Muchas iglesias han tratado de hacer más atractivo el mensaje del evangelio para que así las personas del mundo quieran asistir a la iglesia, pero haciendo esto han dejado la esencia del Evangelio mismo. Hoy veremos uno de estos casos
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema." Gálatas 1:6-8
Sólo basta con cambiar una palabra para que el Evangelio deje de ser el mismo que el de la Palabra. Si, algo tan sutil puede darle una intención completamente diferente. En este caso vamos a analizar cómo muchos cambian el hecho de que Cristo murió por nuestros pecados diciendo que Él murió por nuestros fracasos y errores. Quizás muchos no le vean la diferencia, porque sí, el pecado de cierta forma es el fracaso nuestro por ser santos como Cristo, nuestro error más grande, pero veamos un poco más en profundidad estas palabras y el significado que se les da. Primero debemos decir que sólo una vez en la Biblia se utiliza error o fracaso aludiendo al pecado. Esto lo vemos en el Salmo 19:12 "¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos." Sin embargo, si vamos al original, la palabra que se usa para errores ("sheguiyá") no sólo habla de un error, sino de un error moral, o sea un pecado.
El uso de estas palabras se ha implementado para que no suene tan fuerte para las personas decirles que pecan, pero ¿es esto lo mismo? No. El pecado es la transgresión de la ley de Dios (1° Juan 3:4), y sí, fracasamos y erramos en cumplirla, pero lastimosamente este no es el énfasis que se da. Si se aclarase en qué fallamos y erramos sería una cosa, porque igualmente estaríamos hablando del pecado y nuestra enemistad con Dios, pero no se hace esto porque sigue sonando muy fuerte. A nadie le gusta que nos culpen de algo, y eso es exactamente lo que hace el Evangelio, nos llama pecadores, transgresores de la ley, pero también es allí cuando viene la gracia. En este tipo de prédicas que se hacen, tratando de ofender lo menos posible, el fracaso y error es todo lo que está mal en tu vida. Si te sentís mal contigo mismo, si no puedes conseguir algo, si estás enfermo, entonces Cristo murió por todo ello para que no tengas que cargar tu error y puedas ser feliz, o al menos eso dicen en estas predicaciones.
Ahora, esto no es sólo restarle importancia al pecado, sino modificar absolutamente todo el Evangelio. Esta predicación nos deja de mostrar como transgresores de la ley, enemigos de Dios a causa de nuestro pecado, y nos pone como unos pobrecitos que necesitan ayuda para poder ser felices. Básicamente, la culpabilidad del hombre, aquello que Pablo demostró de una forma tan contundente en los primeros capítulos de su carta a los romanos, no importa. Hay dos versículos que comúnmente se los usa como resúmenes del Evangelio: Juan 3:16 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." y Romanos 5:8 "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Si Cristo, en lugar de morir por nuestro pecado, murió por nuestros fracasos y errores, entonces tenemos serios problemas con estos versículos ¿Dónde quedó el "no se pierda" de Juan 3:16 en esa predicación?¿Dónde quedó el "siendo aún pecadores" de Romanos 5:8?¿Por qué era necesario que Cristo muriese para que seamos felices?¿Por qué estaríamos perdidos si Cristo no hubiese muerto por nosotros? Bueno, con esto vemos que Cristo no murió para que seamos felices y nos olvidemos de nuestro feo pasado, sino que Él murió porque, al ser nosotros transgresores de Su Ley, y al exigir esta un sacrificio perfecto por los pecados, esta era la única forma de reconciliarnos con Él mismo, dejar de ser sus enemigos. Estábamos condenados por nuestro pecado, pero Cristo nos lo quitó, se lo cargó y murió en nuestro lugar, esto es algo de lo que no se habla predicando un evangelio que busca la felicidad de sus oyentes.
Decir que Cristo murió para que tengamos una mejor vida, para que prosperemos y seamos felices hace totalmente innecesaria la cruz, no hay razón para esta si no hablamos del pecado ¿Cómo se relaciona que seamos felices a que Jesús tenga que morir por nosotros? No se relaciona porque no fue por eso que murió. A su vez, si somos unos pobres humanos que necesitan que Jesús entre en sus vidas para ser felices ¿por qué no merecemos el regalo de la vida eterna? Con esta forma de pensar, no sólo la cruz no tiene razón de ser, sino que la gracia tampoco. Entre más pecadores nos vemos, más podemos apreciar la gracia, ya que vemos más que no merecíamos lo que Cristo hizo por nosotros. Si no nos vemos pecadores, entonces no hay forma de que entendamos la gracia. Esta forma de predicar es tan común porque si le decimos a las personas que si aceptan a Jesús sus errores ya no los van a afectar y van a ser felices, claramente van a querer probar eso. Pero no importa ni Cristo, ni la cruz, no importa el medio con tal de que las personas se sientan bien consigo mismas. Pero este no es un evangelio que salve, no hay arrepentimiento de pecados allí, Cristo no es el mayor tesoro, tampoco hay gracia. Por otra parte, un Evangelio que confronta a las personas con su pecado, que los llama a negarse a sí mismos, arrepentirse, y tener que confiar plenamente, no en sí mismos, sino en Cristo, es un Evangelio que al mundo no lo llama en absoluto, pero como es el Evangelio bíblico, este tiene detrás al Espíritu Santo convenciendo de pecado, regenerando los corazones para que las personas vean la necesidad del Salvador. Por eso funciona, por eso llega a las personas, por la obra del Espíritu, no por qué tan motivacional, inspiradora, o conmovedora fue nuestra predicación. También, es por esto que no debemos modificar el Evangelio bíblico con tal de atraer a las personas, ya que el Espíritu es el que los atrae, nosotros somos simples mensajeros. Y con este blog no quiero decir que el Evangelio bíblico no nos puede sanar de nuestras heridas del pasado, o hacer felices, simplemente digo que esto no es lo central, Cristo lo es. Al entender que lo más importante es Cristo, nuestra felicidad, aquello que nos persigue pasa a un segundo plano y vemos nuestro mayor problema: que estamos distanciados de Él por nuestro pecado. Al Cristo morir por esto el gozo vendrá no importan las circunstancias, porque lo más importante ya lo tenemos: nuestra relación con el Creador restaurada por el sacrificio de Cristo en la cruz por pura gracia. Tengamos cuidado, porque el diablo está en los detalles, a tal punto que con cambiar una palabra ya hace que muchos dejen de ver a Cristo y su necesidad de Él.
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