Algo muy común entre los cristianos es irnos a los extremos. Ya sea por nosotros mismos o por reacción al ver el extremo opuesto. Hoy vamos a ver distintos casos de esto y a su vez qué es lo que nos dice la Biblia.
Muchas veces, queriendo resaltar algo, nos vamos al extremo de dejar de lado otros aspectos. Ha pasado por ejemplo con el amor, que queriendo muchos resaltarlo, han dejado de lado el resto de los atributos de Dios. Pero también nos pasa que vemos como algunas personas se van al extremo y como respuesta nos vamos del otro lado de la línea. Veamos algunos ejemplos:
Un ejemplo que se da mucho hoy en día es el extremo carismático. Queriendo buscar experiencias con Dios han dejado la Palabra de Dios y se han abocado a buscar estas experiencias de formas para nada bíblicas. Esto se ha llevado al extremo de dejar de lado la teología y enfocarse puramente en las emociones, tanto en la alabanza, como en las prédicas, como en la vida misma. Sin embargo, para contrarrestar esto, muchos se han ido al otro extremo, donde es pura teología y nada de emoción. Es algo totalmente frío, un cesacionismo totalmente extremo. Y no me mal entienda, yo soy cesacionista, lo puede ver tranquilamente en mi blog sobre los dones, pero que crea que los dones cesaron no significa que no tenga emociones. La teología debe producir emociones en nosotros, sino estamos endurecidos, pero estas emociones no deben surgir de la nada tampoco como los carismáticos.
Otro ejemplo lo vimos en el blog pasado sobre la predicación contenciosa. A raíz de la cantidad de falsos maestros que no confrontan el pecado, muchos pastores se han abocado a que sus prédicas sean siempre "exhortativas". Al hacer esto, muchas veces se olvidan de hablar de la gracia también.
También esto se ve con la gran comisión. Cientos de iglesias han sido muy descuidadas con la misma, y esto ha causado el efecto contrario en otras iglesias. Recuerdo de un lugar donde si no evangelizabas cada vez que salías te hacían sentir mal, lo mismo con el discipulado. La realidad es que Dios es el que abre las puertas, y aunque debemos ser intencionales, todo depende de Él. Además esto ha provocado que personas no capacitadas se pongan a evangelizar o discipular, confundiendo más a la persona que necesita un buen fundamento bíblico.
Podríamos estar un largo rato hablando más casos como por ejemplo el hipercalvinismo, la falsa seguridad de salvación y como contraparte las dudas sobre la salvación, de un lado la música muy moderna en las alabanzas y solamente los himnos del otro lado, y muchos más. Pero creo que el ejemplo más típico es el del liberalismo y el legalismo. Muchas iglesias, al ver a las "iglesias modernas" totalmente liberales, se van al otro extremo del legalismo. Y a veces ni siquiera es un legalismo tan marcado, pero sigue siendo ese extremo. Estos dos extremos existen en consecuencia del otro. El liberalismo existe por no querer ser como el legalismo y querer ser más atractivo para el mundo, y el legalismo existe por no querer ser como el liberalismo y querer aislarse de todo. Uno es la "gracia" completa sin la ley, y otro es la ley sin la gracia. ¿Esto último le suena? Es justamente lo que Pablo quiso aclarar en los primeros capítulos de su carta a los Romanos. Pablo habla de cómo la ley ya no tiene efecto, sino que la justificación es por la fe por medio de la gracia. Pero al decir esto estaba el peligro de que personas se vayan al extremo de pecar sin problema ya que estamos en la gracia. Por eso es que Pablo desarrollará el capitulo 6 en adelante respondiendo a esto, comenzando con la pregunta que podría llegar a surgir "¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?" "¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?" (Romanos 6:1,15). A estas dos preguntas Pablo responde de la misma forma: "En ninguna manera". Pablo veía los dos extremos y trataba de aclarar que no es ni el uno ni el otro.
Creo que solemos irnos al otro extremo principalmente por temor a no caer en algo que vemos que no es bíblico. Pero eso no significa que la otra punta de la línea esté bien. Debemos tener mucho cuidado con esto y basar nuestra teología, no de acuerdo a lo que vemos, sino de acuerdo a la Biblia. Los extremos muchas veces son peligrosos porque nos hacen ser radicales en algo de lo cual la Biblia no lo hace. Entonces, lo mejor que podemos hacer es examinar absolutamente todo con la Palabra de Dios, y ver en qué cosa Dios sí es determinante que es de una forma, como por ejemplo el pecado y la salvación, y en cuales no es tan así, con lo cual, estaríamos mal si radicalizamos eso.
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