Comenzamos con el análisis de los 5 puntos que definió el sínodo de Dort, hoy conocidos como los 5 puntos del calvinismo, resumidos en el acróstico TULIP (tulipán en inglés). Hoy veremos el primero de los puntos Total Depravity o Depravación Total.
Ahora, como vimos en el blog sobre el libre albedrío, no somos libres de hacer nuestras propias elecciones ya que nuestro ser está bajo la esclavitud del pecado, y esto es algo que siempre nos condiciona. De hecho Pablo se pasa los primeros capítulos de la carta de Romanos demostrando que el ser humano es un pecador en esencia, a tal punto que si tuviese que elegir a Dios, nunca lo haría. Esto es de lo que hablan los versículos que leímos al principio de Romanos 3:10-12. La depravación parcial de la que hablan los arminianos dice que tenemos una naturaleza pecaminosa, pero que queda un remanente en nuestro ser que hace que cuando se nos presente el evangelio podamos elegir a Dios, creer y así ser regenerados, entonces en esta instancia la salvación se basa en una decisión que tomamos. Sin embargo la depravación total de la que habla el calvinismo dice que esa depravación nuestra afecta a todo nuestro ser, a tal punto de que por su propia cuenta nadie busca a Dios, nadie hace lo bueno, no hay nadie que sea justo. Esto no significa que las personas no puedan hacer cosas buenas, hay cientos de personas que no son salvas que hacen cosas buenas, pero en cuanto a lo espiritual se refiere no hacen nada bueno, sino lo malo, y todas esas buenas cosas que hacen no sirven de nada ya que en su esencia tienen una naturaleza caída.
La depravación total dice que nadie busca a Dios por su cuenta. Entonces ¿cómo hacen para encontrarse con Dios? A menudo escuchamos decir que personas inconversas están buscando la salvación, buscan a Dios. Bueno acá hay dos opciones. La primera es que en realidad no buscan a Dios, lo único que buscan es solucionar sus problemas, dicen buscar a Dios pero las razones son puramente egoístas. Haciendo esto no buscan al Dios de la Biblia, su orgullo es el que está en juego allí, no una búsqueda genuina por Dios. La segunda opción sería que la persona entonces haya cambiado la naturaleza pecaminosa que habita en sí y entonces ahora pueda buscar de forma genuina a Dios. Pero ¿cómo puede una persona cambiar su naturaleza? Simplemente no puede, pero Dios sí, por eso la salvación es del Señor. Mientras para los arminianos el proceso es primero la búsqueda de Dios y creer en Él para luego ser regenerado por esa decisión a seguirle; la postura calvinista habla de que como la depravación es total, Dios es el que tiene que intervenir primero, entonces sería primero la regeneración para cambiar esa naturaleza caída, y luego, ahora sí, la persona es capaz de buscar a Dios y creer, pero todo se inició en Dios. Mientras el arminianismo le da la iniciativa al hombre en la salvación, el calvinismo se la da a Dios, y toda la gloria es entonces para Él.
¿Qué dice la Biblia al respecto? Además de los versículos que ya vimos, Juan 6:65 dice: "Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre." También 1 Juan 4:19 dice: "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.". Entonces vemos que en la Biblia la iniciativa siempre está en Dios, si no fuese por Él, nunca le podríamos amar, ni ir a Él. Por supuesto que nosotros no lo vemos y pensamos que fuimos nosotros los que primero le buscamos, pero no fue así. Si no hubiese sido por la obra de la regeneración, del nuevo nacimiento, nunca le hubiésemos visto. Juan 3, antes de hablar de creer para la vida eterna, habla del nuevo nacimiento. Esto no es coincidencia, sino que es el orden del obrar de Dios. Romanos 8:30 también, donde vemos el obrar de Dios en la salvación, no vemos en ningún momento la intervención humana. La salvación es del Señor (Jonás 2:9). Al estar muertos en nuestros delitos y pecados, no nos podemos resucitar a nosotros mismos para creer, sino que necesitamos del obrar de Dios para esto, de su regeneración. Pensemos en Adán. Dios creó al hombre y hasta que no le dio de su aliento (símbolo de la vida), Adán era solo polvo. Fue cuando Dios sopló en él que tuvo vida. De la misma forma nosotros, estamos sin vida desde que nacemos, muertos en nuestro pecado, pero cuando Dios interviene con su vida es que nacemos de nuevo y ahora le podemos ver.
Debemos tener bien en cuenta esto, que hasta que Dios no interviene, nunca le buscaremos de una forma genuina. Esta doctrina también nos ayuda en nuestra certeza sobre nuestra salvación. Hay un video de John MacArthur, lo puede buscar en YouTube, donde una chica llamada Joy le pregunta como puede estar segura de su salvación, ya que era algo por lo que lloraba y se preocupaba mucho. MacArthur le responde de una manera muy sabia diciendo de que el hecho de que ella esté allí preocupada y buscando a Dios de esa manera le daba evidencia de que sí era salva, ya que si no lo fuese, no lo estaría buscando a Dios de esa forma. Teniendo un correcto entendimiento de lo que nos afecta el pecado original, esa naturaleza pecaminosa, esa depravación total, es que nos podemos examinar y decir realmente que Dios nos salvó, porque hoy le podemos amar y buscar por quien realmente Él es. La depravación total no tiene como objetivo mostrarnos lo gran pecadores que somos, aunque ciertamente lo hace, sino mostrarnos qué tanto dependemos de Dios aún para creer en Él y ser salvos. El calvinismo se llama frecuentemente Doctrinas de la Gracia justamente por esto, porque si no fuese por la gracia de Dios seguiríamos perdidos, no fue por nuestra decisión, sino por la gracia de Dios que nos regeneró para poder creer en Su obra redentora.
Como está escrito:Como vimos en el blog anterior, estos 5 puntos surgieron de refutar a los 5 puntos que habían establecido los remonstrantes, los seguidores de las enseñanzas de Arminio. Este punto entonces es la respuesta al primero de los puntos del arminianismo conocido como depravación parcial, un punto que habla sobre todo del libre albedrío. Como ya dedicamos un blog entero a si existe el libre albedrío o no, no nos vamos a detener mucho en eso, sino que vamos a ir al centro de lo que dice la depravación total. El punto principal acá es la naturaleza caída que viene desde Adán. La depravación total habla de que el pecado inicial de Génesis 3 afectó en su esencia al ser humano, con lo cual nacemos con esa naturaleza caída, nacemos corrompidos, muertos en nuestros delitos y pecados. Una frase que se hizo muy popular para explicar esto dice que no es que seamos pecadores porque pecamos, sino que pecamos porque somos pecadores. Esto va en perfecta armonía con lo que Santiago dice en el capítulo 1, versículos 14 y 15 de su carta cuando habla de que el pecado nace de nuestra propia concupiscencia. Pecamos porque ya nuestra naturaleza es pecaminosa y estamos bajo esclavitud de ese pecado que mora en nuestro ser.
No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Romanos 3:10-12
Ahora, como vimos en el blog sobre el libre albedrío, no somos libres de hacer nuestras propias elecciones ya que nuestro ser está bajo la esclavitud del pecado, y esto es algo que siempre nos condiciona. De hecho Pablo se pasa los primeros capítulos de la carta de Romanos demostrando que el ser humano es un pecador en esencia, a tal punto que si tuviese que elegir a Dios, nunca lo haría. Esto es de lo que hablan los versículos que leímos al principio de Romanos 3:10-12. La depravación parcial de la que hablan los arminianos dice que tenemos una naturaleza pecaminosa, pero que queda un remanente en nuestro ser que hace que cuando se nos presente el evangelio podamos elegir a Dios, creer y así ser regenerados, entonces en esta instancia la salvación se basa en una decisión que tomamos. Sin embargo la depravación total de la que habla el calvinismo dice que esa depravación nuestra afecta a todo nuestro ser, a tal punto de que por su propia cuenta nadie busca a Dios, nadie hace lo bueno, no hay nadie que sea justo. Esto no significa que las personas no puedan hacer cosas buenas, hay cientos de personas que no son salvas que hacen cosas buenas, pero en cuanto a lo espiritual se refiere no hacen nada bueno, sino lo malo, y todas esas buenas cosas que hacen no sirven de nada ya que en su esencia tienen una naturaleza caída.
La depravación total dice que nadie busca a Dios por su cuenta. Entonces ¿cómo hacen para encontrarse con Dios? A menudo escuchamos decir que personas inconversas están buscando la salvación, buscan a Dios. Bueno acá hay dos opciones. La primera es que en realidad no buscan a Dios, lo único que buscan es solucionar sus problemas, dicen buscar a Dios pero las razones son puramente egoístas. Haciendo esto no buscan al Dios de la Biblia, su orgullo es el que está en juego allí, no una búsqueda genuina por Dios. La segunda opción sería que la persona entonces haya cambiado la naturaleza pecaminosa que habita en sí y entonces ahora pueda buscar de forma genuina a Dios. Pero ¿cómo puede una persona cambiar su naturaleza? Simplemente no puede, pero Dios sí, por eso la salvación es del Señor. Mientras para los arminianos el proceso es primero la búsqueda de Dios y creer en Él para luego ser regenerado por esa decisión a seguirle; la postura calvinista habla de que como la depravación es total, Dios es el que tiene que intervenir primero, entonces sería primero la regeneración para cambiar esa naturaleza caída, y luego, ahora sí, la persona es capaz de buscar a Dios y creer, pero todo se inició en Dios. Mientras el arminianismo le da la iniciativa al hombre en la salvación, el calvinismo se la da a Dios, y toda la gloria es entonces para Él.
¿Qué dice la Biblia al respecto? Además de los versículos que ya vimos, Juan 6:65 dice: "Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre." También 1 Juan 4:19 dice: "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.". Entonces vemos que en la Biblia la iniciativa siempre está en Dios, si no fuese por Él, nunca le podríamos amar, ni ir a Él. Por supuesto que nosotros no lo vemos y pensamos que fuimos nosotros los que primero le buscamos, pero no fue así. Si no hubiese sido por la obra de la regeneración, del nuevo nacimiento, nunca le hubiésemos visto. Juan 3, antes de hablar de creer para la vida eterna, habla del nuevo nacimiento. Esto no es coincidencia, sino que es el orden del obrar de Dios. Romanos 8:30 también, donde vemos el obrar de Dios en la salvación, no vemos en ningún momento la intervención humana. La salvación es del Señor (Jonás 2:9). Al estar muertos en nuestros delitos y pecados, no nos podemos resucitar a nosotros mismos para creer, sino que necesitamos del obrar de Dios para esto, de su regeneración. Pensemos en Adán. Dios creó al hombre y hasta que no le dio de su aliento (símbolo de la vida), Adán era solo polvo. Fue cuando Dios sopló en él que tuvo vida. De la misma forma nosotros, estamos sin vida desde que nacemos, muertos en nuestro pecado, pero cuando Dios interviene con su vida es que nacemos de nuevo y ahora le podemos ver.
Debemos tener bien en cuenta esto, que hasta que Dios no interviene, nunca le buscaremos de una forma genuina. Esta doctrina también nos ayuda en nuestra certeza sobre nuestra salvación. Hay un video de John MacArthur, lo puede buscar en YouTube, donde una chica llamada Joy le pregunta como puede estar segura de su salvación, ya que era algo por lo que lloraba y se preocupaba mucho. MacArthur le responde de una manera muy sabia diciendo de que el hecho de que ella esté allí preocupada y buscando a Dios de esa manera le daba evidencia de que sí era salva, ya que si no lo fuese, no lo estaría buscando a Dios de esa forma. Teniendo un correcto entendimiento de lo que nos afecta el pecado original, esa naturaleza pecaminosa, esa depravación total, es que nos podemos examinar y decir realmente que Dios nos salvó, porque hoy le podemos amar y buscar por quien realmente Él es. La depravación total no tiene como objetivo mostrarnos lo gran pecadores que somos, aunque ciertamente lo hace, sino mostrarnos qué tanto dependemos de Dios aún para creer en Él y ser salvos. El calvinismo se llama frecuentemente Doctrinas de la Gracia justamente por esto, porque si no fuese por la gracia de Dios seguiríamos perdidos, no fue por nuestra decisión, sino por la gracia de Dios que nos regeneró para poder creer en Su obra redentora.
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