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Las 5 Solas de la Reforma: Soli Deo Gloria

Hoy llegamos al final de los 5 pilares de la sana doctrina que desarrollaron los reformadores del siglo XVI: Las 5 Solas. En este blog veremos lo que es Soli Deo Gloria, o sólo a Dios la gloria.


"Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén." Romanos 11:36
Hay dos perspectivas desde las que veremos esta sola. Primero la que pensaron los reformadores, que es la perspectiva hacia la salvación; y segundo una perspectiva general. Primero debemos definir lo que es la gloria. La gloria de Dios en el Antiguo Testamento se refería a la manifestación de Dios. Con lo cual si la gloria es su manifestación, es entendible que toda deba ser para Él. A su vez la palabra gloria es similar a la palabra honor en el original. Teniendo estos dos conceptos podemos decir que la gloria es el reflejo con honor de lo que Él es, al dar nosotros gloria a Dios, lo que estamos diciendo es que todo el honor es de Él porque Dios se manifestó en aquella cosa. Para hacerlo más entendible, le damos gloria a Dios por la creación, y Dios manifestó muchos de sus atributos en la creación; damos gloria a Dios cuando nos ocurre algún milagro, porque Dios se manifestó en aquello; damos gloria a Dios cuando Él nos provee, porque Dios se manifiesta en esa provisión (con manifestar entendemos el dejar ver algo de su carácter en estas cosas). Pero la mejor y más perfecta manifestación de Dios, donde TODOS sus atributos se vieron reflejados, fue en la cruz. Los reformadores al decir Soli Deo Gloria en la salvación estaban buscando que solo Dios se lleve el honor por ese acto ya que Él fue el que se manifestó en ese momento. Ni María, ni los santos, ni siquiera nosotros tuvimos parte en la salvación. En Romanos 8:30, donde vemos el proceso de la salvación, no vemos a ningún otro obrando allí. La cruz fue la forma que tuvo Dios de manifestar todos sus atributos en un mismo obrar, nosotros fuimos simples beneficiarios e instrumentos para aquello. Romanos 11:36 dice que todo es para Él, incluyendonos a nosotros. Nuestra razón de vivir, el sentido de la vida, es glorificar a Dios, ser un reflejo con honor de lo que Él ha hecho. Al querer el hombre decir que la salvación también depende de él, no sólo de Dios, ya sea por obras o por un decisionismo extremo donde es mi decisión la que me salva, no estamos reflejando los atributos de Dios, no le estamos dando gloria a Él. Salmos 3:8 dice que la salvación es del Señor, con lo cual, al nosotros querer formar parte de ese proceso, estamos queriendo robar algo de la gloria que no nos corresponde porque fue únicamente Dios quién se manifestó en ese momento. Al decir "soy salvo porque un día decidí por Cristo", te estas dando el mérito a ti, pero no, deberíamos decir que somos salvos simplemente por la gracia de Dios. Esto es lo que los reformadores buscaban con estas solas. Somos salvos según la sola escritura, solo por gracia, siendo justificados solo por la fe, solo mediante la obra de Cristo, solo para la gloria de Dios.
Esa fue la primer perspectiva, Dios tiene toda la gloria, se le atribuye todo el honor, sobre la salvación. Ahora, la segunda perspectiva es más general, tan general que habla de que todo lo creado, absolutamente todo, es para gloria de Dios, a tal punto que todo lo que hace la creación misma debe ser para la gloria de Dios. Bueno pero ¿Dónde entra el pecado acá, él no le da gloria a Dios? Dios tiene un plan, donde al eliminar al pecado Él se glorificará, todo tiene un propósito que es para que Él sea glorificado. Y muchas veces puede pasar por el pensamiento de uno "no es algo egocéntrico hacer tanto para uno recibir la gloria?". No, porque la gloria ya es del Él, este es un pensamiento muy humano. Si una persona hiciera cosas sólo para recibir honor él mismo, sí  sería egocentrico. Pero este no es el caso de Dios, Él no necesita nada para sentirse satisfecho como nosotros que buscamos nuestra gloria para sentirnos mejor, Dios ya es completo en sí mismo. La gloria de Dios y la del hombre no tiene nada que ver una con la otra. Dios merece todo el honor, nosotros no. Volviendo a la perspectiva general, Pablo exhorta que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios (1° Corintios 10:31). ¿Qué significa esto? Es ver que en cada cosa que hacemos, Dios nos demuestra algo de su carácter. Si comemos, Dios nos está mostrando su bondad al permitirnos y darnos para comer. Si hicimos un logro, Dios nos lo concedió. Dar la gloria a Dios en todo lo que hacemos, es reconocerle en todas estas cosas, reconocerle en nuestros caminos. En consecuencia, si nosotros lo vemos en cada una de estas cosas, vamos a adorarle, a darle el honor (el cual ya tiene). Muchas veces decimos "sí, gloria a Dios, sólo a Él la gloria", pero en nuestro interior estamos pensando "miren lo que hice". Eso no es glorificar a Dios porque no estamos reconociendo que fue Él quién lo hizo, y como humanos luchamos mucho con esto, queriendo siempre formar parte de la gloria de Dios, la cual dice Dios mismo que no la compartirá con nadie (Isaías 42:8). No con decir gloria a Dios es que lo estamos haciendo.
Para terminar ¿Querés darle la gloria a Dios con tu vida, con cada cosa que haces? Reconocé el obrar de Dios entonces en cada una de estas cosas. Si, parece difícil, o más bien casi imposible, porque es algo con lo que luchamos el dejar nuestro yo atrás y verlo a Él; pero justamente debemos luchar. Es en la salvación donde damos el primer paso para esto, donde dejamos nuestro yo atrás para mirar a Cristo, pero nuestra toda vida también debe ser así, para eso fuimos diseñados, para eso todo fue creado. Hasta aquí la serie sobre las 5 solas de la reforma protestante. Estas son las marcas de una sana doctrina ¿Cómo lo sabemos? Porque primero que las vemos en la Biblia, y segundo porque buscan darle toda la gloria a Dios. Reflexionemos en sí las vemos en nuestro diario vivir y en nuestro interpretación de la Palabra.

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