y no en uno mismo, y eso lo veremos claramente reflejado en el versículo 22 y del versículo 24 en adelante. Si bien Pablo prefería ya partir a la presencia del Señor, su vida estaba centrada en Cristo, lo cual hizo que reexamine su vida y ver cómo Dios lo podía seguir usando para Su gloria por medio de los filipenses. Vemos como Pablo renunció a su deseo de "un escape fácil" y ahora tenía confianza de que Dios lo dejaría vivir un poco más para ser de bendición para con los filipenses. A su vez era por Cristo que Pablo tenía un gran amor hacia los filipenses, y esto lo motivaba a seguir en la obra, lo cual a su vez hacía que los filipenses viesen a Cristo en la vida de Pablo (versículo 26).
Cuando llegamos al versículo 27 parece como si el apóstol estuviese cambiando drásticamente de tema, pero no. Así como los filipenses verían a Cristo por medio de Pablo, él los anima a que ellos mismos reflejen a Cristo. Vemos en el versículo 27 una exhortación a vivir como es digno del Evangelio. Es interesante que la palabra en el original para "comportéis" habla del comportamiento ciudadano. Recordemos que los filipenses se jactaban mucho de ser una colonia romana que gozaba de los beneficios de los ciudadanos de Roma. Pero Pablo les recuerda que principalmente son de Cristo y no de Roma. Vemos de nuevo ese "vivir es Cristo" pero ahora a forma de exhortación/ánimo para los filipenses. Y si bien estaba la tentación de que se comporten de esta forma para agradar a Pablo, él los anima a que lo hagan sea que vaya o no a visitarlos, ya que lo primero es un mero moralismo, pero lo segundo es verdaderamente un "vivir es Cristo", una forma de vivir donde cada aspecto de la vida gire en torno a Cristo, ese núcleo del átomo.
Por último, veremos algunas formas en las que se ve reflejado este "vivir es Cristo". El final del versículo 27 nos habla de "combatir unánimes por la fe", esto nos habla de una unidad entre los hermanos, ese amor los unos por los otros del que nos habló nuestro Señor y del cual los apóstoles continuaron hablando. Al ser Cristo nuestro núcleo, claramente vamos a amar a su esposa, la iglesia. Los versículos 28-30 nos hablarán de otra forma en la que se ve reflejado que nuestro vivir es Cristo, y es en el sufrimiento. El versículo 28 nos muestra como una persona que vive a Cristo no se dejaría intimidar por la oposición, sino que, en el mismo sentir de Romanos 1:16, sería valiente y no se avergonzaría del Evangelio. Esto por dos razones, primero porque sabemos el juicio que les espera a los que se oponen al Evangelio si no se arrepienten (por esto habla de "indicio de perdición" y no de perdición directamente, ya que se pueden arrepentir como lo hizo Pablo, antes Saulo, perseguidor de la iglesia y de Cristo). Otra razón es que la persecución nos es testigo de que estamos viviendo a Cristo, y ¿cómo nos dejaríamos intimidar por algo que nos muestra a nuestro Salvador? Y si, hablar de esto cada vez es menos común. Hablar de cómo el sufrimiento para un cristiano es algo bueno cada vez se ve menos porque se trata de hacer más "linda" la vida de un cristiano. Sin embargo el versículo 29 nos da otra perspectiva. Este nos habla de cómo se nos concedió creer en Cristo (lo cual nos habla también de que la fe viene de Dios), pero también se nos concedió padecer por Él. Y es interesante que usa la misma palabra para conceder la fe y conceder el sufrimiento. La raíz de la palabra que se usa en el original es "gracia" (járis) y si hablamos de fe esto tiene sentido, ya que la misma es por gracia (Efesios 2:8). Pero es interesante que el sufrimiento también sea una gracia de Dios, un regalo inmerecido. Y no es inmerecido en un mal sentido, en un sentido de injusticia. No, sino que el sufrimiento nos moldea para ser más parecidos a Cristo, y algo que hace esto, claramente es pura gracia. El versículo 30 cierra diciendo que los filipenses tenían el mismo conflicto que vieron en Pablo, el cual fue ser aprisionado cuando fue a fundar la iglesia en Filipos, con lo cual vemos que los filipenses estaban siendo perseguidos, y a partir de esto comenzará el capítulo 2, el cual veremos en el próximo blog.
En conclusión, claramente a todos nos gustaría como a Pablo la salida fácil, morir, que todo esto termine y estar cara a cara con nuestro Señor. Pero si nuestra vida es Cristo, si Él es nuestro núcleo, nuestro centro, entonces dejaremos aún nuestro deseo de estar con Él ya para estar gozosos aquí en la tierra a pesar de las circunstancias mientras hacemos la obra del Señor. Vemos en Pablo un ejemplo que aunque sufría y sabiendo que seguiría sufriendo, él estaba gozoso y sólo quería glorificar a Cristo con su vida cueste lo que cueste mediante la vida de los filipenses, viendo todo como un regalo de Dios y esforzándose, trabajando más que todos, pero no él, sino la gracia de Dios en él (1° Corintios 15:10) porque para Pablo el vivir es Cristo. Es común desear que todo acabe y estar con el Señor, pero eso es pensar en nosotros mismos y no en cómo podemos glorificar a Dios con nuestra vida. Este pensamiento suele venir en el medio del padecimiento, pero si recordamos que este es una gracia de Dios, entonces podremos, al igual que Pablo, querer lo que es mejor, no para nosotros (a nuestros ojos), sino para glorificar a Dios, renunciando aún a nuestros deseos más profundos y teniendo en mente que nuestra vida no es nuestra, sino que es de Cristo, y es por eso que todo tiene que girar en torno a Él, porque para Él es toda la gloria. De esto se dio cuenta Pablo luego de abrir su corazón en el versículo 21 hacia los filipenses, es hora de que nosotros también nos demos cuenta y comencemos a vivir, no de acuerdo a lo que creemos que es mejor, sino de acuerdo a lo que es provechoso. Nuestros deseos se deben rendir ante esto si realmente queremos ser un reflejo de Cristo.
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