El movimiento pentecostal y carismático le dedica gran parte de sus alabanzas al Espíritu Santo ya que buscan todavía su bautismo. Hoy veremos una perspectiva bíblica sobre si es correcta este tipo de alabanza.
Es muy común en las iglesias carismáticas que la alabanza sea lo que más tiempo ocupa en una reunión, pero no porque hagan muchas canciones, sino porque entre canción y canción están un buen tiempo cantando cosas que les salen del corazón. Si bien no lo veo como algo malo, el problema está en las cosas que se dicen. La mayoría de las veces tiene que ver con que el Espíritu de Dios descienda y llene aquél lugar. Con esto, la mayor parte de la alabanza está dirigida al Espíritu Santo ya que buscan experiencias sobrenaturales en el medio de las canciones. La alabanza ya deja de ser tanto para adorar a Dios, ahora es más para sentirse bien, tratar de sentir alguna emoción que venga de Dios, y como resultado dicen que es el Espíritu Santo moviéndose por el lugar. A su vez, con esto el evangelio deja de ser protagonista y las experiencias sobrenaturales toman su lugar, haciendo que Cristo ya no sea el centro, sino el Espíritu Santo.
Ahora, si bien ambos son Dios, son parte de la Trinidad, cada uno tiene su rol. Por esta razón, muchos han salido a decir que no es correcto dirigir nuestra alabanza hacia el Espíritu Santo, ya que, según Juan 16:14, el Espíritu Santo está para glorificar al Hijo, a Cristo. Se dice que por esta razón el Espíritu Santo no recibe alabanza, sino que dirige todo hacia Jesús. Esto ha llegado a tal punto, que si las canciones dicen algo con respecto al Espíritu Santo, muchas veces se llegan a descartar y no se cantan.
Estas son las dos posturas, pero ¿cuál es la bíblica? Primero que nada, debemos pensar algo, cuando alabamos a Dios, Dios es la Trinidad, con lo cual allí está incluido el Espíritu Santo. Cuando cantamos cuán grande es mi Dios, no sólo estamos cantando cuán grande es el Padre, o cuán grande es Cristo, sino que también estamos cantando cuán grande es el Espíritu. Pero entonces ¿qué pasa con Juan 16:14 y el rol del Espíritu Santo? Bueno, ciertamente llevar la gloria a Cristo es una de las tareas del Espíritu Santo, pero creo que ver este versículo e interpretarlo de una forma en que el Espíritu no recibe alabanza es no ver el resto de la Palabra de Dios. Si vemos en el Antiguo Testamento, siempre al que estaba dirigida la alabanza era hacia el Padre, sin embargo cuando el Ángel de Jehová aparecía, el cual era una cristofanía (una manifestación de Cristo antes de su encarnación), y recibía alabanza, éste la recibía, no la negaba y no le decía a las personas que adoren a Jehová, sino que la aceptaba. Al contrario que un ángel común que niegan cualquier tipo de alabanza hacia ellos y dicen que adoren a Dios (Apocalipsis 19:10). Si bien el Ángel de Jehová aparecía para glorificar a Jehová (el Padre), no negaba, y hasta recibía las alabanzas. Lo mismo una vez que Cristo se encarnó. Él vino para dar gloria al Padre, pero igualmente no negaba si lo alababan. Entonces, si bien el Espíritu Santo está para dar gloria a Cristo, ¿por qué iría a rechazar la alabanza?¿Acaso el Espíritu es como un ángel? ¡No! El Espíritu Santo sigue siendo Dios y merece nuestra alabanza por ello. Como Cristo antes de su muerte, ambos tenían como rol dar gloria a otra persona de la Trinidad, pero no por esto rechazaban la alabanza y no era no correcto alabarle, sino el Ángel de Jehová hubiese dicho algo en el Antiguo Testamento.
Igualmente, cuando cantamos, solemos cantar en actitud de agradecimiento y adoración por quién es Dios, y ¿qué mejor manera para agradecerle a Dios que por medio de Cristo mismo?¿qué mejor manera de adorar a Dios por quién es Él que con el evangelio, siendo este momento donde más se reveló? Y no, el evangelio en las canciones no es para evangelizar a las personas, porque en ese caso el objetivo no sería Dios, sino las personas. El Evangelio en las canciones lo cantamos porque es la mejor forma de adorar por quién es Dios. Es por esto que nuestra alabanza está principalmente dirigida hacia Cristo, porque en su vida se nos reveló Dios. Sin embargo, si le queremos dedicar una canción al Espíritu en adoración por lo que Él hace en nuestras vidas a diario con la santificación, no estaría mal.
Entonces no está mal cantarle al Espíritu Santo, pero podemos alabar de una mejor forma adorando a la segunda persona de la Trinidad que es donde nuestro Trino Dios se reveló a los hombres y donde podemos ver su carácter como en ningún otro lado. Pero que no esté mal, no significa que podemos hacer lo que hacen los carismáticos. Podemos llegar a pensar que le dan importancia de más al Espíritu y disminuyen tanto al Padre como a Cristo. Pero la realidad es que no le dan importancia a nada de Dios, lo desplazan totalmente de la alabanza. Dios no es más el centro, sino que se concentran en sentirse bien en ese momento, sentirse espirituales, y es por eso que acuden al Espíritu Santo. Al no estar el evangelio en sus alabanzas no adoran a Dios por quién es Él, sino para obtener beneficios, obviamente que muchas veces no es intencional esto, pero es lo que hacen con este tipo de alabanza. Al desplazar a Cristo y poner al Espíritu como la figura central de su alabanza el evangelio no está en ella, entonces no pueden adorar a Dios por quién es Él. De vuelta, la alabanza se centra en lo sobrenatural.
Hay dos polos totalmente opuestos en este tema, pero debe haber un equilibrio. Creo que el decir que alabar al Espíritu Santo no es correcto no surgió tanto por una interpretación bíblica del rol del Espíritu Santo, sino como contraposición de ver a los carismáticos darle tanta importancia a lo sobrenatural, que, cabe destacar, no va a suceder, porque el Espíritu Santo no tiene que descender más, ni llena lugares, sino que el ya mora en el corazón de sus hijos y llena sus vidas mediante la Palabra de Dios. Mientras los carismáticos le dan suma importancia a la alabanza hacia el Espíritu, esta postura por contraposición nos hace quitarle mucho protagonismo, ya que no tiene entonces mucha diferencia con los ángeles que rechazan la alabanza. De vuelta, ni una cosa ni la otra, debe haber un equilibrio, no está mal alabar a la tercer persona de la Trinidad, pero si queremos adorar a Dios por quién Él es realmente, la forma no es a través de buscar experiencias sobrenaturales, sino por medio de la máxima revelación de Dios a los hombres: el evangelio, Cristo mismo. No rechaces una canción porque mencione al Espíritu, y recuerda la cruz siempre a la hora de cantar, es allí donde Dios nos mostró todo su carácter.
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