Este fin de semana celebramos la Pascua, sobre la cual ya hablamos en el blog del año pasado y el podcast de ayer. También ya hemos hablado en repetidas ocasiones de lo que pasó en la cruz de Cristo aquel viernes santo. Pero hasta el momento no hemos hablado mucho de la resurrección de nuestro Señor, lo cual haremos hoy.
"Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe." 1° Corintios 15:14
Creo sinceramente que muchas veces le hemos restado importancia a la resurrección de Cristo. Si, sabemos lo que es, la celebramos en el Domingo de Pascua, pero en nuestro día a día ¿qué tan seguido hablamos de ella? Ciertamente se habla y se predica mucho de la vida y, por sobre todo, de la muerte de Cristo, pero para Jesús ese no fue el final, sino que resucitó. Muchas veces cuando predicamos el evangelio mencionamos la resurrección como algo que pasó, pero esta no fue simplemente un acontecimiento. Como vemos en el pasaje que leímos arriba, Pablo le daba mucha importancia a la resurrección de Cristo. De hecho, la resurrección es un tema del cual se habla en muchas ocasiones en el Nuevo Testamento. John MacArthur dice que sin la resurrección no hay evangelio, y creo sinceramente que tiene toda la razón, no por nada Pablo dijo que sin la resurrección vana es nuestra fe. Entonces ¿por qué es tan importante la resurrección?
Para analizar esto creo que algo importante es ver la vida de los discípulos luego de la muerte de Cristo. Los discípulos de Jesús estaban viviendo una experiencia única al lado del gran Maestro. Sin embargo, cuando Jesús murió fue como si hasta allí hubiese llegado la experiencia, hasta allí llegó la ilusión que tenían de ser algo que no sea pescadores, entonces volvieron a los barcos, las redes y los pescados. No fue hasta que Cristo comenzó a aparecer una vez resucitado que pudieron al fin dejar todo eso atrás ¿Por qué? Bueno, si Cristo simplemente hubiese muerto, podría haber pasado tranquilamente por un hombre que iba en contra del sistema farisaico y lo mataron por ello, un mártir que se llevó su lucha consigo a la tumba. Todos los milagros ya no importaban porque Él ya había muerto. Sin embargo, según Oseas 6:2, Él estaría solamente 3 días en la tumba y se levantaría de entre los muertos. Y no solamente volvió a la vida, sino que volvió con un cuerpo glorificado. De todas las señales que hizo Cristo, sin dudas esta es la más importante y significativa. La resurrección, si bien era sobrenatural, era algo que ya se había visto. Jesús mismo había resucitado a Lázaro y mismo en el Antiguo Testamento podemos ver a Eliseo resucitando al hijo de la sunamita en 2° Reyes 4. Sin embargo, hubo una gran diferencia con la resurrección de Cristo, además de la diferencia de que Jesús venía cumpliendo todas las profecías que el Antiguo Testamento decía sobre Él. La gran diferencia es que en el resto de los casos otra persona resucitó al difunto, aquí fue Dios mismo, y no sólo lo resucitó, sino que ahora Él tenía un cuerpo glorificado, algo que nunca antes se había visto. Lo más cercano que se había visto era Moisés cuando le brillaba el rostro por estar con Dios. Por el cuerpo glorificado de Cristo es que la Biblia dice que Él fue la primicia de la resurrección (1° Corintios 15:23).
El hecho de ver a Jesús glorificado demostraba varias cosas que impactaron en los discípulos. Primero que nada, mostraba que el sacrificio eterno e infinito de Cristo por los pecados de todos sus elegidos había sido aceptado por Dios. Esto lo vemos como una referencia al Antiguo Testamento, al día de expiación, cuando el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo y si el sacrificio no era acepto, el sacerdote caía muerto, pero si era acepto salía de allí. De la misma forma Cristo, tanto como el sacrificio y como el sacerdote, salió victorioso. Si no hubiese sido acepto (cosa que era imposible porque Él era Dios mismo), Jesús nunca hubiese resucitado, por eso Pablo dice lo que dice en el versículo que leímos al principio. Otra cosa que demostraba el ver a Jesús glorificado es el hecho este de las primicias. Él fue el primero con un cuerpo glorificado señalando que desde ese momento, todos los que creían en Él también serían glorificados. La resurrección de Cristo es la que nos demuestra que un día podremos estar cara a cara con Dios en el cielo. Él fue el primero, y ahora, por Él, todos podemos ("Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados." 1° Corintios 15:21-22).
El pastor Sugel Michelén dijo algo en un video que hizo la pascua pasada que me dejó pensando mucho. Parafraseando un poco, Sugel dice: Cristo, con su cuerpo glorificado, pudo salir de la tumba sin siquiera mover la piedra, pero igualmente la piedra fue movida, no para que Cristo salga, sino para que el mundo pueda entrar y ver efectivamente que la tumba estaba vacía y Cristo había resucitado. Cuando pensamos de esta forma, está más que claro que la resurrección es la proclamación al mundo de que Cristo había pagado por los pecados de todos sus hijos. No fue una señal para Jesús por parte del Padre diciéndole que Él había aceptado el sacrificio, no, eso ya lo sabía. Fue una señal para nosotros, de que al fin podríamos tener una relación con Dios porque Cristo pagó la deuda y está vivo, confirmando ese pago. Pongámoslo de la siguiente forma, cuando usted va a comprar algo online, usted primero paga por el producto y al poco tiempo le llega. Si el producto no llega, usted tiene el comprobante asegurando que sí pagó por el mismo. La resurrección de Cristo es ese comprobante afirmando que la deuda por el pecado ya fue saldada, y para los hijos de Dios también se nos suma la garantía, el Espíritu Santo, como un anticipo de que recibiremos lo que Cristo pagó en la cruz. La resurrección es la señal, la proclamación más grande del Evangelio. Sin ella no tendríamos Evangelio, no sólo por la aceptación del sacrificio por parte de Dios, sino también porque nunca se hubiese proclamado el mensaje. Con lo cual, en estas fechas, anunciemos a Cristo, no volvamos, como los discípulos, a pescar; sino que anunciemos que el sacrificio fue aceptado, que Cristo pagó por los pecados, de lo cual podemos estar 100% seguros gracias a su resurrección ¡Él está vivo! ¡Significa que nuestro pecado ha sido pagado y un día le veremos a nuestro Salvador cara a cara! La resurrección de nuestro Señor nos debería motivar, no sólo a estar agradecidos y adorarle por el sacrificio, sino a proclamar este hermoso regalo del evangelio.
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