Hoy en día se habla mucho de la obra misionera en el mundo, y gracias a Dios que muchos de sus hijos han ido a dar las Buenas Noticias de salvación a lugares donde todavía no se habían escuchado. Pero como todo tema que tiene peso en el ámbito cristiano, se han dicho, o se creen, muchas cosas que no son el modelo de Dios. Por eso hoy quiero que veamos como dice la Biblia que son las verdaderas misiones.
Si hablamos de misiones en la Biblia, definitivamente nos tenemos que conducir al libro de Hechos y también a la vida de los apóstoles, siendo la de Pablo quizás la que más podemos tomar de referencia. Si hay algo interesante que resaltar es que Pablo no se quedaba en un lugar estático, siempre iba viajando, sin embargo, otros apóstoles se quedaron haciendo su ministerio en Jerusalén. Esto significa que no todos necesariamente debemos irnos a lugares remotos para predicar el evangelio. Y ese, hoy en día, es un concepto errado que muchos tienen, llegan a darle tanta importancia al misionado, que si no te vas a Medio Oriente, es porque no rindes tu voluntad al 100% a Dios. No, esto no es así, de hecho hasta Pablo mismo fue detenido en Hechos 16 para no ir a ciertos lugares hasta ser enviado a Macedonia. No es un trabajo nuestro el ir, solamente estar atentos a qué es lo que Dios quiere que haga y hacerlo. Si Dios quiere que vaya a la India a ser misionero, Él abrirá las puertas para hacerlo y yo podré ir, pero si Dios quiere que me quede sirviendo en mi iglesia local, también está perfecto, porque Dios lo determinó de esa forma. Ahora bien, hablando de Pablo y sus viajes, podemos ver que a donde iba el Apóstol fundaba una iglesia o discipulaba a alguien que lo haría, como por ejemplo Epafras. Pablo no iba a pintar lugares, no iba a construir casas, no iba a llevar donaciones, él iba a hacer algo conciso: Evangelizar, hacer discípulos y fundar iglesias. El trabajo social nunca aparece dentro de la gran comisión, una persona que se va a otro país a hacer estas cosas y no cumple con la gran comisión, no es un misionero, a pesar de que se llame a sí mismo de esa forma. El modelo de Pablo era totalmente otro, él cumplía la gran comisión con el objetivo de fundar iglesias en ese lugar. Recordemos que la voluntad de Dios para esta era entre sus dos venidas es la iglesia. Pensando en esto, podemos ser parte de la obra misionera desde nuestro lugar, participando en la fundación de iglesias sanas, algo que aquí en Argentina por lo menos escasea mucho. Esto no significa que si Dios conduce nuestra vida para ir a algún lugar de Medio Oriente, no vayamos, porque allí necesitan iglesias igualmente. Y de hecho en lugares con persecución, no vamos a poder empezar desde un primer momento a hacer todo esto, y probablemente también tengamos que hacer trabajos sociales para tener buen testimonio, pero siempre debemos tener en mente que ese no es nuestro objetivo final, el objetivo de una persona que va a misionar debe ser hacer discípulos para que luego se pueda terminar fundando una iglesia allí. A su vez debemos preparar personas para dejar en nuestro lugar una vez fundada la iglesia, ya que Dios nos puede guiar a hacer lo mismo en otros lados, como hizo con Pablo.
Entonces un misionero real, es un fundador de iglesias, un discipulador, y esta persona debe cumplir con los requisitos para el pastorado, ya que aunque sea por un tiempo, va a ser el pastor de esas ovejas que está discipulando y con quienes empezará la iglesia. Por esta razón es que esa persona también debe ser enviado por la iglesia, de la misma manera que pasó con Pablo en Hechos 13. Las misiones no son algo separado de la iglesia, son parte de la iglesia. La misión es cumplir con la gran comisión en lugares donde el evangelio o la doctrina sana escasea. Todos tenemos la responsabilidad de cumplir la gran comisión y de orar por los lugares que no han sido alcanzados, pero no a todos Dios llama a convertirse en misioneros e ir a esos lugares de la manera que Pablo lo hacía. Es el mismo caso que el pastorado, todos debemos discipular y enseñar la Palabra de Dios, pero no a todos Dios pone al frente de una iglesia para hacerlo. Tengamos cuidado con decirle misionero a cualquier persona, desprestigiando así el nombre de personas que sí hacen la voluntad de Dios para las misiones. Y si a vos te gustaría irte de misionero a algún lado, te animo que estudies la vida de Pablo en profundidad para así poder tener un modelo Bíblico el día que Dios te envíe.
Si hablamos de misiones en la Biblia, definitivamente nos tenemos que conducir al libro de Hechos y también a la vida de los apóstoles, siendo la de Pablo quizás la que más podemos tomar de referencia. Si hay algo interesante que resaltar es que Pablo no se quedaba en un lugar estático, siempre iba viajando, sin embargo, otros apóstoles se quedaron haciendo su ministerio en Jerusalén. Esto significa que no todos necesariamente debemos irnos a lugares remotos para predicar el evangelio. Y ese, hoy en día, es un concepto errado que muchos tienen, llegan a darle tanta importancia al misionado, que si no te vas a Medio Oriente, es porque no rindes tu voluntad al 100% a Dios. No, esto no es así, de hecho hasta Pablo mismo fue detenido en Hechos 16 para no ir a ciertos lugares hasta ser enviado a Macedonia. No es un trabajo nuestro el ir, solamente estar atentos a qué es lo que Dios quiere que haga y hacerlo. Si Dios quiere que vaya a la India a ser misionero, Él abrirá las puertas para hacerlo y yo podré ir, pero si Dios quiere que me quede sirviendo en mi iglesia local, también está perfecto, porque Dios lo determinó de esa forma. Ahora bien, hablando de Pablo y sus viajes, podemos ver que a donde iba el Apóstol fundaba una iglesia o discipulaba a alguien que lo haría, como por ejemplo Epafras. Pablo no iba a pintar lugares, no iba a construir casas, no iba a llevar donaciones, él iba a hacer algo conciso: Evangelizar, hacer discípulos y fundar iglesias. El trabajo social nunca aparece dentro de la gran comisión, una persona que se va a otro país a hacer estas cosas y no cumple con la gran comisión, no es un misionero, a pesar de que se llame a sí mismo de esa forma. El modelo de Pablo era totalmente otro, él cumplía la gran comisión con el objetivo de fundar iglesias en ese lugar. Recordemos que la voluntad de Dios para esta era entre sus dos venidas es la iglesia. Pensando en esto, podemos ser parte de la obra misionera desde nuestro lugar, participando en la fundación de iglesias sanas, algo que aquí en Argentina por lo menos escasea mucho. Esto no significa que si Dios conduce nuestra vida para ir a algún lugar de Medio Oriente, no vayamos, porque allí necesitan iglesias igualmente. Y de hecho en lugares con persecución, no vamos a poder empezar desde un primer momento a hacer todo esto, y probablemente también tengamos que hacer trabajos sociales para tener buen testimonio, pero siempre debemos tener en mente que ese no es nuestro objetivo final, el objetivo de una persona que va a misionar debe ser hacer discípulos para que luego se pueda terminar fundando una iglesia allí. A su vez debemos preparar personas para dejar en nuestro lugar una vez fundada la iglesia, ya que Dios nos puede guiar a hacer lo mismo en otros lados, como hizo con Pablo.
Entonces un misionero real, es un fundador de iglesias, un discipulador, y esta persona debe cumplir con los requisitos para el pastorado, ya que aunque sea por un tiempo, va a ser el pastor de esas ovejas que está discipulando y con quienes empezará la iglesia. Por esta razón es que esa persona también debe ser enviado por la iglesia, de la misma manera que pasó con Pablo en Hechos 13. Las misiones no son algo separado de la iglesia, son parte de la iglesia. La misión es cumplir con la gran comisión en lugares donde el evangelio o la doctrina sana escasea. Todos tenemos la responsabilidad de cumplir la gran comisión y de orar por los lugares que no han sido alcanzados, pero no a todos Dios llama a convertirse en misioneros e ir a esos lugares de la manera que Pablo lo hacía. Es el mismo caso que el pastorado, todos debemos discipular y enseñar la Palabra de Dios, pero no a todos Dios pone al frente de una iglesia para hacerlo. Tengamos cuidado con decirle misionero a cualquier persona, desprestigiando así el nombre de personas que sí hacen la voluntad de Dios para las misiones. Y si a vos te gustaría irte de misionero a algún lado, te animo que estudies la vida de Pablo en profundidad para así poder tener un modelo Bíblico el día que Dios te envíe.
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