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El Evangelismo y la Apologética

Siguiendo con la serie sobre el evangelismo que comenzamos la semana pasada, hoy quiero que veamos algo esencial, ya adentrándonos en los aspectos prácticos: ¿Es correcto el uso de la apologética en la evangelización?


Primero vamos a empezar definiendo lo que es la apologética. El diccionario lo pone de la siguiente manera: "Es la parte de la teología que pretende defender racional o históricamente los dogmas de la fe cristiana". Para ilustrarlo, cuando hablamos de pruebas científicas que respaldan lo que dice la Biblia, eso es apologética. También, según esta definición viene por la parte racional, con lo cual cuando usamos la lógica para llegar a una conclusión, la cual es la misma que dice la Biblia, estamos haciendo uso de la apologética. ¿Cómo se aplica esto al evangelismo? Bueno muchas veces, cuando evangelizamos hacemos más uso de nuestras propias palabras tratando de convencer a las personas en vez de evangelizar por medio de la Palabra de Dios. Para esto debemos recordar Romanos 10:17 "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios". Dios es el que da la salvación por medio de la Biblia, nosotros somos simplemente mensajeros de la Palabra. Pero igualmente, si bien la salvación la da el Señor, nosotros somos responsables de como presentamos el evangelio. Si somos sinceros, el evangelio lo podriamos presentar en un minuto con unos cuantos versículos, ¿pero sería prudente eso? Evidentemente no. Debemos presentarlo de la manera más clara posible para cada persona, y aquí es donde entra la apologética.
Hoy en día vivimos en un mundo que está lleno de creencias y religiones falsas, todas apuntando a cegar el entendimiento de la gente al evangelio. Las personas ponen su esperanza en esas creencias huecas, cuando el evangelio te lleva en realidad a ponerlas en Cristo. Para poder presentar correctamente el evangelio a una persona, debemos primero sacarle la muleta en la cual se están apoyando, quitarle el velo de los ojos. Ahora bien, esto lo hace Dios, pero puede ser que Dios nos utilice a nosotros para aquello, con lo cual debemos ser responsables con la comisión que se nos dio y presentarlo de la mejor manera posible. Pablo mismo hizo esto en Atenas en el famoso caso del Dios no conocido (Hechos 17:16-34). Pablo utilizó esa inscripción que vio para que así los atenienses estén más atentos al mensaje del evangelio que luego presentó. Debemos captar la atención de la persona, y esto se hace sacándole la muleta en que se están apoyando, ya que si sigue apoyándose en su creencia errada, no prestará atención en el momento de escuchar el verdadero mensaje de salvación.
Para saber entonces como usar la apologética para luego presentar el evangelio (cabe aclarar que ese es el orden, no evangelizamos sólo con apologética como dijimos antes), debemos primero conocer a la persona. Si ya la conocemos entonces quizás ya sabemos por qué lado encarar. Si no la conocemos, lo mejor es empezar haciéndole preguntas a la persona y depende a eso vamos a ver hacia donde nos dirigimos (en la apologética, no en el evangelismo, ya que el evangelio es uno para todos). Lo que tiene de difícil esto es que en Latinoamérica estamos más acostumbrados a evangelizar católicos, personas que creen que Jesús existió pero no han creído el evangelio verdadero aún, pero ¿qué pasa si no tiene esa creencia? Nunca me voy a olvidar una vez que estábamos volviendo en tren del instituto bíblico y nos pusimos a evangelizar, algo que hacíamos bastante. Pero recuerdo que esa vez me senté al lado de un señor y empezamos a hablar. Resultó ser que el señor seguía el macumba, no tenía ni idea de como arrancar a hablar del pecado, de Dios o de Cristo porque no tenía ni idea de qué creía ese hombre. Por ahí no yéndonos a un caso tan extremo, con los ateos también pasa lo mismo, no podemos empezar a hablar de Dios de la nada a una persona que niega su existencia. Lo mismo pasa cuando se nos presenta la oportunidad para hablar con un musulmán, un mormón, un judío, o un testigo de Jehová (los cuales ellos mismos nos dan la oportunidad para evangelizarles). En mi opinión, para poder presentar el evangelio de la mejor manera, siendo diligentes, debemos aprender como encarar en un principio, usando la apologética para llegar luego sin obstáculos al evangelio, a cada uno de los grupos posibles, y esto lleva su preparación y estudio sobre esas creencias, aunque sea de manera básica. Por otra parte, cuando evangelizamos a un grupo y no sólo a una persona, está bueno, como hizo Pablo, usar algo que puedan llegar a tener en común esas personas para presentar el evangelio.
Por último, si, tenemos mucho que aprender sobre cómo evangelizar a las personas, cómo hablar con ellas sobre Cristo; pero siempre debemos tener en cuenta igualmente que no depende de nosotros, sino de Dios. Dios puede usar el evangelismo más pobre que existe para que una persona igualmente llegue al arrepentimiento, todo porque la salvación la da Dios, estamos bajo su Soberanía. Las personas no se convierten por nuestras palabras sino a pesar de ellas. Pero de vuelta, esto no quita que no debamos presentar el evangelio a cada persona de la mejor manera que podamos, debemos ser diligentes en la presentación del evangelio. En conclusión, la apologética no evangeliza, pero sí nos permite presentarle el evangelio de una forma más clara a cada persona.

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