Continuamos viendo algunas formas en las que la iglesia moderna suaviza el Evangelio con el fin de atraer más personas y no ser tan "confrontantes". Hoy veremos algo que se escucha mucho en las predicaciones del Evangelio, que si bien es demasiado sutil, nos desvía la mirada de las buenas nuevas de salvación.
Fuimos creados para glorificar a Dios (Romanos 11:36), con lo cual la vida de una persona que está separada de Dios por su pecado, que no ha sido limpiada, carece de sentido. Al no comprender la razón por la cual fue creado es obvio que sienta un vacío, como que algo le falta para que tenga sentido su vida. Ante esto, muchas personas al evangelizar se concentran en esta parte, en hacerle ver a las personas ese vacío que tienen y como Dios les da sentido a sus vidas, llenando ese vacío. Pero ¿es esto bíblico? La Biblia nos habla en repetidas ocasiones como en Dios recibimos plenitud y somos llenos. Pasajes como Efesios 3:19 ("y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios."), Juan 1:16 ("Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.") y muchos otros, son versículos que hablan justamente de esto. Pero si bien la Biblia lo dice, ¿es acaso este "llenar el vacío" parte del Evangelio?
Para esto debemos analizar varios factores. Primero, ¿cómo es que Dios llena ese vacío? Muchos ante esto dirán que es mediante darnos significado al fin. Ahora con Dios tenemos una razón de ser, con lo cual ese vacío desaparece. Sin embargo esto no es lo que dice la Palabra. Hay una frase que se dice mucho entre los reformados que creo nos puede ilustrar mucho lo que de verdad dice la Biblia cuando habla de que en Él tenemos plenitud, y dice: "El regalo del Evangelio es Cristo mismo". Esto también nos deja ver más en claro Colosenses 2:9-10 cuando dice "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad." Cuando Cristo entra a nuestra vida somos llenos, no porque Dios nos dio significado, tampoco porque Dios nos limpió de nuestro pecado, sino que por esa limpieza la barrera que nos separaba de Dios ya no está y ahora lo tenemos a Él, a Cristo. Teniendo a Cristo en nosotros, quien es la plenitud, ¿cómo no estar llenos? Teniendo en cuenta que Cristo es esa plenitud que necesitamos, si volvemos a leer los pasajes de Efesios 3:19 y Juan 1:16 podemos ver justamente que esta llenura del "vacío" viene de Dios mismo. Ni el sentido, ni nada de lo que Dios nos da nos completa realmente, solo Él mismo en nosotros.
Otro factor para analizar es el siguiente. Definimos que es Cristo mismo el que nos hace estar completos según la Palabra, pero para recibir a Cristo tiene que haber algo más entonces. Y es que sí, si predicamos simplemente a las personas que ellos tienen un vacío en su corazón con la forma de Dios, que sólo Él puede llenar y los invitamos a recibir a Cristo, la persona quedará igual, porque no sabe cómo arreglar sus cuentas con Dios. De hecho, de esta forma ni siquiera sabe que está mal con Dios, sólo sabe que no lo tiene, pero no ve ninguna barrera en el medio por la cual Cristo tuvo que morir. El ser completos en Dios, viene luego de arreglar esa cuenta con Dios, después de ser salvos. Y si es después de ser salvos ¿cómo puede ser esto parte del Evangelio? Es que no es parte del Evangelio. Primero somos salvos por la obra del Espíritu Santo que nos hace ver nuestro pecado, ver la cruz y arrepentirnos de nuestros pecados. Sólo cuando esto ocurre es que podemos ver a Cristo, y entonces, ahora sí al ver a Cristo estamos completos.
Efectivamente, cada ser humano que está separado de Dios tiene un vacío, algo le falta, ya que no conoce su razón de ser (glorificar a Dios). Este vacío será lleno únicamente cuando Cristo venga a su vida, y esto ocurre mediante el Evangelio. El problema de por qué se habla tanto de esto en el evangelismo es porque la iglesia moderna está muy centrada en sí misma. El centro del Evangelio dejó de ser Cristo y pasó a ser la persona, Jesús pasa a ser simplemente un medio para llenarnos. Pero no, Cristo es el regalo. Y de hecho, una vez que lo tenemos a Él, ese vacío simplemente ni siquiera importa ya que lo tenemos a Jesucristo. Es cuando vemos esto que le glorificamos, cuando ya sólo nos importa Él. El centro de todo es Cristo.
Es algo muy sutil en lo que nos vemos tentados a caer. Yo mismo recuerdo que antes al evangelizar, si bien hablaba del pecado y la cruz, también mencionaba este vacío que Dios podía llenar. Pero ¿por qué lo mencionaba? Inconscientemente para atraer a la persona, para endulzar el mensaje, para ofrecer algo más. Y con esto hay que tener muchísimo cuidado, porque el Evangelio en sí ya es suficientemente dulce, ya nos ofrece lo máximo que puede haber: Dios mismo. Querer agregarle estas cosas al Evangelio como un anzuelo para las personas es no ver lo grande y hermoso del Evangelio, es creer que la persona necesitará algo más para venir a Cristo. Pero la realidad es que cualquier cosa que podamos prometer extra del Evangelio es como nada comparado con el regalo principal del mismo: Cristo. Y si el Espíritu Santo está obrando en esa persona para salvación, entonces verá justamente lo hermoso del Salvador y lo horrible de su pecado arrepintiéndose y creyendo en la obra redentora de Dios. Es por el obrar del Espíritu Santo que la persona deja de querer estar bien, deja de querer una vida exitosa, deja de querer suplir sus necesidades terrenales, deja de querer llenar el vacío y sólo quiere y le importa una cosa: Cristo. Dejemos de tratar de suavizar, de endulzar el Evangelio, porque ya en sí es totalmente suficiente y más. El mensaje del Evangelio es claro: Somos pecadores y Dios es Santo, con lo cual para reconciliarnos, Dios tuvo que limpiarnos del pecado ya que nosotros nunca podríamos, y esto sólo era posible mediante la muerte, entonces Dios mismo se hizo hombre para morir en nuestro lugar, pero a su vez resucitó para darnos el regalo más grande: Cristo. Todo lo que podamos agregar, por más que la Biblia efectivamente diga que sea así (como que Dios nos completa), es secundario, ya que la Palabra misma nos muestra que todo viene por Él, y si no lo tenemos a Él no tenemos nada. Cristo es el mensaje principal, no el bienestar de las personas. Una vez que entendemos esto es que vamos dejar de tratar de hacer sentir bien al resto y los vamos a querer conducir a Cristo, no sólo al edificio de la iglesia. Si realmente te preocupan los perdidos, entonces predícales lo único que los puede salvar: el Evangelio bíblico. Tratar de suplir sus necesidades terrenales o emocionales sólo hará que se vayan "felices" al infierno.
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