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Evangelismo: ¿Cómo lo hago?

Hasta el momento en nuestra serie sobre evangelismo venimos hablando mucho de la teoría y quizás eso ya lo sabías, pero al momento de predicarle a un desconocido el evangelio no sabes por dónde empezar. Bueno hoy quiero compartirles un poco sobre como animarse a hacerlo.


Primero quiero dejar en claro que, cuando Dios nos abre las puertas para hacerlo, no hay excusa válida. Si no tenemos ganas, ya vimos en el primer blog de la serie que Dios puede usarlo de igual manera. Si somos tímidos para hablar tenemos que tener en claro 2° Timoteo 1:7-8 "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.". Ahora, supongamos que vemos a una persona sola, llorando y sentada en una plaza; este sería como un escenario dónde Dios nos ha abierto una puerta para compartir el evangelio, pero ¿cómo hago para vencer la timidez e ir a hablarle? Bueno primero antes que nada ora, pedile a Dios que te de las fuerzas para hacerlo y las palabras a la vez, recordá que en esto también dependemos de Él. Luego de orar (no debe ser algo largo, simplemente pedirle eso) se necesita lo que yo llamo "30 segundos de valentía". Sólo toma 30 segundos el ir y hablarle a una persona. Una vez que empezas a hablar, la conversación se va dando sola.
El siguiente paso, luego de saludar, es saber qué decir. Tristemente vivimos en un mundo dónde si uno va directamente a hablar de Dios, las personas rechazan desde el primer momento. Ya sea porque piensan que somos Testigos de Jehová o porque la gente no quiere saber nada con "otra religión más", pero las personas rechazan inmediatamente cuando uno va a hablar directamente. A parte, si tenés el tiempo, es mejor conocer a la persona, preguntarle en qué cree, si cree en la existencia de Dios o no, si cree que la Biblia es la Palabra de Dios o no, qué cree que hay después de la muerte, o mismo también cosas de su vida, mostrarte interesado. Hoy en día que una persona desconocida nos venga a hablar y se preocupe por nosotros sin siquiera conocernos impacta, obvio que esto hay que hacerlo con un cierto límite para no espantar a la persona. Entonces, depende a lo que cree esa persona es que vamos a ir preparando el terreno para compartirle el evangelio. Esto lo hacemos mediante la apologética, como vimos en el blog anterior. Ya sabemos en qué muleta se apoya, así que ahora, por medio de la apologética, se la debemos intentar sacar para que esté más abierta a la hora de presentar el evangelio. Y algo esencial en eso es que si le hablamos a una persona, no es para debatir, no es para demostrar que nosotros tenemos la razón, es para que la persona sea salva por medio del evangelio. Si vamos con otra intención, bueno eso ya es cuestión de orgullo nuestro, y si bien Dios puede usar ese evangelismo que sale de un corazón incorrecto para que la persona se salve, estaríamos pecando. Debemos ir a las personas con misericordia, viendo lo perdidos que están y como se dirigen al infierno. Una vez quitada la muleta, o aunque sea habiendo aplanado un poco el terreno, llega el momento de presentar el evangelio. Primero y principal, tengamos en cuenta que es por medio de la Palabra que llega la fe, con lo cuál debemos mostrar en la Biblia que lo que decimos es así. Cada uno tiene sus versículos para evangelizar, con lo cuál no te voy a decir cuales debes usar, pero sí te voy a decir qué es lo que deben reflejar esos versículos, luego busca los que te parecen fácil de memorizar y listo. Lo primero que debemos presentar es a Dios, quién es Dios, el creador del universo, y cómo es. En esto podemos mostrar muchos de sus atributos, pero el principal para este momento es la Santidad de Dios ¿Por qué? Porque el paso siguiente es compararnos con Dios, con lo cuál, irrefutablemente vamos a terminar en que el hombre es pecador. Esto, mostrado en la Biblia, y a su vez haciéndolo personal, la persona se debe sentir pecadora. Y si bien es el Espíritu Santo el que pone la convicción de pecado, debemos insistir en este punto ya que si no lo hace, ¿de qué se va a arrepentir? Un profesor del instituto lo ponía de la siguiente manera: si una persona se está ahogando, pero no cree que lo está haciendo, es de gusto tirarle un salvavidas. Una vez que la persona lo reconoce, o insistimos suficiente y vemos que no pasa nada, pasamos al siguiente punto, por ahí no se siente pecador en ese momento pero Dios puede usar lo que hablemos allí en un futuro, con lo cuál debemos terminar el mensaje. El siguiente punto sería la consecuencia del pecado, cómo este nos separa de Dios. Esto para luego mostrarle la solución que Dios da, que es Cristo y su sacrificio. Luego de presentar el evangelio debemos decirle que Dios demanda arrepentimiento y creer en Él, ya que Cristo murió por nuestros pecados, lo mínimo que podemos hacer es arrepentirnos de nuestros pecados. Podemos cerrar con una oración o no, sin embargo si hacemos esto debemos saber que la oración esa no salva, y no podemos decirle a la persona "listo, ya sos cristiano, es así de simple", porque no lo sabemos. Veremos si Dios le salvó por sus frutos, si su arrepentimiento y fe son genuinos o no. Por eso yo no le diría nada a la persona sobre si ya es salvo o no, sino simplemente, luego de terminar de presentar el evangelio, o luego de la oración (si la hacemos, cosa que no es necesaria) lo invitaría a mi iglesia. Si luego lo veo en la iglesia, bueno puede ser que Dios esté obrando y debemos seguir insistiendo con el evangelio para ver si realmente entendió, y sino va bueno, no era la voluntad de Dios, con lo cual no debemos frustrarnos, porque es Él el que salva, no nuestras palabras. Ahora bien, si quieres predicar a grupos, por ejemplo, en el transporte público, o en plazas, se aplica los mismos principios desde los 30 segundos de valentía, excepto que quizás no puedas hacer las preguntas y hacerlo personal, con lo cual deberás presentar el evangelio directamente, o sobre una apologética general para una creencia común en la región donde vives. También sugiero que tengas algún folleto de tu iglesia para darle a la o las personas, o si es una sola, pasarle algún contacto tuyo si se muestra interesada. A su vez los folletos nos dan una excusa para pedir permiso para compartir el evangelio a grupos de personas, como por ejemplo en un colectivo.
Recuerda, ora a Dios y ten esos 30 segundos de valentía. Espero que les sea útil para empezar a compartir el evangelio, y tranquilos, lleva un tiempo, al principio siempre va a costar, o te vas a olvidar de decir cosas, o vas a cometer errores, pero gracias a Dios, Él salva a las personas a pesar de nosotros.

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