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Cómo tener convicciones bien fundamentadas

Creo que es importante empezar este año con el tema de las convicciones y cómo tener convicciones bien fundamentadas para que a lo largo de este nuevo año podamos desarrollar convicciones cada vez más fuertes, lo cual lleva su tiempo.


"Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" 1° Corintios 2:5

Hay una parábola que dijo el Señor muy conocida sobre los dos fundamentos. Por un lado tenemos al que edifica sobre la arena y su casa termina derrumbándose por no estar bien cimentada, y por el otro tenemos al que edificó sobre la roca y al estar sobre buen fundamento, esta sobrevivió a todo lo que vino. Si bien esta parábola habla de nuestra vida y como si nos fundamentamos en Cristo, que es la Roca, sobreviviremos a las diversas pruebas, se puede igualmente hacer una muy buena aplicación con respecto a las convicciones. Si nosotros no tenemos convicciones bien fundamentadas, existe la posibilidad de que el día de mañana venga una persona muy convincente con una doctrina distinta y nos haga dudar o hasta cambiar nuestro pensamiento. Ahora ¿Cuál sería el fundamento que equivale a la arena y cuál el que equivale a la roca? Creo que Pablo lo expresa muy bien en el pasaje de 1° Corintios 2. Aquí Pablo les dice que él era cuidadoso cuando predicaba de que su predicación no se base solamente en su oratoria y en un discurso convincente. Sino que lo que él quería era simplemente mostrarles a Cristo. Esto por dos razones dice Pablo: una para no gloriarse en sí mismo (1° Corintios 1:31), y dos para que la fe de ellos esté correctamente fundamentada (1° Corintios 2:5).
A la luz de esto, y de Romanos 10:17 ("Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios"), Creo que existen dos fundamentos para la fe. Uno son las palabras de los hombres, y otro es la Palabra de Dios. Uno ahora cuando lo ve así, ve claramente que la Palabra de Dios es la roca y las palabras de los hombres es la arena. Pero ¿lo vemos tan así en la práctica? Y no solamente estoy hablando de hombres que se dicen pastores y predican cosas que la Biblia no dice. No, también hablo de pastores de sana doctrina, que predican la Biblia de manera expositiva. Si nuestras convicciones se basan en lo que dicen John Piper, Paul Washer, Sugel Michelén u otros, esas convicciones pueden llegar a fallar en algún momento por más de que la predicación de estos hombres esté fundamentada en la Palabra. Aún mismo, entre ellos, hay temas de doctrinas secundarias en los que no se ponen de acuerdo, tales como los dones, la escatología, etc. Si bien, al escuchar pastores sanos es más difícil que nos convenza o nos haga dudar una doctrina hereje, si nos puede hacer dudar o convencer otras doctrinas secundarias de otros pastores sanos también.
Entonces ¿cómo puedo tener una convicción fundamentada sobre la roca de la Palabra de Dios? Les voy a contar mi experiencia que es lo que Dios usó para que aprenda esto. Yo venía de una iglesia carismática y me fui a estudiar a un seminario cesacionista. Durante mucho tiempo estuve negado a aceptar el cesacionismo por todo lo que me había enseñado en esa iglesia. Hasta que llegó un punto en el que lo que me enseñaban en el seminario me hizo comenzar a dudar. Con lo cual, conociendo lo que decían las dos posturas, agarré la Biblia y empecé a buscar los pasajes que hablaban sobre el tema, sin ninguna otra cosa más que la Biblia y una concordancia Griego/Español. Llegado un punto del estudio, lo que comencé a ver en la Palabra era otra cosa a la convicción que tenía, y allí la roca comenzó a tomar el lugar de la piedra en el fundamento de mis convicciones sobre ese tema, dejando de lado lo que había aprendido de boca de otras personas. Algo parecido me pasó con el Arminianismo y el Calvinismo. El seminario donde estudié seguía más bien una doctrina Arminiana aunque no completa ya que no creían ni en la pérdida de salvación ni en que el hombre naciese bueno. Pero en cuanto a lo que es la predestinación y la expiación limitada, toda mi vida había aprendido una cosa distinta a lo que el Calvinismo dice. Llegada la clase de soteriología (la doctrina de la salvación), el profesor lo único que hacía en la materia era agredir al calvinismo e intentar refutarlo, viéndolo él como herejía. Como mis padres ya en este punto habían adoptado el calvinismo, comencé a estudiar las dos doctrinas. Una vez ya sabiendo lo que decían las dos me puse a ver lo que la Biblia reflejaba. Yo hasta este punto seguía manteniendo una postura más Arminiana. Pero de vuelta la roca reemplazó a la arena y aquello que se fundamentaba en lo que me habían enseñado, ahora se fundamentaba en la Palabra. Y hay veces que la convicción que tenemos antes de nuestro estudio, basada en lo que dicen las personas, termina siendo también lo que vemos en la Biblia, pero igualmente el fundamento ahora es mucho más firme. Pero cada vez que vamos a estudiar algún tema, debemos ir con humildad a la Palabra, dispuestos a cambiar nuestro pensamiento si vemos en la Biblia algo distinto a lo que pensábamos.
Concluyendo. Para tener convicciones bien fundamentadas, es bueno estudiar lo que dicen las distintas posturas (dentro de las lógicas, las que son claramente herejías como el evangelio de la prosperidad no hace falta), y luego ver qué es lo que la Palabra dice. Y esto último es lo esencial ya que si nos quedamos sólo con la parte de la investigación de las posturas, va a seguir siendo un fundamento basado en lo que algún pastor dijo (por más de que lo que diga sea bíblico). Mismo también hablo de artículos como mis blogs o los de cualquier otro lado. Debemos someter absolutamente todo lo que escuchamos a la Palabra de Dios y ver qué es lo que allí Dios nos habló. Así es como nuestras convicciones se basan en el Poder de Dios y como Dios nos aumenta en la fe (1° Corintios 2:5 y Romanos 10:17)

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