Si bien esta serie se llama "Suavizando el Evangelio" el caso que veremos hoy ya va un paso más que simplemente suavizarlo. A lo largo de esta serie hemos visto distintas cosas que están mal y se dicen desde muchos púlpitos para evangelizar con el fin de hacer "más atractivo" el Evangelio. Hoy veremos algo que no es que simplemente suaviza el Evangelio, sino que lo rebaja de una forma horrible.
Si, tal como lo ve en el título, hoy en día se llega a escuchar desde los púlpitos de muchas iglesias modernas el hecho de darle a Dios una oportunidad. Obviamente este no es el mensaje del evangelio según estas iglesias tampoco, sino que es la invitación que se hace luego de haberlo compartido. Es claro igualmente que si se dice este error tan grande, la predicación anterior del evangelio no fue la del Evangelio bíblico, porque sino nunca diríamos algo así. Pero ¿qué es lo que está tan mal con esta invitación?
Hay varios puntos que veremos hoy, y creo que calvinista o no calvinista, igualmente usted va a poder ver el error conmigo. El primer punto que veremos es en cómo deja a Dios el hecho de hacer una invitación. Dios pasa de ser el Dios Soberano, a ser alguien que está rogando por una oportunidad, mostrando un cuadro de un dios impotente. Con esto, nos pone a nosotros en el lugar de Dios y a Dios en nuestro lugar. Dios no necesita que nosotros le demos una oportunidad, sino que somos nosotros los que le necesitamos a Él.
Otro punto por el cual está tan mal esto es porque lo hace ver a Dios como si fuese una droga. Permítame explicarme. Está comprobado que la mayoría de las personas que han empezado a fumar o consumir drogas ha sido por incitación de otras personas. Ante un mal momento o presión del grupo en el que está, las personas acuden a las drogas y el tabaco como un escape o solución a algo que buscan. Prueban a ver si con eso pueden satisfacerse. Entonces, llevado a nuestro caso, las personas buscan escapar de algo y le dan este nuevo pensamiento para que prueben. Si bien las drogas son adictivas, esto no es tan así, entonces pueden pasar dos cosas. Primero puede ser que la persona quiera probar, con lo cual empieza a formar parte de la iglesia y relacionarse con las personas, pero la realidad es que nunca obtuvo a Cristo, con lo cual en algún momento, o cuando venga alguna prueba, la persona simplemente dirá "no funcionó" y se irá, haciendo que sea aún más difícil que en un futuro vuelva a la iglesia. La otra opción es que la persona empiece a ser parte de la iglesia y actuar como las personas en ella. Con esto es que el moralismo se apoderará de esa persona. Hará las cosas "bien" pero todo como parte de este nuevo estilo de vida que adoptó, no porque realmente sea un cristiano.
Con esto del moralismo creo que llegamos al punto donde más podremos ver lo mal de esta invitación. La diferencia entre una persona moral, y un cristiano genuino, es que la persona moral hace las cosas por auto-disciplina, cuando el cristiano lo hace porque ha nacido de nuevo. Y este es el tema principal. Al cristianismo no se le puede dar una oportunidad por el hecho de que cuando uno es cristiano de verdad no puede volver atrás. Si una persona "le da una oportunidad" con el pensamiento de "bueno, veo qué pasa y cualquier cosa vuelvo atrás", entonces esa persona no estaría probando el verdadero cristianismo, simplemente un mero moralismo, un estilo de vivir. Para que una persona sea cristiana, Dios la debe hacer nacer de nuevo. En este nuevo nacimiento Dios hace cambiar a tal punto a la persona que no hay forma de volver a lo anterior. Para esto se usan distintas ilustraciones. Podemos ver primero que se usa la de morir al viejo hombre (Romanos 6). Cuando una persona es nacida de nuevo, el viejo hombre muere, y ahora somos nuevas criaturas (2° Corintios 5:17), con lo cual, si esa oportunidad que le damos no funciona, no hay forma de volver a levantar al viejo hombre, hemos cambiado. También se usa la ilustración de que ahora hemos resucitado con Cristo (Colosenses 3:1) ya que antes estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1). Y si hemos resucitado, para volver atrás deberíamos volver a ese estado de muerte espiritual, cosa no se puede ya que si afirmamos esto, deberíamos afirmar también que la salvación se puede perder. Y esto ya hemos visto en blogs como la seguridad de salvación y la perseverancia de los santos, que es imposible ya que para eso debería haber alguien más poderoso que el Dios que nos sostiene. De hecho, todo esto también es lo que simboliza el bautismo, que el viejo hombre quedó inmerso en el agua y se ha levantado uno resucitado por Cristo.
No se le puede dar una oportunidad al cristianismo por el hecho de que no hay una vuelta atrás. El cristianismo es decisivo en la vida de una persona, cuando alguien es salvo, eso marca un antes y un después en su vida. Cuando Dios nos salva, nos transforma, no sólo al punto de que no podemos volver atrás (al menos no de manera definitiva, un cristiano puede caer por un tiempo), sino que tampoco queremos volver atrás. Al ser salvos se nos abre la vista, primero a lo hermoso de Cristo, y segundo a lo horroroso de nuestra anterior vida. Una persona que dice que le dio una oportunidad al cristianismo pero no funcionó significa que esa persona le dio una oportunidad simplemente a la vida de iglesia, pero nunca fue salva, porque el cristianismo auténtico SIEMPRE funciona. Si una persona dice ser cristiana pero quiere genuinamente volver atrás para siempre, entonces esa persona nunca vio la hermosura de Cristo, nunca vio la gracia, nunca vio lo horrible de su pecado, porque cuando uno ve la gracia de Dios, no se quiere ir de ella. De vuelta, un cristiano se puede apartar por un tiempo por distintas razones, pero nunca será definitivo ese tiempo, ya que lo único definitivo es la salvación y esa morada del Espíritu Santo que hay con la misma, lo cual es nuestra garantía de que somos salvos.
En conclusión, decir de darle una oportunidad al evangelio no sólo es rebajar a Dios a alguien quien nos está rogando, no sólo invita a una vida de moralidad, sino que directamente no está "ofreciendo" el verdadero cristianismo ya que si así fuese no lo ofrecerían. La Biblia es clara, Dios llama a arrepentirse (Hechos 17:30), no llama a probar, ya que no es algo que se pueda probar. Invitar a las personas a probar el cristianismo es no ofrecer a Cristo, sino una vida moral, la cual igualmente sigue dirigiendo a las personas al infierno. Por último, como dijimos antes, Dios nos llama a arrepentirnos, lo cual se define como un cambio de pensamiento total. Al arrepentirnos ahora vemos que todo lo que hacíamos estaba mal, y comenzamos a ver a Cristo. Con lo cual si el arrepentimiento es un cambio total, no hay forma de volver atrás, y es a esto a lo que nos llama Dios. Esta invitación de darle una oportunidad es lo opuesto a la invitación que hace Jesús mismo en Lucas 9:23: "Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame."
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