Continuamos con nuestra serie sobre los atributos de Dios y hoy veremos un atributo el cual es el que nos permite continuar con vida aún, estamos hablando de la Misericordia de Dios.
No hay duda alguna de que la Misericordia es un atributo de Dios, de hecho, hasta la misma RAE (Real Academia Española) así lo reconoce. En la definición que da sobre el término dice: "Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.". La palabra que se usa para Misericordia, tanto en hebreo ("rakjúm") como en griego (éleos), en la Biblia se puede traducir tanto como Misericordia como Compasión. Con lo cual, este atributo va muy relacionado con el Amor y la Bondad de Dios. Ahora, la Misericordia la podemos ver claramente relacionada con estos dos atributos pero ¿y con el resto? Bueno, con su Eternidad, Infinidad e Inmutabilidad también lo podemos ver claramente relacionado en Salmos 103:17 ("Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;"). El problema es cuando los queremos relacionar con aquellos atributos que en el entendimiento humano son contrarios, como la Santidad y la Justicia de Dios. Ante esto, creo que hay un versículo que los relaciona a la perfección Lamentaciones 3:22, que dice: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.". Según la Justicia y Santidad de Dios, cada ser humano debería haber muerto, pero Dios nos ve y a su vez tiene compasión. Pero la Misericordia de Dios es activa, no pasiva. No es como cuando hay veces que vemos gente en la calle en horribles condiciones y nos da pena, nos mueve el corazón pero no hacemos nada. No, la Misericordia de Dios, al ser también Omnipotente, es totalmente activa, y cada segundo de nuestra vida es una muestra de aquella Misericordia ya que el sólo hecho de que estemos vivos es porque Dios es paciente, aplicando su Misericordia hasta que llegue el día de su Justicia sobre la tierra. Es como ya hemos hablado anteriormente que hizo con Adán. Él merecía morir de inmediato al comer el fruto, pero Dios tuvo misericordia y lo dejó vivir otros 900 años.
Muchos han definido a la Misericordia como no recibir lo que merecemos. Y si bien en la definición no aparece de esa forma, sino que se pone como sinónimo de compasión, en un contexto jurídico si se puede definir como lo que dijimos anteriormente. Cuando el rey juzgaba a una persona por robar, por ejemplo, lo justo en tiempos antiguos era cortarle la mano, sin embargo el rey podía mostrar misericordia y dejarlo ir con la esperanza de que cambie. Ahora, es muy difícil hablar de la Misericordia de Dios y no hablar del Evangelio, ya que esta se ve reflejada en su máxima expresión de una forma muy clara en la cruz. Así como ese rey, Dios nos debe juzgar, pero no por robar solamente, sino por cada uno de nuestros pecados, sin embargo nuestro Dios nos muestra Misericordia al perdonarnos nuestros pecados y al haberlos pagado Cristo por nosotros (satisfaciendo la Justicia que se demandaba igualmente) ¿Acaso nos merecemos que Dios nos perdone de tal forma? En ninguna manera, toda nuestra vida le hemos dado la espalda, pero al ser Dios Misericordioso en su máxima expresión, Él nos perdona. Un versículo que muestra esto de forma hermosa es Tito 3:5, que dice: "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,". Aquí vemos que es todo de Él, nace de Él, se ejecuta en Él, y continúa en Él. Pero la ilustración sigue, dice que el rey le mostraba Misericordia con la esperanza que cambie, de que se vaya y no lo haga más, como con la mujer adúltera en Juan 8, donde Jesús le dice "vete, y no peques más". Sin embargo la Misericordia también es Soberana, y si bien esto lo vemos en que no todos se salvan, no a todos Dios les muestra la Misericordia de la salvación como dice Romanos 9:15 ("Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca."), también podemos ver esa Soberana Misericordia en nuestra santificación. Dios no sólo nos perdona, sino que por Su Misericordia nos regenera, nos hace nuevas criaturas para que ese cambio sea asegurado, y a partir de allí vemos que Él produce en nosotros un querer y un hacer para trabajar en nuestra santificación (Filipenses 2:12-13).
La Misericordia de Dios debe impactar en tal manera en nosotros que nos conmueva a tal punto que nunca le dejemos de estar agradecidos, que nunca dejemos de adorarle, porque cuando nosotros le dimos la espalda con nuestro pecado, Él nos amó igual, y no nos dio la condenación que demanda su Santidad y Justicia, sino que sufrió en nuestro lugar. Cada vez que evangelizo hago la siguiente pregunta: Supongamos que tenés un enemigo, que te da la espalda, que hace todas cosas contrarias a vos he intenta sabotearte todo aunque falle. Supongamos que un día le disparan pero mientras la bala viaja tienes la posibilidad de ponerte en el medio, recibir ese balazo y tu enemigo se salva aunque tu mueras ¿Lo harías? Bueno, Cristo ni lo dudó, nosotros somos como ese enemigo, y hasta peor con nuestro pecado, pero Dios se puso en el medio sin siquiera pensarlo y no salvó. Es imposible ver esa Misericordia tan grande y aún así seguir queriendo ser Su enemigo. Ver la Misericordia de Dios no debe llevarnos a otra cosa más que postrarnos y adorarle por toda la eternidad.
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